martes, 2 de junio de 2015

HALO: NIGHTFALL (2014)


HALO: Nightfall, y el videojuego tomó vida. 
Toma I EL ORIGEN DEL FENÓMENO HALO 

La historia de Halo – el Doom de las nuevas generaciones de jugones de consola para los que ya almacenamos los recuerdos de década en década –, nació a principios de siglo siendo uno de los poco-esperados exitazos de ventas para el primer modelo comercial de Xbox. Éxito que, probablemente, se debiera entonces más a que su jugabilidad recordaba a aquellos maravillosos y sencillotes juegos de tiros en primera persona ochenteros o noventeros – ¿veis lo que os decía de los recuerdos? – que por el argumento en sí.

A día de hoy, después de otros nueve juegos y subiendo, bandas sonoras exclusivas creadas para ellos y comercializadas aparte con gran éxito, campañas publicitarias virales tan originales como para incluir el mailing criptográfico, más de una docena de novelas, una de ellas gráfica, ni sé cuántos cortos de animación, un proyecto de serie a punto de caramelo con el vendemotos más grande de la historia del cine, Don Steven Spielberg, detrás… todo ello en poco más de una década, decir que Halo es sólo un videojuego simplón y sin argumento más que se vendió bien y que se fue estirando para generar más y más ingresos sería ser muy pero que muy corto de miras.


Los halomaníacos son legión y su hambre de novedades no parece tener nada que envidiar a los warcraftmaníacos, los trekkies o los fans de Star Wars a pesar de que su merchandising, tan importante para los anteriores, no haya sido prioritario ni para los actuales dueños de esta franquicia –Microsoft– ni para sus gestores –343 Industries, filial desarrolladora de la anterior. Razón por la cual Halo tiene mucha menos visibilidad social incluso en esas guaridas de frikis perniciosos que son las tiendas de cómics y artículos afines, cuyos escaparates – sí, lo habéis adivinado –, tanto frecuenta el que os escribe.

Con todo esto, ¿cómo es posible que Halo no haya tenido una película made in Hollywood hasta ahora?, os preguntaréis, máxime cuando todos tenemos presente que el cine comercial lleva precisamente más de un década tan falto de argumentos potentes que han tenido que resucitar al mismísimo Indiana Jones, llegar a la séptima entrega de Fast and Furious o abusar, a veces de formas bastante lamentables, de las historias que sólo existían en los cómics o en los mismos videojuegos.

LA PELÍCULA


Bien, pues lo cierto es que hubo varios intentos, el más serio allá por 2006, que iba a producir nada menos que Peter de oro Jackson y a dirigir Neill Blomkamp –Distrito 9, Elysium–, lo que iba a pasar por ser su primer largo. Las exigencias desmesuradas de Microsoft parecieron ser el problema y la razón última de que no saliera adelante. Y también a Microsoft debemos que, con la idea de comerse el pastel ellos solitos, y cambiando los cuadros yankies por otros eminentemente british, se guisaran la que hoy nos ocupa Halo: Nightfall, para la que acabaron enganchando, nada más y nada menos, que a Ridley Scott como director ejecutivo, a Sergio Mimica-Gezzan – director de Battlestar Galactica, asistente de dirección en Salvar al soldado Ryan y director en varios capítulos de Heroes, Prison Break, etc – como director y a Paul Scheuring – creador de Prison Break – como guionista: tripleta garantía de calidad. Con todos estos precedentes, ¿cómo dudar de la importancia, la trascendencia y las expectativas que su feliz alumbramiento han generado especialmente entre los halomaníacos para los que, principalmente, se han gastado 10 millones de dólares los chicos de Microsoft?


Llegados a este punto, si eres de los que le ha picado el bichito de haloniano te diré dos cosas: 1 Aunque la película esté rodada como si se basase más en un shoot ’em up que en el first-person shooter que es Halo – todos los de mi generación estábamos esperando un poquito de acción rodada en GoPro y nos sabe a casi nada los pocos guiños al formato original del juego, apenas unos pocos insertos en el reconocimiento del halo – merece mucho la pena que te gastes unos eurillos en este DVD, no sólo porque sea material inédito de Halo – no ha pisado las salas de cine, sólo se distribuye digitalmente a modo de serie Live-Action en el intramundo Xbox y plataformas afines –, sino porque ya con la fidelidad con la que se retratan las armas, las armaduras, ¡los cascos!, las naves o una selección de las diferentes razas alienígenas recogidas en la saga – entre las que cabe destacar las lombrices Hunter –, lo que motiva ver en carne y hueso a los que serán tus nuevos héroes y la información de partida que te ofrece para la nueva entrega del juego – con versión beta multijugador ya testada por millones de vosotros y con fecha de lanzamiento 27 de octubre de 2015 –, te va a salir a cuenta; y 2 como seguro que ya con lo dicho te he convencido, puedes ahorrarte lo que sigue y saltar, directamente, al apartado dedicado a los extras, te doy mi permiso expreso. ¿Que si puedes verla, disfrutarla y enterarte de algo si no has oído apenas hablar de Halo? Rotundamente SÍ. Pasa y te cuento.

Halo: Nightfall, diseñada, patronada, cosida y rematada por gente de verdadera garantía con un elegante toque british, como ya os he dicho, se presenta ante nosotros sin actores de relumbrón que defienden, a las mil maravillas y sin excepción, los personajes claves que protagonizarán Halo 5: Guardians, el juego, – razón última de su existencia, no nos engañemos – a falta, por lo que me cuentan, de un tal Jefe Maestro que se ve que no sale, ¿o sí? Precisamente el hecho de que las caras no nos resulten demasiado conocidas permite a la cinta, junto a las propias actuaciones, ganar en credibilidad, liberándonos de la ardua tarea de pasarnos medio metraje preguntándonos en qué maldito capítulo de qué dichosa serie he visto yo a esa chica.

Esto unido a un estupendo trabajo de fotografía a cargo de Gavin Struthers – Doctor Who, Endeavour, Downton Abbey –, a unas infografías muy dignas y unos efectos digitales muy logrados – aunque sin demasiados hallazgos ni mayores pretensiones –, a la sencillez del guión – aunque sin faltarle ese puntito de reflexión mistérica tan propia del género sin caer, eso sí, en los laberintos filosóficos ni en los exhaustivos cientificismos a menudo insalvables de otras, lo cual en mi opinión agradece la película y agradecemos todos en general –, a unos personajes arquetípicos pero en absoluto planos, a la acción y al ritmo de la película hacen de Halo Nigthfall un producto entretenido y de grato visionado. Dicho lo cual, vayamos sin más dilación a la sinopsis-para-no-iniciados-en-Halo, a ver si os engancha, seguro que sí. ¿Que si contiene spoilers? Ná, ninguno determinante.

Estamos en Sedra, un pequeño núcleo de población en dios-sabe-dónde en el año ypicomil, un futuro lejano en el que los humanos, como de costumbre, hemos colonizado el universo profundo casi con toda seguridad porque nos cargamos la Tierra o porque la tuvimos que abandonar a toda prisa por algún tipo de enfermedad o amenaza alienígena. Casi de fijo que por lo segundo. Tenemos relación con otras razas alienígenas, por supuesto, y a algunas les caemos bien, a otras mal y a otras ni fu ni fa, lo típico. En estas, en las afuera de la pequeña y atrasada Sedra, los chicos de la caballería – esto es, los buenos – ven cómo un machaca chanchullero alienígena sin escrúpulos de los que, a priori, puede vivir entre nosotros, le vende a otros, que son los malos y que se han saltado, ¿cómo no?, la ley interestelar vigente al aparecer por allí, lo que los nuestros creen que es una bomba.


A pesar de los ímprobos esfuerzos del agente Locke –interpretado de forma convincente por Mike Colter (Salt, Man in Black III o La noche más oscura) – y de sus chicos por capturarlo, el bicho feo malote logra hacer estallar la bomba antes de morir en pleno centro comercial –se ve que ni en un futuro lejano nos libramos de ellos –. Sin embargo, nada salta por los aires, todos parecen estar bien… hasta que caen en la cuenta de que lo que ha hecho la bomba es liberar una especie de virus que sólo afecta a los humanos, que ya es mala suerte.

Y es ahí donde se empieza a agigantar el personaje del agente Locke: Que si ponte a buscar el origen del virus o de lo que sea eso que nos va a matar a todos, que si organiza un escuadrón para ir a ver qué se puede hacer para que los contrabandistas – sí, amigos, contrabandistas sigue habiendo, incluso humanos – no tengan qué venderle al enemigo, que si aguanta y acepta las injerencias de la administración beatucona local que te impone un jefe – un veterano curtido en mil batallas aunque con el prestigio y el ánimo algo venido a menos y bien defendido por el experimentado actor Steven Waddington (presente en Sleepy Hollow, The Hole o The Imitation Game) – unos cuantos soldados sedranos y una chica, muy mona y muy modosita – una especie de Katniss oriental descafeinada a la que da vida Christina Chong (a la que veremos en la nueva entrega de Star Wars, por cierto) –, demasiado verde para la que se os viene encima… y venga, a los restos de un halo –unos anillos alucinantes que hicimos a modo de solución final de toda forma de vida inteligente hace una pila de años, para que no sé qué especie enemiga muriese de hambre, y que cuenta con ecosistema propio – que quedar, queda a mano pero que, aunque tiene una noche agradable, dura pocas horas a la que le sigue un día abrasador y mortal de necesidad, de ahí lo de nightfall.


A partir de aquí, lo que cabe esperar, la operación entrar-y-salir que fracasa, el plan B que no es seguro que vaya a funcionar, el terror a lo incontrolable, lo imprevisible y lo desconocido, la amenaza anti-tecnología sin cara que surge, la lucha de egos por sobrevivir, el catálogo de personajes – escrupulosamente representativo de los grupos sociales mayoritarios en USA – que reaccionan bajo presión en todas las versiones posibles de la condición humana, abarcando toda la gama que va del blanco al negro, la acción, el ritmo, su poquito de adoctrinamiento en valores esencialmente americanos – Fe, Nación, Familia… – y el cierre con voz en off – los hay que no aprenden ni con los días – diciendo que “los soldados son dioses”, ¿razón? Mírate la peli, ya me cuentas. ¿Sencilla? Sí ¿Con muchos lugares comunes? También ¿Entretenida? Mucho y si te gusta el cine de ciencia-ficción movidito, sin otra pretensión que hacernos pasar un buen rato y con mucho ritmo es seguro que la disfrutes y puede incluso que te acabe apasionando.


Me decía un amigo hace unos días que los chiquiparks estaban pensados para sacarles a los niños la agresividad necesaria para afrontar una guerra, para acrecentarla incluso. Muchos piensan que ciertos videojuegos hacen lo mismo con los adolescentes y los jóvenes no del todo maduros. Y los hay convencidos de que las películas de acción, con o sin ciencia-ficción, buscan muchas veces promover también la violencia gratuita de 0 a 88 años.

Como le dije a mi amigo, yo también creo que los chiquiparks sacan la agresividad que cualquier niño lleva dentro, también creo que los videojuegos nos sacan la rabia y la ira que a veces nos posee a los que, aun siendo más mayores, hacemos uso de ellos y que, efectivamente, el cine promueve, en ocasiones, la violencia como si fuera algo bueno.


Pero, con una diferencia – llamadme ingenuo si queréis – nos sacan la agresividad, la ira, la rabia y la violencia que llevamos dentro, sí, características todas consustanciales al ser humano, no lo olvidemos, pero sabemos que el origen de todas ellas es FICTICIO, que forman parte de un JUEGO, hasta el niño más ingenuo del chiquipark lo sabe. Por tanto, no nos sacan todos esos impulsos atávicos para acrecentarlos sino para CANALIZARLOS y reducirlos a mínimos que nos sean manejables sin que nadie, en absoluto, salga herido. Halo: Nightfall es un buen ejemplo de ello, hay que quemar la adrenalina sobrante y, ¿qué mejor forma que viéndonos una peli que va de un videojuego?

CONTENIDO DE LOS EXTRAS


Dentro del cuidado diseño del menú principal, a fuer de la película, las opciones de configuración y el listado de capítulos, ordenados asépticamente por números – sin esos odiosos títulos presentes en otros dvd’s –, nos encontramos un apartado denominado Material Adicional que hará las delicias de los que nos encanta ver los “cómo lo hacen” del cine y que bien podríamos dividir en dos partes. Por un lado los making off propiamente dichos – primera columna –, en los que podemos ver en detalle cómo están hechas las armaduras, los cascos, la verdad de la espectacular y emblemática bajada de la Pelican al halo de los soldados sedranos y de la ONI o las diferentes localizaciones reales en las que se rodó la película – te sorprenderá ver hasta qué punto el ordenador es sólo un recurso más y que al final no hay tantos cromas como cabría suponer –, y por otro, en la segunda columna, las piezas dedicadas a la presentación de los nuevos héroes, los actores que les dan vida y el otro gran personaje, el mundo Halo, desde el anillo al planeta Sedra. Todo ello en piezas de duración bastante corta, algo que hace más ágil y más grato su visionado.

¿Acaba aquí el material extra, amiguitos? Pues por suerte NO. Justo debajo del último apartado de los making off –atentos, chicos y chicas – el denominado “Forjando los mundos de Halo: Nightfall” vemos un candado que, una vez abierto – tranquilos, no hay más que clickar sobre él –, nos lleva a una nueva pantalla en la que encontramos hasta cinco “Historias Adicionales” que completan la experiencia Halo: Nightfall.


Si sois tan tiquismiquis como yo, es probable que, una vez vista la película, hayáis echado en falta algo más de metraje dedicado a los estragos provocados por la bomba contaminadora explotada por el malvado shangheili en la atrasada población de Sedra o incluso conocer algo de las motivaciones de los contrabandistas humanos para traicionar así a su raza. Bien, pues aquí encontraréis la respuesta a vuestras dudas y anhelos. No os cuento más, haceros con una copia y disfrutarla entera.

Por Ángel Chatarra.


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