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viernes, 4 de septiembre de 2015

EL PLANETA FANTASMA (1961) + EL MONSTRUO DEL MAR ENCANTADO


Continuamos analizando la colección de clásicos que TEMA ha ido editando en versiones coloreadas, siendo hoy el turno de Planeta Fantasma (The Phantom Planet, William Marshall, 1961) y El monstruo del mar encantado (Creature from the Haunted Sea, Roger Corman, 1961).



PLANETA FANTASMA

Anodina producción de ciencia ficción de principios de los sesenta ambientada en (ATENCIÓN) 1980, en la que se cuenta las desventuras de la nave Pegaso IV -capitaneada por el gallardo Frank Chapman (Dean Fredericks) -, lanzada a los confines del espacio con tal de averiguar lo que ha ocurrido con algunas naves espaciales que han desaparecido en algún recóndito lugar de la galaxia. Una vez llegados al punto crítico -es decir, el lugar en el que se pierde la señal de los cohetes extraviados -, una lluvia de meteoritos impacta sobre la Pegaso IV y la nave termina aterrizando estrepitosamente en un misterioso planeta. Como es de esperar el único superviviente de tan trágico accidente es el capitán Chapman y una vez recobra el sentido descubrirá que el planeta en el que se encuentra está habitado por personas diminutas. Sin embargo, para su (y nuestra) sorpresa, cuando se quita el casco y respira los aires marcianos del lugar verá como su estatura mengua hasta equipararse a de estos singulares habitantes. Unos habitantes, por cierto, que pese a estar en la última en tecnología, viven refugiados en una suerte de cavernas y gustan de vestimentas más cercanas al péplum que a la última moda interestelar.


Curiosamente, a partir de aquí es cuando inexplicablemente la película se vuelve aburrida y todo parece quedarse a medio gas. Por un lado a nadie termina interesándole los amoríos extraterrestres de Chapman – amor que se disputa entre una morena (Dolores Faith) y una rubia (Coleen Gray1) -, ni que tenga que participar en un combate cuerpo a cuerpo contra uno de los marcianos, ni siquiera importa el hecho de que el planeta (fantasma, como dice el título) corra un grave peligro cuando un grupo de alienígenas llamados Solaritas intenten invadirlo.


Sin embargo, sí que podemos destacar los efectos visuales que corren a cargo de Louis DeWitt, gran artesano que entre otras cosas, compuso las escenas más poéticas de La noche del cazador de Charles Laughton y que haría con esta su último trabajo en este terreno. Para el recuerdo queda la bella secuencia en la que los Solaritas, metidos dentro de unos meteoritos, atacan al planeta fantasma. Otro punto apunte por el que también se suele sacar a colación Planeta Fantasma es por la presencia de Richard Kiel, actor al que todo el mundo suele recordar en su papel de Tiburón en La espía que me amó y Moonraker de la saga bondiana, y que en esta se aprovecha su enorme estatura para enfundarse el traje de Solarita.


Por lo demás, poco podemos decir. Como ya hemos dicho la película se queda a medio gas en prácticamente todo. Por lo tanto, no nos ha de extrañar que allá al final de la cinta, en vez del clásico “the end” podamos leer “the beginning”. Bueno, quizás si lo vemos desde esta perspectiva, como el prólogo de una serie de trepidantes aventuras galácticas que nunca veremos y que tan solo podamos imaginar, The Phantom Planet tenga algo más de sentido.
Juan Pedro Rodríguez
EL MONSTRUO DEL MAR ENCANTADO


Cuanto más tiempo pasa, más convencido estoy que el espíritu del cine de Corman, muy lejano por más que se empeñen al del cine de otros cineastas como Ed Wood, reside en el horripilante monstruo de esta cinta. Horripilante por lo cutre, por su estética forzada y forzosamente kitsch, por lo pretendidamente irrisorio de su aspecto, y no porque dé miedo.

Sí, Creatured from the Haunted Sea, como la mayor parte del cine de Corman, más allá de ser una película de serie B2, es una comedia ligera, casi al 100% humor blanco, sin más pretensiones que divertir al espectador y divertirse haciéndola. Es obvio que, como cualquier película de serie B (de ahí procede para mí realmente el nombre del género, que va más allá de catalogar el tipo de producción), admite una lectura B, una visión que hace que ese humor 100% blanco pueda entenderse como humor 100% de hombre blanco. La indisimulada burla de todo lo que sea hispano como algo cutre, mezquino y subdesarrollado así lo muestra. Pero es que aun eso es quedarse en la superficie. Corman se ríe de los estereotipos, de todos, y nos hace reír con ellos. Porque no sólo se ríe de lo spanish (que para cualquier estadounidense de bien es sinónimo de mejicano), sino también de sus propios compatriotas (estúpidos hasta decir basta), de los mafiosos italoamericanos, de los espías de la CIA, de la propia CIA y de todo el jodido cine negro que, quizá por primera vez, es parodiado en esta cinta.¿Qué?, ¿a vosotros también se os ha parecido el gran jefe Renzo Capetto alias Capo Rosetto alias Ratto Pazetti alias Zepo Staccato alias Shirley Lamour a Humphrey en La Reina de África? Pues eso ¿Y acaso Mary-Belle Monahan alias Mary Mohanan Belle alias Belle… no tiene cierto aire a una Katharine Hepburn, eso sí, recién peinada y maquillada? Pues lo dicho.


Toda la cinta es una referencia a la Reina de África. Estamos ante una parodia de las películas de espías y como en toda buena parodia su fuerte es el guion, lo que se dice en él y cómo se dice, más que la historia que cuenta. Pero, ¿qué cuenta la historia? [SPOILERS] Bueno, pues simplificando (o más bien simplezatizando): que unos cretinos cubanos fieles a la dictadura, a la anterior, no a la que está por venir, quieren llevarse el tesoro de la isla para que la revolusión no triunfe. Para ello pretenden valerse de una banda de gángsters (cretinos también) dirigida por un capo italoamericano (extraditado, eso sí) que quiere matar a los cubanos para robar el oro, inventándose, para tal fin, un monstruo marino que finalmente resultará ser real. ¡Mirad si son cretinos unos y otros que se les ha infiltrado el agente más cretino (sí, también cretino) de toda la CIA (al que no se le escapa ni una, ojo) y no se han dado ni cuenta! Un agente que pese a ser un paleto, es el único que sobrevive al monstruo (comunista a buen seguro) con la hábil y refinada maniobra de salir por piernas junto a su recientemente amada Carmelita. [FIN DE LOS SPOILERS]


¿Quiere reírse Corman de esos hispanos salvajes de Puerto Rico (Porcina Pérez y familia) y/o de los cubanos, más marciales pero igualmente bailongos, libidinosos y pendencieros, para así reírse de todos los hispanos? ¿Quiere reírse de los italoamericanos diciendo que hasta el más tonto es un mafioso? ¿Quiere reírse del resto de la banda, irlandeses y americanos rubios (como el buen tabaco), de los Cletus de la América profunda que acaban siendo agentes de la seguridad nacional? ¿De todos los que tienen esos prejuicios? ¿O de todo a la vez? La interpretación es suya, no me fuercen.


Eso sí, hay dos cosas que son seguras, una, que con toda esta amalgama de estereotipos nos hace reír (a carcajadas a algunos, con una leve sonrisilla de medio lado a otros, eso va en el gusto de cada cual) y otra, que tanto él como los actores, como el resto del equipo debieron pasárselo pipa rodando y malmontando con sus saltos injustificados incluidos este esperpento valleinclaniano a la americana.

¿Cinéfilos siguen ahí? Pues que no les engañen, desalmidonen el redondo cuello de sus t-shirts molonas y escuchen: El cine de Corman no sirve de referente a los mismos que sirvió y sirve el cine de Ed Wood o el de Phil Tucker, esa es otra liga, el cine de Corman es el precedente no judío (aunque judío, ustedes ya me entenderán) directo de las películas de parodias, desde Aterriza como puedas a Scary Movie pasando por Hot Shots, Agárralo como puedas o La loca historia de las Galaxias (y, sí, otro día hablamos de los libretraductores de títulos de cintas americanas, todos locos). Decir otra cosa es, sencillamente, tomarnos el pelo.


Ángel Chatarra

1 Fallecida el pasado 3 de agosto, Gray apareció en películas como Atraco perfecto de Stanley Kubrick o El beso de la muerte de Henry Hathaway.


2 Realizada a toda prisa con el mismo equipo técnico de La última mujer sobre la Tierra, una vez finalizado el rodaje de esta.

jueves, 16 de julio de 2015

WAX (2014)



LA PELÍCULA

Haceos la idea: un museo de cera con fama de albergar esotéricos sucesos, un joven documentalista atormentado que acepta el reto de pasar toda una noche a solas allí dentro, una productora sin escrúpulos que hace el ofrecimiento y por último un malvado asesino en serie, pelín caníbal, con capa negra y unas ganas locas de ver su figura de cera… ¿qué podría salir mal?


¿Os acordáis cuando nos preguntábamos, en la entrada de Empusa, qué sería de los cachorros que nos dejaba Paul Naschy?:
Bien, pues Wax es el primer largo de ficción de uno de ellos, Víctor Matellano1, que además comparte firma en el guión con otro cachorrillo, otrora carita de ángel de las series juveniles de lo que enseguida se cansó, Hugo Stuven Casasnovas, premiado escritor prematuro y que también tiene un largo, si no me confundo, casi ya por estrenar2. Estos dos ya se conocían de haber firmado, al alimón, un corto documental basado en otro de nuestros grandes referentes, Jess Franco, que se tituló Tío Jess y que se adentró en el rodaje de Al Pereira vs. The Alligator Ladies aunque finalmente no se incluyera en el DVD del mismo – no se llevarían del todo bien con la productora, qué sé yo, o no buscaban ponerse de acuerdo.


¿Os acordáis de cuando decíamos, también respecto a Empusa, que el fanterror patrio como tal moría con Paul, Jess y compañía?:
Pues estábamos en lo cierto, la propuesta que se nos presenta en Wax, aunque bebe de esas fuentes e incluso las idolatra más que las homenajea, y ya no sólo en las patrias sino en las internacionales, nos vende otra cosa. Una amalgama no del todo conseguida que incluye muchas cosas pero que podríamos dividir en dos grandes grupos: lo viejo y lo nuevo.

Y no sólo en la película en sí, en su formato – o en sus formatos – o en el lenguaje narrativo, sino también en el reparto y en el equipo que elaboró la cinta, donde brillan con luz propia tanto el mítico Colin Arthur en los efectos especiales y el gigantesco Jack Taylor (que da vida a ese potentísimo personaje llamado Dr. Knox) representando a lo viejo, y estando a la altura de dar la réplica por parte de lo nuevo gente como Daniel Salas en la fotografía, Sergio Jiménez Lacima en la música o Jimmy Shaw como personaje articulador de la historia, Mike, que está muy digno aunque algo infrautilizado para mi gusto.


¿Qué pretende esta película?:
Pues como hemos ido anunciando, lo que pretende, por encima de todo, es ser el eslabón perdido entre el fanterror clásico español3, o el anglosajón –es obvio el homenaje a House of Wax (Los crímenes del museo de cera) de André De Toth, aunque también tiene otros alejados del fantástico, como el delicioso guiño de Geraldine Chaplin topándose con la figura de su abuelo – y lo que quiere ser el nuevo fanterror en el SXXI. Objetivo quizá necesario, quizá prescindible pero siempre respetable.

Es este pastiche, este catálogo a lo proyecto fin de carrera de recursos, de lenguajes narrativos y de formas de rodaje desplegado por su director, lo que no acaba de funcionar ni de cuajar del todo. Dejando al margen las pretensiones quizá demasiado ambiciosas del propio Matellano, no se entiende la necesidad de incluir, todo y a la vez, en una misma cinta el falso documental, el falso directo televisivo, el tirar la cuarta pared con el actor mirando a cámara, el falso material encontrado, recursos de falso grindhouse, la cámara en primera persona, la visión nocturna y un tremendo y agotador etcétera si no es con la intención de dejar bien a las claras que esto del fanterror – aunque incluso eso es matizable porque también hay medio millón de géneros mezclados en Wax – va a ser ahora otra cosa. Aunque aún no sabemos qué.


Tampoco el guión es el fuerte de esta película. Sí la fotografía (a pesar del muestrario de estilos ya comentado), sí la música, sí incluso el trabajo de montaje (complejo a buen seguro), y desde luego sí las interpretaciones y los personajes, aunque tampoco estén pensados para darse la réplica precisamente.

Pero quizá sea eso, quizás sea más un ejercicio de alejamiento que un intento fallido de hacer una obra redonda, como cuando el líder de una banda sobreactúa en su primer disco en solitario para marcar la diferencia con su pasado. Es como si tanto director como co-guionista, una vez enterrados los mitos hasta ahora vivos, jugasen a marcar distancias con el formato clásico aunque incorporándolo a un relato pretendidamente renovado y más amplio aunque aún no puede decirse que tenga forma.


No dudo del talento ni del potencial de Matellano. Probablemente con un productor más exigente y un guionista menos cercano en lo personal llegue a firmar cintas más interesantes. Incluso, puede que si Matellano deja al fin de mirar hacia atrás de esa manera tan explícita, pueda ofrecernos películas que se alejen de la mera anécdota (como parece ser el caso de Wax) y nos ofrezca algo verdaderamente original o, ya en el mejor de los casos, descubra al fin esa nueva forma de fantaterror que tanto parece anhelar. Veremos.

CONTENIDOS EXTRAS



El apartado de extras tiene un formato clásico que incluye desde el tráiler oficial o el teaser (siempre más sugerente), pasando por algunas escenas eliminadas para mayor gloria de “Mike” y una galería fotográfica para los más mitómanos. También cuenta con un making of bastante extenso, quizá el extra más interesante, en el que se incluyen diferentes entrevistas con todos los que componen y firman la cinta y en la que Matellano asume el papel de protagonista para irnos guiando por los interiores de la producción.

Angel Chatarra

1 Matellano ya había realizado el documental ¡Zarpazos! Un viaje por el Spanish Horror (también editado por TEMA Distribuciones)
2 Cuyo título es Anomalous.

3 Para hacer más emotivo este homenaje, Matellano utiliza algunas grabaciones inéditas de Paul Naschy (sacadas al parecer de alguna obra de teatro de Matellano en el que colaboró el astro madrileño) y las utiliza para ponerle la voz a una de las figuras del museo.

martes, 2 de junio de 2015

HALO: NIGHTFALL (2014)


HALO: Nightfall, y el videojuego tomó vida. 
Toma I EL ORIGEN DEL FENÓMENO HALO 

La historia de Halo – el Doom de las nuevas generaciones de jugones de consola para los que ya almacenamos los recuerdos de década en década –, nació a principios de siglo siendo uno de los poco-esperados exitazos de ventas para el primer modelo comercial de Xbox. Éxito que, probablemente, se debiera entonces más a que su jugabilidad recordaba a aquellos maravillosos y sencillotes juegos de tiros en primera persona ochenteros o noventeros – ¿veis lo que os decía de los recuerdos? – que por el argumento en sí.

A día de hoy, después de otros nueve juegos y subiendo, bandas sonoras exclusivas creadas para ellos y comercializadas aparte con gran éxito, campañas publicitarias virales tan originales como para incluir el mailing criptográfico, más de una docena de novelas, una de ellas gráfica, ni sé cuántos cortos de animación, un proyecto de serie a punto de caramelo con el vendemotos más grande de la historia del cine, Don Steven Spielberg, detrás… todo ello en poco más de una década, decir que Halo es sólo un videojuego simplón y sin argumento más que se vendió bien y que se fue estirando para generar más y más ingresos sería ser muy pero que muy corto de miras.


Los halomaníacos son legión y su hambre de novedades no parece tener nada que envidiar a los warcraftmaníacos, los trekkies o los fans de Star Wars a pesar de que su merchandising, tan importante para los anteriores, no haya sido prioritario ni para los actuales dueños de esta franquicia –Microsoft– ni para sus gestores –343 Industries, filial desarrolladora de la anterior. Razón por la cual Halo tiene mucha menos visibilidad social incluso en esas guaridas de frikis perniciosos que son las tiendas de cómics y artículos afines, cuyos escaparates – sí, lo habéis adivinado –, tanto frecuenta el que os escribe.

Con todo esto, ¿cómo es posible que Halo no haya tenido una película made in Hollywood hasta ahora?, os preguntaréis, máxime cuando todos tenemos presente que el cine comercial lleva precisamente más de un década tan falto de argumentos potentes que han tenido que resucitar al mismísimo Indiana Jones, llegar a la séptima entrega de Fast and Furious o abusar, a veces de formas bastante lamentables, de las historias que sólo existían en los cómics o en los mismos videojuegos.

LA PELÍCULA


Bien, pues lo cierto es que hubo varios intentos, el más serio allá por 2006, que iba a producir nada menos que Peter de oro Jackson y a dirigir Neill Blomkamp –Distrito 9, Elysium–, lo que iba a pasar por ser su primer largo. Las exigencias desmesuradas de Microsoft parecieron ser el problema y la razón última de que no saliera adelante. Y también a Microsoft debemos que, con la idea de comerse el pastel ellos solitos, y cambiando los cuadros yankies por otros eminentemente british, se guisaran la que hoy nos ocupa Halo: Nightfall, para la que acabaron enganchando, nada más y nada menos, que a Ridley Scott como director ejecutivo, a Sergio Mimica-Gezzan – director de Battlestar Galactica, asistente de dirección en Salvar al soldado Ryan y director en varios capítulos de Heroes, Prison Break, etc – como director y a Paul Scheuring – creador de Prison Break – como guionista: tripleta garantía de calidad. Con todos estos precedentes, ¿cómo dudar de la importancia, la trascendencia y las expectativas que su feliz alumbramiento han generado especialmente entre los halomaníacos para los que, principalmente, se han gastado 10 millones de dólares los chicos de Microsoft?


Llegados a este punto, si eres de los que le ha picado el bichito de haloniano te diré dos cosas: 1 Aunque la película esté rodada como si se basase más en un shoot ’em up que en el first-person shooter que es Halo – todos los de mi generación estábamos esperando un poquito de acción rodada en GoPro y nos sabe a casi nada los pocos guiños al formato original del juego, apenas unos pocos insertos en el reconocimiento del halo – merece mucho la pena que te gastes unos eurillos en este DVD, no sólo porque sea material inédito de Halo – no ha pisado las salas de cine, sólo se distribuye digitalmente a modo de serie Live-Action en el intramundo Xbox y plataformas afines –, sino porque ya con la fidelidad con la que se retratan las armas, las armaduras, ¡los cascos!, las naves o una selección de las diferentes razas alienígenas recogidas en la saga – entre las que cabe destacar las lombrices Hunter –, lo que motiva ver en carne y hueso a los que serán tus nuevos héroes y la información de partida que te ofrece para la nueva entrega del juego – con versión beta multijugador ya testada por millones de vosotros y con fecha de lanzamiento 27 de octubre de 2015 –, te va a salir a cuenta; y 2 como seguro que ya con lo dicho te he convencido, puedes ahorrarte lo que sigue y saltar, directamente, al apartado dedicado a los extras, te doy mi permiso expreso. ¿Que si puedes verla, disfrutarla y enterarte de algo si no has oído apenas hablar de Halo? Rotundamente SÍ. Pasa y te cuento.

Halo: Nightfall, diseñada, patronada, cosida y rematada por gente de verdadera garantía con un elegante toque british, como ya os he dicho, se presenta ante nosotros sin actores de relumbrón que defienden, a las mil maravillas y sin excepción, los personajes claves que protagonizarán Halo 5: Guardians, el juego, – razón última de su existencia, no nos engañemos – a falta, por lo que me cuentan, de un tal Jefe Maestro que se ve que no sale, ¿o sí? Precisamente el hecho de que las caras no nos resulten demasiado conocidas permite a la cinta, junto a las propias actuaciones, ganar en credibilidad, liberándonos de la ardua tarea de pasarnos medio metraje preguntándonos en qué maldito capítulo de qué dichosa serie he visto yo a esa chica.

Esto unido a un estupendo trabajo de fotografía a cargo de Gavin Struthers – Doctor Who, Endeavour, Downton Abbey –, a unas infografías muy dignas y unos efectos digitales muy logrados – aunque sin demasiados hallazgos ni mayores pretensiones –, a la sencillez del guión – aunque sin faltarle ese puntito de reflexión mistérica tan propia del género sin caer, eso sí, en los laberintos filosóficos ni en los exhaustivos cientificismos a menudo insalvables de otras, lo cual en mi opinión agradece la película y agradecemos todos en general –, a unos personajes arquetípicos pero en absoluto planos, a la acción y al ritmo de la película hacen de Halo Nigthfall un producto entretenido y de grato visionado. Dicho lo cual, vayamos sin más dilación a la sinopsis-para-no-iniciados-en-Halo, a ver si os engancha, seguro que sí. ¿Que si contiene spoilers? Ná, ninguno determinante.

Estamos en Sedra, un pequeño núcleo de población en dios-sabe-dónde en el año ypicomil, un futuro lejano en el que los humanos, como de costumbre, hemos colonizado el universo profundo casi con toda seguridad porque nos cargamos la Tierra o porque la tuvimos que abandonar a toda prisa por algún tipo de enfermedad o amenaza alienígena. Casi de fijo que por lo segundo. Tenemos relación con otras razas alienígenas, por supuesto, y a algunas les caemos bien, a otras mal y a otras ni fu ni fa, lo típico. En estas, en las afuera de la pequeña y atrasada Sedra, los chicos de la caballería – esto es, los buenos – ven cómo un machaca chanchullero alienígena sin escrúpulos de los que, a priori, puede vivir entre nosotros, le vende a otros, que son los malos y que se han saltado, ¿cómo no?, la ley interestelar vigente al aparecer por allí, lo que los nuestros creen que es una bomba.


A pesar de los ímprobos esfuerzos del agente Locke –interpretado de forma convincente por Mike Colter (Salt, Man in Black III o La noche más oscura) – y de sus chicos por capturarlo, el bicho feo malote logra hacer estallar la bomba antes de morir en pleno centro comercial –se ve que ni en un futuro lejano nos libramos de ellos –. Sin embargo, nada salta por los aires, todos parecen estar bien… hasta que caen en la cuenta de que lo que ha hecho la bomba es liberar una especie de virus que sólo afecta a los humanos, que ya es mala suerte.

Y es ahí donde se empieza a agigantar el personaje del agente Locke: Que si ponte a buscar el origen del virus o de lo que sea eso que nos va a matar a todos, que si organiza un escuadrón para ir a ver qué se puede hacer para que los contrabandistas – sí, amigos, contrabandistas sigue habiendo, incluso humanos – no tengan qué venderle al enemigo, que si aguanta y acepta las injerencias de la administración beatucona local que te impone un jefe – un veterano curtido en mil batallas aunque con el prestigio y el ánimo algo venido a menos y bien defendido por el experimentado actor Steven Waddington (presente en Sleepy Hollow, The Hole o The Imitation Game) – unos cuantos soldados sedranos y una chica, muy mona y muy modosita – una especie de Katniss oriental descafeinada a la que da vida Christina Chong (a la que veremos en la nueva entrega de Star Wars, por cierto) –, demasiado verde para la que se os viene encima… y venga, a los restos de un halo –unos anillos alucinantes que hicimos a modo de solución final de toda forma de vida inteligente hace una pila de años, para que no sé qué especie enemiga muriese de hambre, y que cuenta con ecosistema propio – que quedar, queda a mano pero que, aunque tiene una noche agradable, dura pocas horas a la que le sigue un día abrasador y mortal de necesidad, de ahí lo de nightfall.


A partir de aquí, lo que cabe esperar, la operación entrar-y-salir que fracasa, el plan B que no es seguro que vaya a funcionar, el terror a lo incontrolable, lo imprevisible y lo desconocido, la amenaza anti-tecnología sin cara que surge, la lucha de egos por sobrevivir, el catálogo de personajes – escrupulosamente representativo de los grupos sociales mayoritarios en USA – que reaccionan bajo presión en todas las versiones posibles de la condición humana, abarcando toda la gama que va del blanco al negro, la acción, el ritmo, su poquito de adoctrinamiento en valores esencialmente americanos – Fe, Nación, Familia… – y el cierre con voz en off – los hay que no aprenden ni con los días – diciendo que “los soldados son dioses”, ¿razón? Mírate la peli, ya me cuentas. ¿Sencilla? Sí ¿Con muchos lugares comunes? También ¿Entretenida? Mucho y si te gusta el cine de ciencia-ficción movidito, sin otra pretensión que hacernos pasar un buen rato y con mucho ritmo es seguro que la disfrutes y puede incluso que te acabe apasionando.


Me decía un amigo hace unos días que los chiquiparks estaban pensados para sacarles a los niños la agresividad necesaria para afrontar una guerra, para acrecentarla incluso. Muchos piensan que ciertos videojuegos hacen lo mismo con los adolescentes y los jóvenes no del todo maduros. Y los hay convencidos de que las películas de acción, con o sin ciencia-ficción, buscan muchas veces promover también la violencia gratuita de 0 a 88 años.

Como le dije a mi amigo, yo también creo que los chiquiparks sacan la agresividad que cualquier niño lleva dentro, también creo que los videojuegos nos sacan la rabia y la ira que a veces nos posee a los que, aun siendo más mayores, hacemos uso de ellos y que, efectivamente, el cine promueve, en ocasiones, la violencia como si fuera algo bueno.


Pero, con una diferencia – llamadme ingenuo si queréis – nos sacan la agresividad, la ira, la rabia y la violencia que llevamos dentro, sí, características todas consustanciales al ser humano, no lo olvidemos, pero sabemos que el origen de todas ellas es FICTICIO, que forman parte de un JUEGO, hasta el niño más ingenuo del chiquipark lo sabe. Por tanto, no nos sacan todos esos impulsos atávicos para acrecentarlos sino para CANALIZARLOS y reducirlos a mínimos que nos sean manejables sin que nadie, en absoluto, salga herido. Halo: Nightfall es un buen ejemplo de ello, hay que quemar la adrenalina sobrante y, ¿qué mejor forma que viéndonos una peli que va de un videojuego?

CONTENIDO DE LOS EXTRAS


Dentro del cuidado diseño del menú principal, a fuer de la película, las opciones de configuración y el listado de capítulos, ordenados asépticamente por números – sin esos odiosos títulos presentes en otros dvd’s –, nos encontramos un apartado denominado Material Adicional que hará las delicias de los que nos encanta ver los “cómo lo hacen” del cine y que bien podríamos dividir en dos partes. Por un lado los making off propiamente dichos – primera columna –, en los que podemos ver en detalle cómo están hechas las armaduras, los cascos, la verdad de la espectacular y emblemática bajada de la Pelican al halo de los soldados sedranos y de la ONI o las diferentes localizaciones reales en las que se rodó la película – te sorprenderá ver hasta qué punto el ordenador es sólo un recurso más y que al final no hay tantos cromas como cabría suponer –, y por otro, en la segunda columna, las piezas dedicadas a la presentación de los nuevos héroes, los actores que les dan vida y el otro gran personaje, el mundo Halo, desde el anillo al planeta Sedra. Todo ello en piezas de duración bastante corta, algo que hace más ágil y más grato su visionado.

¿Acaba aquí el material extra, amiguitos? Pues por suerte NO. Justo debajo del último apartado de los making off –atentos, chicos y chicas – el denominado “Forjando los mundos de Halo: Nightfall” vemos un candado que, una vez abierto – tranquilos, no hay más que clickar sobre él –, nos lleva a una nueva pantalla en la que encontramos hasta cinco “Historias Adicionales” que completan la experiencia Halo: Nightfall.


Si sois tan tiquismiquis como yo, es probable que, una vez vista la película, hayáis echado en falta algo más de metraje dedicado a los estragos provocados por la bomba contaminadora explotada por el malvado shangheili en la atrasada población de Sedra o incluso conocer algo de las motivaciones de los contrabandistas humanos para traicionar así a su raza. Bien, pues aquí encontraréis la respuesta a vuestras dudas y anhelos. No os cuento más, haceros con una copia y disfrutarla entera.

Por Ángel Chatarra.


sábado, 24 de enero de 2015

Empusa: Desmontando a Naschy (y el fantaterror clásico)

Por Ángel Chatarra

Cualquiera que sepa algo de cómo se fueron sucediendo, uno tras otro, los infortunios en el rodaje de la que resultó ser a la postre la última película del gran Naschy no dudará que la propia empusa, ese ser mitológico precursor mediterráneo del intemporal vampiro, cargó la mano haciendo maldades entre bambalinas.
Y es que primero se llevó a Carlos Aured, mítico director –barra– guionista del cine S y de terror españoles, responsable de títulos que aun sin haberse visto están en la memoria colectiva de todos los que alguna vez pisamos un videoclub real –no esas mariconadas virtuales que hay ahora, jovenzuelos, no sabéis lo que os perdisteis–. A saber, por un lado, “ El fontanero, su mujer y otras cosas de meter”, “La frígida y la viciosa”, “Apocalipsis sexual” –que estaban siempre en la estantería previa a la que se ocultaba tras la cortinilla de cuentas y que los pequeños teníamos prohibido descorrer–, y por otro, –en la estantería paralela a la anterior e igualmente apartada del alcance de ojos púberes– “El retorno de Walpurgis”, “El espanto surge de la tumba” o “Los ojos azules de la muñeca rota”.

 
Después se empeñó en quitarnos a nuestro querido Jacinto Molina Álvarez, nuestro Lon Chaney particular y fiel amigo del anterior, del que recogió el testigo para acabar con el rodaje de esta accidentada película y con el que compartió media docena de sus más afamadas y notables películas. Conocido por todos como Paul Naschy, Jacinto Molina es sin duda la cara más reconocible de nuestro cine fantástico y de terror por más que su pasión por encarnar hombres lobos y demás criaturas del averno se la ocultara tantas veces tras los pelos, los postizos y el maquillaje.
No contenta con todo ello, la pérfida empusa siguió con sus iniquidades haciendo que Mayans fuera operado de urgencia, que el director de fotografía, Luis Colombo, sufriera un grave accidente de tráfico, que uno de los productores tuviera otro accidente, prótesis de cadera incluida… y, finalmente, como si del remate de una broma macabra se tratase, decidió dejar en las manazas del siempre bien intencionado pero poco dotado para la causa Antonio Mayans el montaje final de la cinta. Sí, de acuerdo, alguien más habría por allí que le echase una mano pero es curioso como Mr. Al Pereira, legendario actor tan aseado como prolijo en títulos, cuenta con el dudoso honor de haber manoseado y desvirtuado las obras póstumas de dos de los mitos más grandes del cine español, la del tito Jess y la que hoy nos ocupa, la de nuestro licántropo preferido. Bueno, tampoco quiero poner toda la carga de la culpa en Mayans pero que estuvo presente en los dos casos y que el que más sabía de qué iba la copla en esas dos salas de montaje tenía que haber sido él es un hecho, a eso se le llama estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. O no.


Estos hechos tan luctuosos y desafortunados, le dotan de cierto bouqué paranormal y de película maldita que le viene bien y dignifica, más que el inconexo y por momentos desconcertante resultado final, a la propia cinta que pasa por ser, en mi opinión, el final definitivo de lo que todos conocimos como fanterror patrio.
Digámoslo, “Empusa” no debió ser el broche final de esa hermosa época del cine español que tanto nos hizo soñar a muchos pero no porque no sea un producto digno de ésta, a eso iremos luego, sino porque no tenía que serlo, no era esa la intención de Paul Naschy, no era esa la intención de Carlos Aured, no era esa la intención de Antonio Mayans –al que podemos negarle el pan y la sal por meterse donde no debiera pero no una incombustible pasión por mantener vivo ese doble legado del que siempre formó parte, el universo Jess y el universo Naschy – ni la de los ilusionados jovencitos admiradores de los mitos vivientes que tenían ante sí y que se embarcaron sin reservas en el rodaje de esta película que sólo tenía que ser la primera de muchas. Bueno, quizá sólo de unas pocas más de las que tenían en mente estos tres monstruos del cine que para tal fin se juntaron sumando al grupo a Luis Colombo y a Ángel Mora. Seguro que la intención de estos veteranísimos y adorables vejestorios era morir con las botas puestas, no sin antes pasar la antorcha a una nueva generación de nietos, más que hijos, a los que con su desaparición prematura para este fin dejaron huérfanos y, mucho me temo, que desnortados. Tendrán futuro en la profesión, qué duda cabe, les abalará esta línea de su currículum pero no podrán mantener con vida el fanterror que se nos murió con Naschy y Aured, y al que Mayans pertenece pero sólo en parte. Quizá lo resuciten, quizá lo reinventen, quizá lo eleven a cotas nunca antes alcanzadas pero ya nunca será lo mismo, eso seguro. Buena suerte, por supuesto, os estamos esperando con los brazos abiertos.


Pero volvamos a “Empusa”, cinta como os decía que para mí marca el final de una época, la que sin duda es un producto inacabado, defectuoso y por momentos abracadabrante pero, os digo una cosa, ¿y qué más da que así sea? Es un final, ¿por qué debería ser perfecto? Las de fanterror jamás lo fueron.
Nunca sabremos cuál era la primera intención de Carlos Aured cuando el proyecto aún se llamaba ”La gaviota”, antes de tenérselas tiesas con el bueno de Paul, tampoco sabremos qué demonios habría salido finalmente en la pantalla si el cáncer de Naschy y alguna que otra caída molesta y dolorosa no hubieran mermado sus facultades y hubiera podido terminarla tal y como la tenía pensada. Pero para mí es indudable que la cinta, tal y como finalmente la conocemos, es un broche digno y honesto para el fanterror patrio no sólo por sus dislates, con los que ya contábamos a priori porque, en mayor o menor medida, siempre formaron parte del género, sino por su propia voluntad de ser la antipelícula de fanterror clásico

 
Puede que muchos la veáis, a lo cual os invito encarecidamente, y penséis que no es buscado, que no pretende ser lo que yo os sugiero que pretende ser, que todo es producto de un cúmulo de chapuzas que se empeñaron en sacar adelante unos por la memoria de los caídos, otros por verse en los créditos junto a Naschy y otros por el infierno que les supuso a los supervivientes acabarla, que todo iba bien hasta que empezaron a estropearse las cosas. Pero reflexionemos un segundo, hagamos una lista a lo Wes Craven en “Scream” sobre las características que una buena película de fanterror debe tener: 

 
Las localizaciones benidormnianas parecen las equivocadas, su fotografía tan llena de sol, tan clara, tan poco gótica que sería más propia del renacimiento –válgame el símil histórico-artístico ad hoc– tan nítida, sin un solo filtro tan propios del género, parece la equivocada, la interpretación de Mayans y del propio Naschy parecen las equivocadas, los diálogos, su propia construcción costumbrista por momentos impostadamente barriobajera parecen los equivocados para nuestro Paul Naschy, siempre tan proclive a la declamación y al teatro clásico, la propia pareja de personajes protagonista, tan ajados, tan crepusculares, tan gastados, tan acabados, tan fuera de lugar pretendiéndose hilarantemente modernos e hiperactivos a pesar de sus achaques –¡si nuestro pecho lobo más carismático llega a reconocerle a su partenaire un gatillazo con una de sus también poco creíbles amantes!–, tan lejanos del héroe redentor y hasta del villano varonil, noble y atormentado, parecen ser los equivocados para una película de fanterror. Ni siquiera la música firmada por el metalero Enrik García parece la adecuada, sólo la sensualidad de las féminas participantes y la naturalidad de sus hermosos cuerpos –ni un gramo de silicona o colágeno–, la temática, el artesanal maquillaje y el trabajo de caracterización cumplen con los cánones. ¿Todo esto puede ser producto de los avatares de la producción?, es posible que muchas de las decisiones se tomaran en un principio con otra intención o por alguien que no sabía muy bien lo que se hacía después pero, ¿no puede ser que un anciano y ya bastante enfermo Paul Naschy viera finalmente la luz, tuviera un momento de lucidez definitiva y aprovechara sus recursos para hacer una alegoría de un cine y de un tiempo que se estaba muriendo con él? Por eso os insisto en el ‘parecen’ porque casi nada de esto puede achacarse sólo a un mal montaje, a una mala planificación, a los bandazos de guión y dirección, a los parones forzosos o a las penurias sufridas durante el rodaje. No, tiene que ser deliberado, intencionado. Y si lo es, y yo me apuesto una mano y no la pierdo a que así es, sólo se explica si la intención última de la cinta es desmontar el fanterror clásico, es acabar con él, aniquilarlo. Rebelarse contra la muerte propia y la del género tal y como él lo conocía, riéndose de sí mismo y de lo que fue su forma de vida. En definitiva, contar las mismas cosas de siempre, con los mismos elementos de siempre pero intencionadamente mal. Demoler el género desde dentro y decirle yo gano

 
Y es que habría toda una colección de secuencias carne de un capítulo de “la risa involuntaria” XXL de mi gran amigo Juan P. Rodríguez Lazo si no estuviera convencido de que esa risa es buscada. ¿Alguien puede negar que esa es la intención cuando convierte en vampiros (de segunda, por si fuera poco) al policía, al forense y al cura del pueblo? ¿O ese guiño a Lugosi de un Saturnino García más luiscigesiano que nunca, la escena de la muerte de vodevil del barón Racionero o el gag de la ballesta comprada por internet? Es imposible que Paul Naschy fuera ajeno al hecho de que “Empusa” muta por momentos en “Las aventuras y desventuras del viejo verde nieto follador de Van Helsing en Benidorm”. Y ¿qué queréis que os diga?, a mí que me va la juerga más que a un niño un caramelo, me parece fantástico que el fanterror clásico, tan onírico, tan místico, tan metafísico por momentos, ten elevado, tan dado a abusar de referencias eruditas como lo son las propias empusas, tantas veces forzado al análisis profundo por parte de aquellos culturetas obligados a justificarse con sesudos y grandilocuentes textos por su consumo, como si de un Ferrán Adriá pillado in fraganti comiéndose un Big Mac cualquiera se tratasen, tenga como epílogo esta contrapelícula de terror español. 

 
Nos quedamos con las ganas de saber qué venía después, nos quedamos con las ganas de ver a Christopher Lee compartiendo plano con Paul Naschy como nos prometió un día, y nos quedamos con las ganas de tener lobatos amamantados por Naschy haciendo cine, porque todo lo que se rebusque en los cajones ahora, se complete, se reestructure o se recupere, ya no será fanterror de Paul Naschy como no es cine de Jess Franco lo que ha visto la luz después de su muerte (me refiero a…). Puede oler a ellos, saber a ellos, pero ya no son ellos. A diferencia de Jess Franco, que al menos completó el camino sobradamente a pesar de morirse vivo, muy vivo (pues nunca dejó de dirigir películas), a Paul le quedaban un par de recodos para irse con una edad suficiente. Una lástima pero estoy seguro de que, desde donde sea que nos esté viendo, nos mira con una sonrisa cómplice y satisfecha. “El fanterror era yo –estará diciendo–. Aquí os dejo esto, que os aproveche”.


LA EDICIÓN:
 
La edición en DVD del presente film que ha sacado al mercado TEMA Distribuciones y Cameo se ofrece con imagen en formato panorámico anamórfica y una pista de sonido stéreo en la que se encuentra su versión original en castellano y va acompañada de subtítulos removibles en inglés. En el apartado de extras encontramos un tráiler y un making off, que consiste en una interesante entrevista a Antonio Mayans y momentos del rodaje donde puede verse a Naschy dando instrucciones a los actores (¡qué interesante hubiera sido si además saliese Aured!) y donde podemos ver un trailer de El gran crotón (Luis Colombo, 2011), película que cuenta con un guión de Jacinto Molina. Por último los extras se completan con el cortometraje Los árboles (Joan Vall, 2009), protagonizado por Naschy.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Entrevista a Ángel Mora, productor de "Empusa"


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Después de renovar de algún modo el porno nacional a finales del pasado siglo dirigiendo cintas como GorexVampira oViernes 13 XXL, actualmente Ángel Mora sigue su particular andadura centrado en  los márgenes del fantástico. Además de la valiente apuesta que ha supuesto la apertura en Madrid de Artistic Metropol, una sala orientada hacia el cine más independiente y minoritario, con especial predilección por el de género, también ha sido el productor de una de las últimas películas malditas españolas por antonomasia. Como muchos ya adivinarán, hablamos de Empusa, nacida como un intento de resurgir el fantaterror español de los años setenta de la mano de sus dos principales creadores, pero cuya gestación tuvo que enfrentarse a multitud de problemas que en gran medida marcaron su suerte. De entre ellos, los más sonados serían la salida en pleno rodaje de Carlos Aured, director inicialmente previsto, y el fallecimiento durante la fase de post-producción del que fuera su principal artífice, Paul Naschy. Después de casi cuatro años desde su estreno en diferentes festivales, Empusa al fin ha visto la luz con un estreno comercial simultáneo en cines, V.O.D. y DVD. Con motivo de tal circunstancia, mantuvimos con Mora la siguiente entrevista, en la que el productor nos da buena fe de la cantidad de vicisitudes vividas a la hora de levantar este proyecto.

¿Cómo entras  en el proyecto de lo que acabaría convirtiéndose en Empusa?
Me encontraba acabando mi anterior película como director, el documental Animal, cuando me llamó Antonio Mayans, con el que mantengo una relación de amistad desde hace veinte años. Empecé mi carrera con él rodando una película de Jesús Franco, por lo que es mi maestro, por lo menos en cuanto a temas de producción se refiere. Total, que me dijo: “Ángel, estamos en Benidorm a punto de empezar el rodaje de una película tituladaLa gaviota. El rodaje se está haciendo en unión de cooperativa; cada uno aporta una serie de elementos y nos falta ahora mismo un productor ejecutivo y un dinerito”. Por lo que me comentó, parece ser que un productor se había echado atrás a última hora. En aquella temporada, trabajar con Paul Naschy o Carlos Aured, con quienes no había trabajado nunca, me hacía especial ilusión, así que acepte la propuesta. Lo único que les avisé es que, dado que yo tenía que terminar la postproducción de mi película, no podía ir hasta una semana más tarde, por lo que tenían que empezar sin mí hasta que a la semana siguiente me reuniera con ellos. Y así fue un poco el inicio de mi aventura con La gaviota, que luego pasaría a llamarse Empusa.

Precisamente por este tema queríamos preguntarte. ¿Cuál fue el motivo para el cambio de título?
Le dije a Paul que La gaviota era un título muy confuso, ya que la gente lo podía asociar a Chejov. Como película de terror tampoco era un título que funcionara, y a mí, personalmente, no me gustaba. Empusa fue el segundo título alternativo que Naschy me propuso y, sin que me volviera loco, entendí que al menos tenía algo de enigmático, puesto que el noventa y nueve por ciento de la gente no sabía qué cojones era una empusa. Entonces, por ahí podías atraer un poco al público. Obviamente La gaviota era un título que no tenía mucho que ver con el argumento; sí que había gaviotas y tal, claro, pero no tenía tanta justificación ni peso como para ser el título de la peli.
Como es bien sabido, la película originalmente debía de ser dirigida por Carlos Aured. Sin embargo, tras unas jornadas de rodaje tuvo que ser sustituido por Paul Naschy. ¿Qué es lo que sucedió realmente?
Tiempo antes Carlos había coincidido con Paul en un festival, según creo recordar el de Algeciras, donde retomaron el contacto después de muchos años. A partir de este encuentro, se propusieron volver a trabajar juntos. Por aquel entonces, Paul tenía dos guiones: uno era El Solitario, que iba sobre la vida del ladrón de bancos apodado así y que en aquella época aún estaba fugado, y otro era el de La gaviota. Obviamente, El Solitario era un proyecto demasiado caro y complicado de rodar, así que optaron por el segundo. A Carlos le entusiasmó el proyecto e inmediatamente se pusieron en marcha. Contactaron con Luis Colombo, que fue el director de fotografía y también uno de los coproductores desde su productora, Colombo Films, y con Antonio Mayans, que fue jefe de producción. El equipo estaba formado por Carlos, Luis, Antonio, Paul y, después de que aquel productor se echase atrás, yo mismo. Cuando llegué al rodaje y vi como estaba rodando Carlos y, sobre todo, cuando vi el copión de lo que había rodado, me eché las manos a la cabeza.
Por otra parte, había dos cosas que a mí, como productor ejecutivo, me molestaban muchísimo. La primera era que si Carlos Aured actuaba como coproductor, debería haber mirado mucho lo que rodaba y el dinero que se gastaba. Sin embargo, te podría decir sin ningún tipo de problemas que se gastó en diez días la mitad del presupuesto que teníamos para toda la película. Por ejemplo, teníamos que rodar una secuencia en un hotel, una secuencia de cama, con Paul y con María Jesús Solina, que hacía de su amante. Estuvo todo el equipo de dirección artística, sus ayudantes… Todo el mundo preparando el set menos Carlos, que, a pesar de que vivía en Denia, que está al lado, no estuvo para supervisarlo todo. Con lo cual llegó el lunes y, cuando vio la escenografía, nos salió con que faltaba una sábana de raso negra y que no rodaba sin ella, cuando eso lo podría haber dicho el viernes, que teníamos todo el fin de semana para buscarla, y no el lunes a las nueve de la mañana cuando todo el equipo está preparado para rodar. Así que tuvimos que mandar a una persona a recorrerse todo Benidorm en busca de la dichosa sábana de raso negra, con los consiguientes retrasos que ello suponía. Pues bien, eso era lo habitual con Carlos Aured. Le importaba tres pimientos el dinero, quizás porque no era suyo. Había otra actriz que se llamaba Irene Santamaría, que finalmente fue cambiada por Cristina Carrión. Si tú leías el guion original, obviamente las vampiras eran chicas esbeltas y con el pelo largo. En cambio, esta chica era más bien rolliza y con el pelo corto, con lo cual hubo que ponerle extensiones que también valían dinero. Y si algo hay importante cuando trabajas en producciones que tienen unas limitaciones económicas, es tener en cuenta ese tipo de detalles y no derrochar. Porque, por ejemplo, esa chica era de Madrid, y cada vez que rodaba teníamos que pagarle gasolina, peaje, etc. Y todo con Carlos Aured era así. Te decía: “Yo ruedo aquí porque me da la gana”, “yo hago esto porque me da la gana”. Y, claro, yo como productor ejecutivo me planté. Les dije que esto no podía seguir, sobre todo porque no iba a llegar el dinero. La película tenía un plan de rodaje de treinta días y al ritmo que íbamos no llegaríamos ni a los veinte. Había que hacer entrar en razón a Carlos de que no podía continuar así, ya que al fin y al cabo era uno de los productores y ya había sido productor con anterioridad. No podía decir de repente que le faltaba una palmera y que le trajéramos una.

Así que, visto lo visto, llegó un momento en que le dije a Paul que me iba y que no podía seguir. Les dije que mi aportación económica no la iba a retirar porque no les quería entorpecer, pero que no estaba dispuesto a continuar con este señor, a lo que Paul contestó textualmente que si me iba yo él haría lo mismo. Hubo un gabinete de crisis, nos reunimos Carlos, Antonio, Paul, Luis y yo en una habitación. Para mí fue una responsabilidad muy grande, porque eso era el fin de la peli y ya habíamos invertido tiempo y dinero, y abortarla sería un drama, así que se intentó buscar una solución de emergencia para que la película fuera codirigida por Carlos y por Paul. Era una solución que a mí no me gustaba mucho, pero tenía plena confianza en que Paul pudiera sacarla adelante, ya que a él mismo no le gustaba lo que estaba haciendo Carlos. Yo lo sabía, dado que, como Carlos no se quedaba en el hotel, ya que se iba a su casa de Denia, cuando cenábamos hablábamos mucho del tema y nos preguntábamos qué era lo que le pasaba a Carlos y por qué rodaba aquellos planos tan extraños. Con lo cual se llegó a ese acuerdo, y se le comunicó a todo el equipo que a partir del lunes la película estaría codirigida por ambos. El equipo estaba muy mal, veían que Carlos iba a hacer naufragar la película y que aquello no había ni por dónde cogerlo, así que cuando se comunicó que Paul también estaría al mando hubo una sensación de alivio.

No obstante, Carlos y Paul no llegarían a rodar de forma conjunta…
En efecto. Tras alcanzar este acuerdo, llegó el primer día de rodaje, que fue en las cuevas de Canelobre, unas cuevas muy bonitas donde íbamos a filmar toda la escena final, y el ambiente fue totalmente diferente. Luis y Paul se llevaban muy bien, y creo que en ese momento Carlos se vio totalmente “puenteado”. Debió de pensar que ya no pintaba nada, que nadie le hacía caso, que nadie quería trabajar con él… Lógicamente, para él fue todo un mazazo. Entonces ocurrió una cosa que rozó lo surrealista, y fue que de repente nos dimos cuenta de que Carlos ya no estaba en el rodaje. Había desaparecido. Se había ido sin despedirse, ni dar explicaciones siquiera. Y más surrealista aún fue que una persona del equipo, de la que no diré su nombre por respeto, me dijo que quería hablar conmigo a propósito de una escena bastante importante en la que salía Paul con una ballesta y que tenía un peso específico en la película. Me dijo que había visto a Carlos Aured intentando romper la ballesta. Es decir, quería claramente boicotear el rodaje. Pero volviendo al tema, solo te puedo decir que a Carlos no se le echó; se fue él. Con Carlos no se hubiera podido acabar la película y, si se hubiera acabado, no se podría haber ni montado porque aquello era un despropósito. Pero bueno, tampoco fue la manera de irse de un rodaje. Y bueno, tristemente, falleció poco tiempo después. Desconozco si tuvo algo que ver lo ocurrido en el rodaje o si entró en un estado de depresión. También desconozco su situación personal…

¿Tienes idea de a qué pudo deberse ese cambio de actitud en Aured, cuando todo el mundo que lo trató siempre destaca su amabilidad y educación?
A mi modo de ver, en mi opinión personal, no sé si compartida o no por el resto del equipo, Carlos Aured no tenía la cabeza en su sitio. Hay una historia que es importante que quizás te explique: Carlos estaba por aquel entonces muy, muy deprimido, porque desde El enigma del yate no había rodado nada. Y si no me equivoco El enigma del yate es de 1982… Después había trabajado en Canal + llevando el departamento de compras de cine para adultos, etc. Tenía un buen sueldo, pero, como cualquier director, su sueño y su ilusión era dirigir. Un director al que de repente le meten en un despacho a programar porno, supongo que a Aured no le haría muy feliz. No sé si sería por ello, pero lo cierto es que durante el rodaje tenía un carácter muy difícil, estaba como exaltado. Se peleaba continuamente con el director de fotografía… A veces tenía que hacer de abogado del diablo y les pedía que no discutieran, sobre todo delante del equipo, ya que daba una imagen patética. Otra anécdota, por ejemplo, fue cuando rodamos en Terra Mítica, que era una localización cara y complicada, en una secuencia con Paco Racionero no quería rodar porque faltaban los extras al fondo. Le dije, bueno, rueda los planos de Paco y luego ya avisamos a los extras, pero se negaba porque él quería hacer el plano máster y tal y cual… Y esto era continuo, hasta el punto de que a mí me llegaron a dar ataques de ansiedad porque era el ayudante de dirección encima.
Paul Naschy y el director de fotografía, Luis Colombo, durante el rodaje de "Empusa".
Paul Naschy y el director de fotografía, Luis Colombo, durante el rodaje de “Empusa”.
¿Y qué ocurre una vez se hace Naschy cargo del rodaje?
Paul consiguió que la película fuera otro tipo de película, por lo menos a nivel de rodaje. Pero claro, teníamos un lastre: que todo lo que había rodado Carlos no se podía volver a rodar porque no había presupuesto, con lo cual tuvimos que simplificar muchas secuencias, y en el resultado de la película, obviamente, se nota. De hecho, en la versión que se ha estrenado de Empusa hay secuencias rodadas por Carlos Aured porque no había más remedio… Por eso, insisto: hay dos películas dentro de Empusa, la de Carlos y la de Naschy. Cuando estuvo terminada la película, resultó muy complicado enlazarlo todo. Hubo que rodar algunas escenas adicionales porque había fallos de continuidad, y no quedaba compacto. Durante el rodaje también vimos que Paul tenía algún problema, pero no decía nada. Se quejaba de la rodilla un poco, pero yo creo que ya estaba enfermo. Él ya lo sabía, pero estaba convencido de que iba a vencer. A mí me entristeció mucho la muerte de Paul. Yo sabía que había algo más que un dolor de rodilla por su expresión, pero tenía tanta ilusión por el proyecto que él mismo se fortalecía. Tengo una teoría, y es que en cierto modo Empusa ayudó a Paul a sobrellevar su enfermedad. Le insufló energía. Puede que me equivoque y esto sea una estupidez, pero lo cierto es que durante los veinte días que Paul dirigió Empusa, más la postproducción, no paraba de llamarme y decirme lo bien que estaba quedando. La propia ilusión enmascaraba el dolor de su enfermedad.

Tuvo que ser bastante duro enfrentarse a tantos problemas durante el rodaje, y más tarde, en la postproducción, con la enfermedad de Naschy. ¿Hasta qué punto toda esta serie de contratiempos pudo variar la visión con la que originalmente fue concebida la película? ¿En qué consistieron estos cambios, si es que los hubo?
Prácticamente la historia es la misma. Lo que hubo es que simplificar mucho. Sobre todo las escenas de acción, que quedaron muy reducidas. Se acortaron secuencias largas… El plan de rodaje había saltado por los aires. También, debido al precario estado de salud de Paul, hubo algunas secuencias que fueron rodadas sin él. Yo dirigí algunas secuencias, y el propio Luis Colombo otras. No eran secuencias importantes, sino planos generales y cosas por el estilo. Hubiera sido mejor que él hubiera estado presente en todas, pero claro… Ahora no recuerdo el guion original, pero los cambios que hubo fueron por cuestiones presupuestarias.

Ya en la post-producción, y debido a su fatal enfermedad, Naschy no pudo doblarse a sí mismo. ¿Hubo algo más en esta fase en la que Naschy no pudiera estar presente o no pudiera supervisar?
Paul nunca se había doblado a sí mismo [n.d.a.: En honor a la verdad habrá que decir que, en realidad, el actor madrileño ya aparecía con su voz en La noche del ejecutor]. La primera película en la que Paul utilizó su propia voz con sonido directo fue en Rojo sangre y, a raíz de esa, lo hizo en todas. Paul tenía muy claro que quería doblarse a sí mismo, pero en esa fase estaba muy, muy enfermo. Llegó a doblar un treinta y cinco por ciento de Empusa. Pero cada sesión de doblaje era interminable. Para grabar un takeel pobre se tiraba media hora, por lo que al final tuvimos que contratar a un actor de doblaje cuya voz era muy parecida a la suya. Hay una cosa que me molesta mucho y que he leído por ahí, diciendo que este no es el montaje que había hecho Paul. Esto es una cosa que me enciende. No se ha quitado ni una coma ni un punto. Bueno, miento, se cortó un poquito de los títulos de crédito, porque se veía a Abel y Víctor, los personajes de  Naschy y Mayans, como diez minutos andando por la playa y nos pareció un poco excesivo. En todo caso fue un corte limpio. Del resto no se quitó ni un solo plano, ni un fotograma. Lo que vemos es el montaje de Paul, plano por plano, obviamente etalonado porque él no llegó a etalonarlo, y con sonido. Pero lo que es el montaje, el ritmo y demás, es tal cual como quiso Paul, para bien o para mal. Acabé la película tal y como la hubiera querido Naschy, porque era un poco como su testamento. Te voy a contar otra anécdota: dos días antes de fallecer, Paul me llamó, medio moribundo, con la voz entrecortada, para hablarme de Empusa. Él se fue a la tumba con su Empusa, con su Empusa y con suEmpusa. Por eso insisto que me ha molestado leer este tipo de cosas que no son ciertas. Como, por ejemplo, que a él no le gustaba la película. Todo lo contrario, él estaba entusiasmado con ella, cosa que incluso me sorprendió. Todos decidimos dejarla como él había dicho, como su legado, aunque a mí personalmente había cosas que no me gustaban. Así que el final cut está hecho por Jacinto Molina, le pese a quien le pese.


Sin duda, uno de los grandes hallazgos de Empusa es Laura de Pedro, una actriz que por aquel entonces era casi una desconocida, pero que sin embargo aporta gran magnetismo a la cinta. ¿Cómo llegó al proyecto?
Cuando estábamos en la fase de preproducción nos era complicado encontrar actores por la zona de Alicante, porque quitando Madrid y Barcelona, si te vas a otras ciudades, pese a ser grandes, es complicado. Por entonces nos faltaban dos actrices que tenían roles con bastante peso: la que hacía de Lilith y la que hacía de Natalia. Entonces propuse realizar un casting en Barcelona, que hicimos en el restaurante de un amigo mío que se llama el Comedor de las Tinieblas, en Castelldefels. Pusimos un anuncio en soloactores y fuimos allí. Hicimos una selección, porque fue una locura la cantidad de actrices que acudieron. Creo recordar que en un día llamaron ciento y pico chicas. Después del primer filtro, quisimos advertir dos cosas. Primero, que era una película con desnudos integrales, que siempre es algo que tienes que avisar desde el primer momento para no hacerle perder el tiempo a nadie. Y, segundo, que era una película que se hacía en régimen de aportación. Luego yo hice otra criba y al casting final llegaron unas doce chicas, y de estas doce salieron María José Salina y Laura De Pedro, que me pareció una presencia muy poderosa. Creo que ellas dos fueron muy importantes para la película, aunque luego en el montaje final el papel de Natalia se redujo bastante, pero en todo caso eran dos personajes que tenían bastante peso dentro de la trama.

No obstante, junto a estas intérpretes, digamos, noveles, en el reparto también se dan cita algunos veteranos de lujo, como pueden ser Saturnino García o Paco Racionero, además del propio Antonio Mayans…
Tanto Paco como Saturnino ya habían trabajado con Paul y con Antonio, por lo que los llamamos directamente. Obvio es, no pasaron ningún tipo de casting. Saturnino está muy metido en el papel y está muy bien, como Paco. Insisto, la película es lo que es, pero tiene cositas que uno no puede decir que están mal y creo que el papel de Saturnino y el de Paco son de las cosas más simpáticas de la película, y personalmente, con las que más disfruté. Trabajar con ellos fue una gran alegría. Ambos se fueron muy contentos del rodaje.


Puede decirse que Empusa es la película más gamberra de las realizadas por Paul Naschy. Pese a ello, parece que el público, incluyendo a los más acérrimos defensores de la obra del madrileño, no ha llegado a conectar con su carga humorística. En tu opinión, ¿a qué piensas que es debido?
¿Gamberra dices? Bueno, el fallo de Empusa es que no está bien acentuada la parte de comedia. Cuando leíamos el guion era claramente una comedia. No era Aterriza como puedas, pero tenía un tono. Quizás es demasiado seria para lo que realmente se tenía que haber hecho. Yo creo que se queda en un terreno de nadie porque no funciona como película seria ni como comedia, y es una pena, porque la intención inicial era que fuera lo que habéis dicho. El término gamberro está muy bien. Tiene esa mezcla de humor y seriedad, como Un hombre lobo americano en Londres, pero no se supo transmitir bien. Hay un término que me hizo mucha gracia y que escuché una vez cuando me reuní con Balagueró en una presentación de una película mía llamadaGorex, y me dijo que a él le gustaba mucho mezclar sabores, lo dulce con lo salado, ¿no? Entonces le hizo mucha gracia esa mezcla de terror y porno. Pues en Empusa había una mezcla golosa de comedia con peli seria que al final no quedó bien acentuada. Creo que la parte cómica queda muy desdibujada y la parte seria, como no está bien llevada, pues casi cae más en el ridículo. Y es una pena porque, repito, cuando leímos el guion era una cosa muy simpática que podría haber funcionado mejor.

Aunque la premiere mundial de Empusa tuvo lugar hace más de cuatro años en el Festival de Sitges, no ha sido hasta hace escasos meses que ha sido estrenada comercialmente. ¿Cuáles han sido las causas para que haya existido tanto retraso?
No, la premiere mundial fue en Alemania, en un festival itinerante del que ahora no recuerdo el nombre. Pero bueno, se ha tardado mucho porque tras su paso en Sitges contactamos con un agente de ventas internacional, alemán precisamente, e hicimos un contrato de cinco años con una cláusula que decía que si al primer año no llegábamos a unos objetivos podríamos cancelarlo. Y, efectivamente, durante ese año no vendimos la película a ningún lado. Claro, si el primer año no logras venderla, luego es más complicado. Eso sí, la llevamos a tropecientos festivales. A todo ello hay que añadirle que el mundo de la exhibición aquí en España está muy mal, y más con el cine independiente, donde la mayoría de las películas se estrenan con un máximo de cinco copias y a la semana son retiradas. Entonces, mi socio Víctor Matellano, con quien acabo de rodar Vampyres, había distribuido su anterior película con TEMA, así que me los presentó y llegamos a un acuerdo.
De izda. a dcha.: Ángel Mora, Luis Rosales y Víctor Matellano durante la presentación de "Vampyres" en la pasada edición de Nocturna.
De izda. a dcha.: Ángel Mora, Luis Rosales y Víctor Matellano durante la presentación de “Vampyres” en la pasada edición de Nocturna.
En su momento, Empusa se anunció como el inicio de una Factory que, bajo el nombre de “Naschy Team”, iba a centrarse en la realización de películas de género de bajo presupuesto. ¿Cuáles eran vuestros planes originales y qué ha quedado de todo aquello?
Con la muerte de Paul murió todo. La columna vertebral del proyecto era él. Era el pilar de todos los proyectos que queríamos hacer. Entre los proyectos que queríamos hacer había dos. Uno era Mi perro Aquiles, que era un proyecto que a Paul le apetecía mucho y con el que estuvo a punto de contar con Christopher Lee. Ellos eran muy amigos, pero esa iba a ser la primera vez que iban a coincidir juntos en una película. Y la otra es Crotón el grande, que era una cinta más sencillita y que se iba a rodar en Benidorm (al contrario de Mi perro Aquiles, que estaba localizada en Madrid y alrededores), e iba a ser la más cercana en rodaje. Antes de morir Paul, Colombo ya empezó a grabar algunas escenas como segunda unidad; es decir, transiciones, etc. Pero cuando Paul cayó muy enfermo, Luis le comunicó que su intención era la de seguir con la película pasase lo que pasase, a lo que el propio Paul dio su aprobación. Y se acabó rodando. Obviamente, el papel principal estaba pensado para Paul, pero con su muerte lo acabó haciendo un actor de veinte años, por lo que cambiamos eso. Cuando terminó Empusa estuve viviendo en Alicante y tuve una pequeña participación en el rodaje, un poco a nivel simbólico. Tengo entendido que Luis la acabó y que, pese a que ha pasado bastante tiempo, todavía está con mezcla de sonido. Pero sin Naschy, “Naschy Team” no tenía sentido. De hecho, podría decir que el heredero de todo aquello, si hay uno, podría ser Víctor Matellano, que ya había dirigido a Paul en alguna obra de teatro. Él vino unos días al rodaje y me pareció un gran tipo e hicimos amistad. Así que después de la muerte de Naschy seguimos manteniéndola y siempre que nos veíamos hablamos de la posibilidad de trabajar juntos, y así surgió. Aunque no tenga nada que ver, vimos que era posible hacer una pequeña productora de cine independiente fantástico, y la idea nos atrajo mucho. Víctor ya había escrito libros y realizado el documental Zarpazos!, así que conocía mucho a gente como José Ramón Larraz, Eugenio Martín o Jorge Grau, y me comentó que había hablado con el propio Larraz para hacer un remake de Las hijas de Drácula, y ese fue el germen de esta nueva productora. Víctor y yo llegamos a la conclusión de que las películas que hiciéramos no podían ir destinadas al mercado nacional, y ese fue un error (otro más) que cometimos cuando hicimos Empusa. Con lo cual hemos rodadoVampyres en inglés, con actores nativos y dándole un empaque internacional a la película. Creo que si Empusa la hubiéramos rodado en inglés con algún actor internacional, además de Naschy, que es más conocido en el extranjero que en su propio país, quizás hubiéramos tenido otra suerte. Lo primero que hemos hecho con Vampyres es contratar a un agente internacional para que nos la mueva por Cannes, Berlín, etc…, puesto que aquí nadie, excepto La Aventura y las grandes productoras que distribuyen sus propias películas, exhibe cine de terror en cines.

Pues por nuestra parte esto es todo. Si quieres añadir unas últimas palabras…
Simplemente decir que Empusa, lamentablemente, es una película maldita debido a la cantidad de desgracias que acompañaron al rodaje, desde las trágicas muertes de Carlos y sobre todo de Paul, a algunos accidentes que sufrimos algunos miembros del equipo, incluyéndome a mí o Antonio Mayans. Con esto no me estoy excusando. Simplemente digo que si algo podía ocurrir mal con Empusa, ocurrió. Pero bueno, lo más bonito de todo es que pude trabajar con Paul, alguien a quien adoraba como espectador, como cineasta y luego como persona. Guardo muy gratos recuerdos de él, y eso es lo que me llevo de Empusa. Éramos amigos y eso es algo que me enorgullece. Una de las cualidades de Paul era que defendía muy bien su cine, si habías visto una película suya y por ejemplo no te gustaba, cuando él te hablaba de ella te parecía mejor. Por eso creo que hubiera defendido muy bien Empusa, y la hubiera colocado en otro estatus. En fin, me quedo con la experiencia de haberlo conocido, haber trabajado con él, y haber disfrutado de su amistad durante el tiempo que compartimos.

Juan Pedro Rodríguez Lazo & José Luis Salvador Estébenez