Mucha espectación despertaba la última película de Sylvester Stallone, un explosivo coctel que iba a reunir a numerosas estrellas del cine de acción de los 80. De hecho, Los Mercenarios no tendría razón de ser sin películas como Cobra, el brazo fuerte de la ley (George P. Cosmatos, 1986), Comando (Marc L. Lester, 1985), Acorralado (Ted Kotcheff, 1982), Ejecutor (John Irivin, 1986), Cyborg (Albert Pyun, 1989), Por encima de la ley (Andrew Davis, 1988), La junga de cristal (John McTiernan, 1988), Tango y Cash (Andrey Konchalovskiy, 1989) o ya apurando, Soldado Universal (Roland Emmerich, 1992), Alerta Máxima (Andrew Davis, 1992), Máximo Riesgo (Renny Harlin, 1993) o Mentiras Arriesgadas (James Cameron, 1994), entre otras muchas. Films en los que un heroe ultrahormonado y/o sudoroso era capaz de vencer a los "malos" (normalmente comunistas, terroristas, narcos o políticos corrompidos) y salvar a la chica guapa de turno.
De hecho, ya han pasado unos años pero en 1993 John McTiernan ya realizó todo un homenaje a las películas de acción de los 80-90 con El último gran héroe, un film que jugaba con el cine dentro del cine y en el que salía un autoparodiado Arnold Schwarzenegger haciendo las veces de héroe sin redención. La película sabe conjugar todo lo bueno y lo malo de este tipo de films, pero su pirotecnia y su estilo macarra la convierten en una obra maestra de los 90 que lamentablemente hubiera tendido más éxito en los tiempos que corren hoy día (con toda esta fiebre de los 80 que hay), que no a principios de los 90. Además, El Último Gran Héroe no escatima en regalarnos guiños suculentos a todos los amantes del cine de acción con testosterona (ATENCIÓN al "cameo", si es que se le puede llamar así, que hace el amigo Sly durante el film).
Así que lo que nos muestra Sly en esta Los Mercenarios es una vuelta de tuerca al cine de acción ochentero y reúne por primera vez, y e aquí la principal gracia del film, a algunas de las estrellas del cine de acción (y no acción, véase el caso de Mickey Rourke) de la década de los 80 con la última generación de "action heros". Sylvester Stallone, Dolph Lundgren, Bruce Willis, Eric Roberts (mmm... habría rescatar aquella Campeón de Campeones 2), Gary Daniels (visto en la película El puño de la estrella del Norte), e incluso el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger (que realiza un cameo de vital importancia y no exento de ese humor gamberro y autoparódico que necesita esta película para salir a flote), harán frente (físicamente o simplemente a nivel interpretativo) a Jason Statham, Jet Li, Randy Couture (y su oreja atrofiada) y Steve Austin (estos dos últimos son en realidad luchadores profesionales reciclados al cine de acción).
Giselle Itié, la "buena" de la película.
Los Mercenarios tiene unas cuantas escenas para el recuerdo, como el espectacular ataque aéreo o la escena en la que Rourke le confiesa a Sly que jamás habrá redención para él. De hecho, se podría decir que no sólo los personajes de la película buscan su redención, sino que además también hacen lo propio los actores que intervienen en ella. Se intuye más que una simple trama en la que nuestros "héroes ciclados" salvan a una remota isla de un jodido dictador y rescatan a la chica guapa de turno. En este film Sly y sus "mercenarios" se la jugaban. Se la jugaban de verdad y creo que han conseguido meter un gol por toda la escuadra ofreciéndonos una de la mejores películas de acción como hacía tiempo no se veían (y que lógicamente sacará de quicio a más de un crítico con tufillo a patchouli). Nuestros héroes patean culos, disparan con la rapidez del viento y logran salir de todas las situaciones de peligro sin ningún rasguño (o casi ninguno), y además tienen tiempo de decir un par de paridas bien guapas. "¿Quién te envía?". "¡Tu peluquero!"... ¡¡BOOM!! ¿Saben de lo que les hablo?
En Los Mercenarios es especial porque finalmente todo resulta ser una reunión entre amigos y una visita al tipo de cine en el que si es necesario se resucita en última instancia al "malo-bueno" de la película para que también encuentre su redención. Una gozada vamos, además y por lo que se rumorea, podría haber una secuela en la que Arnie cobrará más protagonismo y en la que tal vez, sólo tal vez, también viéramos a Steven Seagal (cosa bastante difícil puesto que uno de los productores guarda algunas diferencias con el actor), Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme (que por cierto, también realizó otro suculento homenaje a las action movies y sobretodo hacia su persona en la imprescindible JCVD).
3 comentarios:
No es una mala película,como la han calificado por ahí, pero falta dramatismo y algo más de tensión. Por no decir que el asalto final me pareció muy apresurado y falto de emoción. Espero que se corrija en futuras secuelas.
Hoy no pienso perderme Rambo 2 en la tele: Para sobrevivir en la guerra... has de convertirte en guerra, esas eran frases.
¿Dramatismo? Creo que si le hubieran metido dramatismo, querido Kinski, la hubieran cagado del todo. Yo creo que el rollo gamberro le sienta que ni pintado y que han dejado claro que es una peli de acción con tíos duros, explosiones, golpes y tiros. Ahondar en el dramatismo de los personajes hubiera arruinado la película, al menos es lo que pienso.
Por otro lado, tienes razón el final parece bastante precipitado y se le va un poco la cabeza a Sly entre tantas explosiones.
Recuerdo en el estreno de "El último gran héroe" que muchos no entendieron el mensaje de la película y el tono auto-paródico y la calificaron directamente como muy mala. Ya ve los, como se dice gafapásticos, no ven más allá de sus narices.
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