Notable película dirigida por el director argentino Leon Klimovsky, y que (por cierto) ha salido recientemente en DVD de importación (tal y ya como anuncié), con la versión integra de la película, y esto implica... ¡ver tetas a tutiplén!. La Saga de los Dracula, está muy bien ambientada y está dotada de un clima bastante sobrio que hace de la película una de las obras más conseguidas de su director, de hecho el propio Klimovsky decía que era su película más personal. Y es que La Saga de los Dracula funciona mejor como drama psicológico sobre el deterioro familiar, que como película de terror propiamente dicha.
La película arranca con un extraño sueño en el que Berta (Tina Sainz) es acechada por un enorme murciélago con cuerpo de hombre que ríe como el perro pulgoso (y que por cierto me recordó al hombre/koala de Executive Koala de Minoru Kawaski, 2005). Berta acompañada de su prometido Hans (Tony Isbert que aparecía en Nadie oyó gritar) se dirigen a la mansión de su querido abuelo al que hace mucho tiempo que no ve. La pareja ilusionada espera un hijo y el abuelo (interpretado magistralmente por Narciso Ibañez Menta) está como loco de contento porque la estirpe de los Drácula podrá continuar su curso gracias a dicho descendiente, pero lo que no sabe Berta es que su preciado abuelo es en realidad un vampiro sediento de sangre... Mientras tanto, Hans no dudará un momento en caer en las redes de las preciosas y sensuales primas de su prometida, así como de la novia del Conde Drácula interpretada por la bellísima Helga Liné (El espanto surge de la tumba, Carlos Aured, 1972). En la película también interviene el actor de origen suizo Heinrich Starhemberg, cuya interpretación es bastante floja y al que también tuve la ocasión de ver en otra película del director de cuyo nombre no quiero acordarme... Y por último, me divertí mucho con un pequeño cíclope bastante espeluznante, que resulta que es un hijo deforme al que el Conde tiene encerrado en una habitación porque supone toda una deshonra para la familia. Lástima que no salga mucho en la película...
La última secuencia del film, sin ser nada del otro mundo, logra ponernos los pelos de punta ya que resulta bastante inquietante, así como otra escena en la que un gitano cae por las escaleras de la mansión (aunque si bien es verdad, está inquieta pero por otras razones...). Sin llegar a ser de lo mejor de su filmografía, La Saga de los Drácula es una película muy interesante.
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