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sábado, 5 de noviembre de 2016

¿Qué habéis hecho con Solange? (1972)




A menudo el nombre Massimo Dallamano pasa casi inadvertido para los aficionados del giallo, pero lo cierto es que además de haber sido un eficiente director de fotografía [se puede apreciar su trabajo en Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964) o La muerte tenía un precio (Per qualche dollaro in piu, 1965) de Sergio Leone] fue uno de los realizadores que mejores resultados consiguieron en el género. Sirva de ejemplo esta ¿Qué habéis hecho con Solange? (Cosa avete fatto a Solange?, 1972), posiblemente uno de los gialli más controvertidos y oscuros de los muchos que surgieron durante la década de los setenta.  



Basada "libremente" en la novela El secreto del alfiler de Edgar Wallace, Dallamano se adentra en una intriga que se cuece a fuego lento y en la que se nos relata las desventuras de Henry (Fabio Testi), un apuesto maestro de instituto que mantiene una relación extramatrimonial con Elizabeth (Cristina Galbó), una de sus alumnas. En uno de sus furtivos encuentros deciden ir a dar un paseo en barca, cuando la muchacha parece ver a un misterioso hombre vestido con sotana clavando un cuchillo en el sexo de la víctima. Henry piensa que se trata del propio miedo de Elizabeth a ser desvirgada y no la cree, pero al día siguiente le anuncian que una de las chicas a las que impartía clases ha sido asesinada y ha aparecido con un arma blanca clavada en el interior de su vagina. Preso por los remordimientos, Henry emprende por su cuenta una pequeña investigación cuando la propia Elizabeth aparezca muerta en el apartamento que tenía destinado a sus escarceos amorosos, hasta dar con un oscuro secreto del pasado que rodeaba a cada una de las víctimas.



Aunque rebaja el tono a la hora de tratar el sexo con menores, este título no duda en abordar temas como el aborto haciendo gala de una misoginia y una amoralidad que recuerda a otras cintas como ¿Quién la ha visto morir?, con la que también comparte su tono anticlerical y una puesta en escena más formal, además de redimir de todos los “pecados” a sus protagonistas masculinos. Por otra parte, en el elenco actoral encontramos a Camille Keaton - uno de los rostros imprescindibles del cine de terror más malrollero de los setenta - que aunque no pronuncia una sola palabra durante la película, logra atraparnos con su magnetismo y su mirada.



¿Qué habéis hecho con Solange? se aleja de las retorcidas (y tramposas) tramas a las que normalmente nos tiene acostumbrado este subgénero y luce una narración pausada que irá increscendo hasta llegar a su sorprendente desenlace. Todo ello apoyado por la fotografía de Aristide Massaccesi (es decir, Joe D’Amato) y la banda sonora compuesta por Enio Morricone (y orquestada por Bruno Nicolai) que otorgan una aura sombría a esta bomba de incorrección política que a día de hoy sería recibida a palos. 

Reseña escrita originalmente para el blog "Blood Stab": http://bloodstab.blogspot.com

sábado, 13 de junio de 2015

Una droga llamada Helen (1970)

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Reza el popular dicho que no hay dos sin tres. Tras ocuparnos en semanas anteriores de La dama roja mata siete veces y Vicios prohibidos, hoy le toca al turno a Una droga llamada Helen dentro de la serie de artículos que venimos dedicando a los giallos editados en su colección dedicada al estilo por Regia Films. Esta vez es nuestro colaborador Juan Pedro Rodríguez Lazo quien se encarga del texto sobre esta coproducción italo-hispano-francesa dirigida por Umberto Lenzi y encuadrada en su serie de colaboraciones con la actriz norteamericana Carroll Baker.

LA PELÍCULA

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Tal y como se ha dicho multitud de veces Una droga llamada Helen / Paranoia –titulada inicialmente Fórmula 1 durante su rodaje en Mallorca[1] -, es la última entrega de la trilogía que Umberto Lenzi rodó con Carroll Baker de protagonista, completada por Orgasmo (1968) y Así de dulce, así de maravillosa (Cosí dolce… Cosí perversa, 1969)[2]. Según cuenta su responsable en una entrevista aparecida en la revista Dirigido por[3], la película bebe innegablemente de dos títulos franceses de principios y finales de la década de los sesenta: A pleno sol (Plein soleil, 1960) de René Clement, y La piscina (La piscine, 1969) de Jacques Deray, ambas con Alain Delon[4] de protagonista. El caso es que Una droga llamada Helen suele ser tratada como un caso más bien singular, pues Lenzi decide darle más peso a la trama, alejándose así sustancialmente del manierismo que fueran seña principal del giallo una vez quedará codificado por aquellos mismos años. Aquí están presentes los ingredientes propios que todo giallo debe lucir – es decir, violencia y erotismo (a menudo unidos) -, cierto, aunque de un modo mucho más comedido de lo que después sería norma dentro del estilo. Por el contrario, el libreto firmado por Bruno Di Geronimo, Marie Claire Solleville, Marcello Coscia y el español Rafael Romero-Marchent, se dedica más bien a tejer una espinada historia en la que prima el suspense, en lugar de recrearse en los truculentos asesinatos tan característicos de este subgénero.

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Aunque también es verdad que en lo que respecta al sexo se da bastante manga ancha y Carroll Baker, otrora “Lolita” en la magistral Baby Doll (Elia Kazan, 1956), se muestra bastante generosa en las escenas de desnudos, retratándose a sí misma como una ninfómana ávida de deseo por culpa de su exmarido, al que interpreta Jean Sorel. Incluso siguiendo por esta senda, podemos llegar a pensar que tras el interés y amabilidad con el que Anna Proclemer (quien da vida a la esposa de Sorel en la película) recibe a Helen, se esconde la posibilidad de una relación homosexual entre ambas mujeres o incluso un ménage à trois junto al apuesto playboy.[5]

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Y ya que hablamos de ella, no puede por menos que destacarse la forma en la que dentro del apartado actoral sobresale la interpretación de la Baker, por aquella época presencia habitual de producciones europeas de esta naturaleza. Como acabamos de decir, la actriz estadounidense interpreta a la Helen del título, una mujer que después de sufrir un aparatoso accidente de coche se le prohíbe el tabaco, el alcohol y las emociones fuertes (y esto incluye el sexo), decidirá aceptar a invitación de su antiguo esposo para que pase una temporada en su mansión de Mallorca mientras se restablece. Por el contrario, su partenaire en esta ocasión, el mencionado Jean Sorel[6], está muy lejos en su papel de playboy del carisma poseído por otros hommes fatales, tales como el propio Delon[7] en la ya citada A pleno sol, filme que, por cierto, está basado en la novela El talento de Mr. Ripley de Patricia Highsmith. El resto del elenco se muestra correcto en sus respectivos roles, aunque me gustaría destacar la labor realizada por Marina Coffa[8] interpretando a la hija de la víctima. Esta actriz de efímera carrera en cine y televisión, pero bastante popular gracias a las fotonovelas de la época, dotó a su personaje de un letal atractivo, mostrándose convincente hasta en los pasajes más inverosímiles del metraje.

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Nos encontramos, en definitiva, con un giallo que tiene un acabado visual menos desmelenado y extravagante de lo esperado, prefiriendo otorgar más peso y coherencia al enredo que se narra. Umberto Lenzi está lejos de proporcionar a su película el suspense y la holgura dramática necesaria para poder codearse junto a los grandes nombres del cine, pero bajo la humilde opinión del que esto escribe, nos encontramos ante uno de los mejores ejemplos sobre películas con “crimen perfecto” que se han llevado a la gran pantalla, llegando a formar un puzzle que encaja de principio – cf. esos títulos de crédito iniciales en los que se muestran fragmentos del film en negativo, relacionados con el desarrollo de la trama – a fin. Por supuesto no es un ejemplo perfecto, como tampoco lo es el asesinato que se relata, pero sí que es tremendamente entretenido y sobre eso, sobre saber entretener, Umberto Lenzi sí que puede considerarse un Maestro.

LA EDICIÓN

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La edición comercializada por Regia Films se presenta en formato anamórfico con el aspect ratio original del film de 2,35:1. En todo momento la imagen posee una nitidez espectacular y, tal y como ya hemos comentado anteriormente, contiene el montaje internacional, es decir, una versión sin la censura propia de la época. En cuanto al contenido sonoro, se compone de dos pistas: una en italiano con subtítulos opcionales en castellano, y otra correspondiente al doblaje en español original (no nos ha de extrañar que algunas líneas de diálogo, originalmente muy picantes, fueran rebajadas para que pudiera ser estrenada en nuestras salas comerciales). En el apartado de los contenidos adicionales poco se puede destacar, pues esta edición queda huérfana de extras.

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[1] Tal y como informa una nota informativa aparecida en el diario La Vanguardia, con fecha 18 de octubre de 1969. Pág. 57.
[2] Cabría apuntar que el tándem Lenzi-Baker volvería a coincidir en otro giallo llamado Detrás del silencio / Il coltello di ghiaccio (1972).
[3] Dirigido Por nº 412. Mayo 2011. David Pizarro.
[4] Y Romy Schneider, aunque en la película de Clement desempeñó un papel muy breve.
[5] La edición que ha comercializado Regia Films parte de un montaje internacional por lo que hay que suponer que las escenas de desnudos estarían rebajadas en la copia estrenada en España originalmente. Por otro lado, si nos vamos a la versión original subtitulada que ofrece el DVD, comprobaremos que la versión doblada ocultaba las líneas de diálogo más explícitas.
[6] Con quién ya había colaborado Baker en El dulce cuerpo de Deborah (Il dolce corpo di Deborah, Romolo Guerreri, 1968)
[7] De hecho, no parece casual que se escogiera al mentado Sorel para el papel que desempeña en Una droga llamada Helen, dada su consideración en algunos círculos como una especie de Alain Delon del pobre.
[8] Fallecería prematuramente en 2011, cuando apenas había cumplido los 59 años de edad.

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FICHA TÉCNICA

Título original: Una droga llamada Helen / Paranoia
Año: 1970 (España, Francia, Italia)
Director: Umberto Lenzi
Productoras: Producciones Cinematográficas DIA, S.A. (España), Tritone Filmindustria (Italia), Medusa Distribuzione (Italia), Société Nouvelle de Cinématographie (SNC) (Francia)
Guionistas: Bruno Di Geronimo, Marie Claire Solleville, Marcello Coscia, Rafael Romero-Marchent
Fotografía: Guglielmo Mancori
Música: Gregorio Garcia Segura, Nino Rota.

Intérpretes: Carroll Baker (Helen), Jean Sorel (Maurice), Luis Dávila (Albert), Alberto Dalbés (Dr. Harry Webb), Marina Coffa (Susan), Anna Proclemer (Constance), Lisa Halvorsen (Solange), Manuel Díaz Velasco (Miguel), Jacques Stany (James)…

*Todas las imágenes de la película que ilustran este artículo pertenecen a capturas de la edición comentada.

jueves, 19 de agosto de 2010

LOS 20 FINALES MÁS COJONUDOS DE LA HISTORIA DEL CINE (según Juan P. Rodriguez)

Ahora se ha puesto muy de moda avisar cuando se va a explicar algo muy importante de una película. Incluso le han puesto un nombre molón para llamarlo, SPOILER, dicen que se llama. Pues bueno, debo advertir a todo aquel que se disponga a leer las siguientes líneas que el siguiente listado en sí es todo un SPOILERAZO. Se trata de los 20 finales más cojonudos de la historia del cine, intentando buscar, claro está, un poco de innovación y no limitarme a las típicas películas que todo el mundo suele poner en este tipo de listados (es decir, Psicosis, Seven, El Club de la Lucha, Sospechosos Habituales, El Sexto Sentido o Cadena Perpetua, por poner algunos ejemplos). No tengo demasiada confianza en realizar listados de esta índole porque como siempre suele pasar innumerables películas se quedan fuera a causa de mi desconocimiento o falta de memoria, pero bueno, sin que sirva de precedente aquí les dejo este resumen de films por orden cronológico con la esperanza de que algunas de estas películas les sorprendan gratamente. Pero leído lo leído y volviendo a los SPOILERS… ¿qué gracia tiene hacer un listado en el que te dicen que una película te va a sorprender, si lo que de verdad importa es que no te avisen de ello? Como ya he dicho esto no es un SPOILER. ¡Es un SPOILERAZO!

1.- Garras Humanas/The Unknown (Tod Browning, 1927). Lon Chaney volvía a demostrar su versatilidad a la hora de encarnar los papeles más inverosímiles colocándose dolorosas prótesis en su cuerpo y convirtiéndose en el mutilado Alonzo, un tipo sin brazos que se gana la vida lanzando cuchillos con los píes en el circo y que está locamente enamorado de Nanon (Joan Crawford), una bella chica que, valga la redundancia, tiene un miedo atroz a que le “abracen”. Parecen la pareja perfecta, él sin brazos y ella con miedo a los abrazos, pero Alonzo guarda un secreto: en realidad disfruta de sus extremidades y todo es un engaño para que Nanon le ame… Así que en un acto de amor desmedido decide amputárselos de verdad, para más tarde descubrir que la fobia de Nanon ya ha sido superada y que está muy feliz con el forzudo del circo (Norman Kerry). Para mí la mejor película de Tod Browning, una oscura alegoría sobre la castración.

2.- La Mosca/The Fly (Kurt Neumann, 1958). Kurt Neumann sorprendía a gran parte del público con esta cinta de ci-fi en la que un mad doctor encarnado por David Hedison era víctima de su propio experimento. Aunque con el paso de los años el final haya perdido parte de su fuerza y a día de hoy nos parezca incluso que tiene cierta “gracia”, nadie podrá negar que es soberbio y sorprendente como pocos. En él se nos mostraba a la víctima (una diminuta mosca con la cabeza de Hedison) atrapada en una tela de araña y pidiendo auxilio.

3.- Los ojos dejan huellas (José Luis Saenz de Heredia, 1963). Martin (Raf Vallone) interpreta a un hombre sin escrúpulos que se enamora de la mujer de Roberto (Julio Peña), un antiguo compañero suyo de estudios. Roberto se ve envuelto en un asesinato y le pide ayuda a Martin. Este lo planea todo para que acceda a simular su muerte pero a última instancia Roberto acaba suicidándose de verdad ya que Martin ha cambiado premeditadamente la pistola de fogueo por la que está cargada de verdad. Es el crimen perfecto y ahora tiene el camino libre para empezar una idílica historia de amor con la recién viuda. Ella, reticente al principio, parece poco a poco irse enamorando de Martin, pero finalmente todo resulta ser una mentira y la viuda no había hecho más que aparentar su amor hacía él con tal de demostrar que Martin había preparado el asesinato de su difunto marido. Los ojos dejan huellas y está película lo demuestra. Un final que ya le hubiera gustado a Hitchcock o Lang haber filmado.

4.- El hombre con rayos X en los ojos/X (Roger Corman, 1963). Cuenta la historia de un científico encarnado por Ray Milland que prueba consigo mismo un revolucionario suero capaz de hacer que su vista vea más allá del ojo humano. Pronto este científico descubrirá que los efectos del suero irán cada vez más y más lejos, afectando mentalmente al susodicho. La película va cogiendo un tono cada vez más oscuro hasta llegar a un final realmente escalofriante en el que Millan opta por arrancarse los ojos. Roger Corman realizó con esta una de sus mejores películas.

5.- El Tiroteo/The Shooting (Monte Hellman, 1967). Dos pistoleros acceden a servir de guía a una misteriosa mujer sin nombre que busca venganza. Los tipos desconocen cuál es el objetivo de la mujer pero finalmente descubriremos algo verdaderamente insólito: el hombre que busca la mujer es idéntico a uno de sus guías (¡!). Excelente western en el que intervienen Warren Oates, Jack Nicholson, Will Hutchins y Millie Perkins.

6.- Cinco tumbas sangrientas/Five Bloody Graves (Al Adamson, 1970). Uno de los westerns dirigidos por el maestro del trash, Al Adamson. En él, un pistolero llamado Ben Thompson (Robert Dix) se unirá a unas putas, a su chulo y un predicador (encarnado por John Carradine), para hacer frente a unos despiadados indios. Lo curioso de la película es la voz en off que sirve de narrador y que finalmente (para todos aquellos que no se habían dado cuenta) se trata de la muerte. Permítanme que les reproduzca la última frase en off que no tiene desperdicio: “Yo soy la muerte (…) porque sólo yo puedo curar el dolor de la vida. Sólo yo puedo enseñar a cada ser vivo que morir no es otra cosa que dejar de tener miedo”. ¡Un final excelente para tanta caspa y desatino!

7.- El Otro/The Other (Robert Mulligan, 1972). El Otro trata sobre dos gemelos (Chris & Martin Udvarnoky) que viven felices en una granja de Connecticut. Juntos comienzan a hacer travesuras y alguna que otra diablura que acaba en desgracia. Por otro lado, Ada (Uta Haden), la abuela de los dos retoños, decide jugar con ellos al gran juego: un juego lleno de fantasía, que hace que los niños puedan evadirse de la realidad... Una de las primeras películas en abordar el final sorpresa que tanto éxito le dio a Shyamalan o Amanebar.

8.- Nadie oyó gritar (Eloy de la Iglesia, 1973). Interesante thriller español protagonizado por Carmen Sevilla y Vicente Parra. En él una mujer que sirve de "distracción" a un multimillonario intentará alejarse de este trasladándose a Madrid. Allí se hospedará en un bloque de pisos en el que tan solo tendrá como vecino a un misterioso hombre y su posesiva mujer. Una noche después de haberse duchado, la mujer escucha extraños ruidos provenientes del piso contiguo. Al abrir la puerta de su casa descubrirá a su misterioso vecino arrojando a su esposa por el ascensor, así que este la obligará a que le ayude a deshacerse del cadáver convirtiéndola de ese modo en cómplice del asesinato que acaba de cometer. A raíz de verse forzada a colaborar con él, la mujer comenzará a sentir una extraña atracción hacia su vecino y nacerá entre ellos una singular historia de amor. El final, sin estar rodado con demasiada pericia (al igual que el resto de la película), consigue sorprendernos al contarnos mediante flashbacks que la mujer del personaje interpretado por Parra (María Asquerino) también estaba metida en el ajo y que el cadáver que en realidad enterraron era un amante de este.

9.- Cuando el destino nos alcance/Soylent Green (Richard Fleischer, 1973). Después de conseguir gran éxito con El Planeta de los Simios (Franklin J. Schaffner, 1968), una cinta de ci-fi que también tenía final sorpresa, Heston abordó unas cuantas películas del género de indudable calidad, entre las que se encuentran El último hombre vivo y Cuando el Destino nos Alcance, una película en la que se nos sitúa en un mundo superpoblado en el que la sociedad termina comiéndose sus propios desperdicios.

10.- Crimen en la noche/Dead of night (Bob Clark, 1974). Sin lugar a dudas una de las mejores películas sobre zombies que se han realizado jamás. En ella un soldado que combatía en la guerra de Vietnam vuelve a su hogar después de que se le diera por muerto. Pronto su familia descubrirá que el joven no es el mismo que era y que algo ha cambiado en él. En el desenlace, verdaderamente sobrecogedor, la madre le acompaña hasta el cementerio (perseguida por la policía) y lo lleva hasta su tumba. Sólo de ese modo su hijo logre encontrar la paz de una vez.

11.- Pesadilla Diabólica/Burnt Offerings (Dan Curtis, 1976). Una de tantas y tantas películas sobre casas encarnadas en la que una familia recién llegada comienza a sentirse poseída por ella. Oliver Reed y Karen Black verán como el núcleo familiar se viene abajo y como incluso su hijo puede estar en peligro por su culpa. ¿Les suena de algo? Pues sí, esta película de Dan Curtis tiene muchas similitudes con la venidera El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980), incluso el final en el cual veremos a la familia retratada en una de las fotos que adornan el inmueble. Una joya a (re)descubrir.

12.- ¿Quién puede matar a un niño? (Chicho I. Serrador, 1976). Serrador filmó esta obra maestra en la que una joven pareja (Lewis Fiander & Prunella Ransome) llega a una hermosa isla en la que los niños se comportan como auténticos psicópatas, ya que sin ninguna explicación aparente, comienzan a asesinar a los adultos. La mujer encarnada por Ransome, que está encinta, sufrirá los ataques homicidas del retoño que está en su vientre, y Fiander, desatado por la ira, decide terminar con los niños asesinándolos a sangre fría. Cuando llega la policía y descubren la masacre terminarán con él creyendo todavía en la inocencia de los críos.

13.- Macabro/Macabre (Lamberto Bava, 1980). Una historia extraña y malsana para este giallo tardío, en la que una mujer mantiene relaciones sexuales con la cabeza decapitada de su amante. Al final, veremos como había algo de pasión verdadera en la alcoba de la mujer, cuando el casero de la finca (un tipo que es ciego) se acerca a la cama al oír lo que parece ser una respiración… Pero para rizar más el rizo la cabeza decapitada se lanzará a la yugular del casero para sorpresa de todos (creo que hasta incluso de la propia cabeza).



14.- Muertos y Enterrados/Dead and buried (Gary Sherman, 1981). Atípica cinta de zombies que nos sitúa en un municipio costero en el que se suceden una serie de asesinatos. Para más inri, veremos que las víctimas parecen revivir y Dan Gillis (James Farentino), el sheriff del pueblo, descubrirá finalmente que incluso él había sido asesinado (y revivido). Otra de las cintas que se adelantaron a sextos sentidos y “otros” de un modo abrumador.

15.- Nekromantik (Jörg Buttgereit, 1987). Desagradable hasta más no poder, esta cinta del alemán Buttgereit nos cuenta la historia de un desgraciado que se dedica a llevar cadáveres a su piso para mantener relaciones con ellos. En el desenlace el infeliz consigue llegar al clímax clavándose a sí mismo un puñal en el pecho, mientras tanto no para de eyacular (primero semen y luego sangre) como un auténtico semental.

16.- Madres Canibales/Flesh eating mothers (James Aviles Martin, 1988). Una de las películas más casposas que se han realizado nunca. Incluso los títulos de crédito están dibujados en papel (¡!). La sinopsis vendría a ser algo así: un tío deportista y guapetón se anda follando a todo el vecindario provocando una extraña enfermedad en las féminas que les induce a alimentarse de carne humana. Lo curioso no es que el final sorprenda por ser imaginativo u original, sino por ser de una brutalidad y efectividad tan bien conseguida que no cuaja para nada con el espíritu Z del film. Vamos, que te deja a cuadros.

17.- La Noche de los Muertos Vivientes/The Night of the Living Dead (Tom Savini, 1990). Nueva revisión del clásico de George A. Romero dirigida por el maestro de los fx Tom Savini. Pese a lo que digan, parece mentira la fidelidad con la que se realiza la película y como al llegar al final se logra dar una vuelta de tuerca aún más efectiva que la original. En ella, Tony Todd se convierte en zombie y es abatido a tiros (como pasaba en la película del 68, pero sin estar zombificado), y Patricia Tallman, la heroína del film, acaba con el personaje cabrón que encarna Tom Towles.

18.- Old Boy/Oldeuboi (Park Chan-wook, 2003). En este film un tipo encarnado por Choi Min-sik es encerrado durante 15 años en una habitación sin saber el motivo aparente. Un día es puesto en libertad y decide buscar venganza… Pero lo que no sabe, al menos en un principio, es que él mismo es presa de una rebuscada venganza de un antiguo compañero suyo de estudios y que, sin que él sea consciente, terminará haciendo el amor con su propia hija. Escalofriante final con una interpretación que pone los pelos de punta. Una de las últimas grandes obras maestras que se han podido ver últimamente.

19.- El Secreto de Anthony Zimmer/Anthony Zimmer (Jérôme Salle, 2005). Anthony Zimmer es un famoso estafador que está en el punto de mira de la policía. El tío es más escurridizo que el agua pero sin embargo los agentes saben que Zimmer volverá con tal de ver a Chiara (Sophie Marceau), la hermosa mujer de la que está enamorado. Pero el estafador, muy astuto él, le indicará a esta que aborde a un desconocido (Yvan Atal) con tal de despistar a la policía. Al término del film nos es revelado que Anthony Zimmer había sido todo el rato este desconocido y que se había hecho la cirugía estética para despistarnos a todos (incluso a la bella Chiara).

20.- Match Point (Woody Allen, 2005). Jonathan Rhys Meyers encarna a un jugador de tenis que se verá atrapado en las garras de una bella femme fatale (Scarlett Johansson) que puede hacer peligrar su matrimonio. Sin dudarlo, y con una sangre fría acojonante, decide acabar con la malvada fémina pero cuando todo va a terminar y el personaje de Meyers parece que va a ser descubierto (tal y como suele pasar en los films de cine negro), un golpe de suerte y un rebote a su favor, hacen que logre el punto del partido. Un film inaudito dentro de la filmografía de Allen.

jueves, 24 de junio de 2010

MARIO BAVA: Luces y sombras en el cine.

Mario Bava, para mi uno de los grandes maestros del cine, realizó en 1962 el primer giallo oficial de la historia. Se trata de La muchacha que sabía demasiado (1962), una excelente película con reminiscencias a Hitchcock y al pulp, que supuso un antes y un después dentro de la filmografía transalpina. Pero no fue hasta dos años después, con Seis mujeres para el asesino (1964), cuando Mario Bava institucionalizó este subgénero generando un sinfín de clichés que se irían sucediendo a lo largo de los años en infinidad de películas.

Gracias a él surgieron nuevos talentos tales como Dario Argento (El pájaro de las plumas de cristal [1969], Suspiria [1975]…) o Pupi Avati (La casa dalle finestre che ridono [1976]), que le dieron al giallo un aire nuevo (o tal vez más enfermizo y siniestro). Pero por otro lado también hubo diversos directores que, viendo el filón que representaba el giallo, se reciclaron rápidamente (y con bastante comodidad) en este subgénero. Tales son los casos de Ricardo Freda (La iguana de la lengua de fuego [1971]…) o Lucio Fulci (Una lagartija con piel de mujer [1971]…), entre otros muchos.

Una enrevesada intriga detectivesca (eso sí, en la mayoría de los casos, previsible), varios sospechosos (y de lo más variopintos), crímenes brutales, erotismo y una línea muy delgada que separa el sexo y muerte, forman partes del giallo (amarillo en español), nombre que viene dado por el color amarillo de las portadas de las novelas publicadas por Mondadori en Italia, y que recogían historias principalmente policiacas.


En el caso de Seis mujeres para el asesino, Bava nos sitúa en una escuela de modelos para, poco a poco, irse sucediendo un sinfín de perversos crímenes perpetrados por un enmascarado con gabardina y sombrero, y que tendrá como nexo de unión un misterioso diario que, al parecer, puede inculpar a más de un sospechoso/a.

Si tomamos como punto de partida que no hay que ser demasiado listo para intuir quien va a ser el “malo” casi a mitad de película, ya que la intriga es algo pobre y por si fuera poco el rostro del asesino es mostrado fugazmente a lo largo de la película (aquí coge un papel importante los mandos a distancia que pueden congelar y mostrar a cámara lenta este fragmento), sería cuanto más estúpido afirmar que Seis mujeres para el asesino contiene un guión con fuerza y sólido. Que va, ni mucho menos. La gran fuerza y por consiguiente, el gran hallazgo de Bava con esta película no es lo que cuenta, si no como lo cuenta. Nos encontramos ante una intriga de lo más sobada y previsible pero, ahí está el kit de la cuestión, el gran Mario Bava nos lo cuenta todo de una manera abrumadora.


Y no le resultaba nada difícil. No a él, ya que aparte de realizador había sido director de fotografía. Tan sólo necesitaba una habitación a inhabitada, unos cuantos maniquíes y luces de fuertes contrastes (rojas, verdes, azules…) que den a la escena el aire deseado. Como por ejemplo un letrero luminoso que se encienda y que se apague, y que sea el único rastro de luz de una habitación a oscuras mientras la joven, - y futura víctima -, deambula por ella muerta de miedo.


Existen otras películas que a mi particularmente me encantan. La primera de Mario Bava que vi es Bahía de Sangre, una joya del (aun inédito) slasher con herencias de por medio y un final sorpresa (pero sorpresa de verdad [por cierto, recientemente se ha editado en DVD por Trash Collectors en una copia bastante mala]), La máscara del Demonio (1960), piedra angular del terror gótico con una primeriza scream queen, Barbara Steele, Una hacha para la Luna de Miel (1970), una imposible intriga que gira en torno a un desquiciado asesino que vive atormentado por la muerte de su madre y que mata a sus víctimas durante la noche de luna de miel (¡!), Schock (1977), una vuelta de tuerca al niño diabólico de La semilla del Diablo (Roman Polanski, 1969) y más concretamente de La Profecia (Richard Donner, 1976), aunque en este caso el niño está poseído por el espíritu de su difunto padre que vuelve para vengarse de su mujer… y su amante(¡!), y por último, la ya citada La muchacha que sabía demasiado (1962), una obra maestra que nos cuenta las aventuras de una turista americana (amante ella de las novelas policiacas), que se ve envuelta en una serie de crímenes de un asesino en serie llamado “el asesino del alfabeto”. En este caso, en el de La muchacha que sabía demasiado quiero decir, he de aclarar, que no sólo está filmada de maravilla, sino que además nos encontramos con una película que sabe conjugar un guión original y eficiente (algo enrevesado, de acuerdo, pero eficiente), con una puesta en escena insuperable.

Ya de primeras la película, - que en vez de La muchacha que sabía demasiado se tendría que haber llamado Vacaciones de horror en Italia -, el bueno de Bava nos situaba en el aeropuerto después de que nuestra protagonista, la angelical Leticia Román, aceptase un paquete de tabaco de un extraño, para acto seguido descubrir que el apuesto galán del paquete (de tabaco, claro está), era en realidad un traficante de droga que guardaba marihuana en los cigarrillos Kent (¡los mismos que le había regalado!). Pronto seremos testigos del calvario que pasará nuestra protagonista por el aeropuerto ¡con ese paquete de Kent relleno de marihuana que el narcotraficante le ha regalado! Pero eso no es todo, luego se le muere su tía y no le funciona el teléfono así que decide ir corriendo a pedir ayuda. Pero en su camino, ¡y en un espacio de tiempo record!, será asaltada por un ladrón y será testigo de un asesinato… ¡Qué suerte tiene la jodía!

Un universo de luces y sombras se cierne sobre la protagonista y su periplo se nos antoja de lo más sugestivo. Ella dice haber visto un asesinato (¡claro que si, nosotros también hemos sido testigos!), pero igualmente nadie parece creerla (es una amante de las novelas policiacas que, al igual que nosotros, se ha dejado llevar por una serie de acontecimientos la mar de jodidos propiciados tal vez, por nuestra propia imaginación truculenta y maltrecha), así que nosotros, los espectadores, los principales interesados en que todo esto se nos sea aclarado, nos uniremos a Nora (Leticia Román), para esclarecer todos los hechos.

Si Sergio Leone ha sido encumbrado (finalmente) por la crítica general como el maestro que era (no por menos, fue el creador del Spaguetti Western), lo más lógico es que Bava también sea justamente declarado como lo que fue, otro maestro. Pero no sólo por ser el creador del giallo. Mario Bava ha sabido transitar por el relato criminal y el terrorífico con una soltura que muy pocos han sabido aguantar a lo largo de su carrera (véase el caso de Argento, sin ir más lejos), pero no ha sido el único género que ha tocado. El diablo se lleva a los muertos, Las tres caras del miedo (con el gran Boris Karloff), la exquisitamente pop, Diabolik (1968), o sus andaduras por el péplum como Hercules en el centro de la Tierra (1961) o La Furia de los Vikingos (1961), junto a las anteriormente citadas son solo algunos de los títulos (los que he podido ver) que demuestran la valía de Bava. El giallo, el terror, la ciencia ficción, el (spaguetti) western, no había género que se le resistiera a Mario Bava. Un maestro. Un cineasta que supo darle al cine una buena dosis de luces y sombras…