sábado, 23 de julio de 2016

Entrevista a Jason Sheedy y Kyle Steinike (Patient)

Un año más, y van tres, el máximo galardón de la sección “Dark Visions” de Nocturna fue a parar a una propuesta de carácter metafísico. Tras Cruel & Unusual en 2014 y Afterdeath en 2015, esta vez le tocó el turno a la estadounidense Patient. Curiosamente, la que ha supuesto la ópera prima en el formato largo de su director y (co)guionista, Jason Sheedy, compartiría varias conexiones con su predecesora en el palmarés de Nocturna, aparte de la comentada. Al igual que sucediera hace doce meses con la producción británica co-dirigida por Gez Medinger y Robin Schmidt, el certamen madrileño acogería la premiere mundial de esta cinta de corte minimalista ambientada en un único escenario. Si en el caso de Afterdeath se trataba de una cabaña situada en una solitaria playa, Patient se desarrolla en la habitación de un hospital, en la que su protagonista se encuentra ingresada y donde es visitada por una emisaria de la Muerte, que le tienta con cambiar su alma por la de su sobrino. A la mañana siguiente de su proyección en Nocturna, mantuvimos la siguiente entrevista con Jason Sheedy, en la que también participó el productor de la película, Kyle Steinike.

¿Cómo nace la idea de lo que ha acabado siendo Patient?
Jason Sheedy: La película surge de la combinación de dos ideas diferentes. Por un lado, desde un principio mi intención era la de situar la historia en un hospital, ya que de pequeño estuve mucho tiempo ingresado en uno debido a mis problemas de asma. Aún recuerdo la sensación de miedo que experimentaba al tener que pasar las noches allí, yo solo. Por otro lado, también quería que Patient contara con una única localización: debido a esta decisión, tuve que revisar un montón de películas cuyo escenario principal era un hospital.

Patient  -  01 - Jason Sheedy
En cuanto a la historia en sí misma, en principio no tenía claro que esta fuera a estar situada en el pasado, pero intercambiando ideas con mi co-guionista se nos ocurrió que estaría bien ambientarla en los años setenta, cuando el culto a los fenómenos paranormales estaba en su máximo apogeo; de esta manera tuvimos la oportunidad de enmarcar nuestra historia en un contexto real sin perder por ello el componente sobrenatural.

Al tratarse del trabajo de un director novel, ¿os resultó complicado encontrar financiación para poner en marcha el rodaje? ¿En algún momento llegasteis a plantearos la posibilidad de recurrir al crowfunding, como suele ser últimamente tan habitual?
Kyle Steinike: Ante todo he de aclarar que no es nuestra primera película, aunque sí nuestro primer largometraje. Patient ha estado financiada por inversores privados y, de hecho, Jason también puso bastante de su parte en ese sentido. Básicamente tuvimos la suerte de encontrarnos con un grupo de gente a la que le gustaba el género, y el cine en general, así que en realidad no nos costó demasiado convencerles para que nos echaran una mano cuando les contamos lo que queríamos hacer. Antes tuvimos en cuenta la alternativa del crowfunding, y tengo que decir que me encanta lo que representa para la industria del cine independiente… Pero en esta ocasión fuimos lo suficientemente afortunados como para no tener que recurrir a ese método de financiación.

Jason y el productor Kyle Steinike en un momento de la entrevista.
Jason y el productor Kyle Steinike en un momento de la entrevista.

En el aspecto formal, Patient se inscribe dentro la tendencia actual de películas de corte minimalista que transcurren, básicamente, en un solo enclave. ¿Fue algo pensado para ahorrar costes o se trató de una decisión estilística?
J. S.: Un poco de ambas. Aunque fuera nuestra primera película, sabíamos que teníamos que ser conscientes del presupuesto del que disponíamos -el cual no era muy alto, por cierto- e intentar atenernos a él lo máximo posible, pero al mismo tiempo también nos apetecía rodar en una única localización… o tal vez en dos localizaciones, como máximo. Esta forma de trabajar representó un auténtico desafío para todos, ya que nos forzó a ser más creativos: en primer lugar a los actores, porque al tener un escenario tan minimalista se les daba la oportunidad de destacar, de brillar por ellos mismos, al no existir elementos que distrajeran la atención de sus interpretaciones. Lo mismo se podría decir del director de fotografía: también se esforzó mucho para dar lo mejor de sí.
Esta película ha sido un verdadero desafío, y por suerte al equipo le encantó enfrentarse a este tipo de reto. En resumidas cuentas, empezamos tomando esta decisión de rodar en una sola localización por simples razones de presupuesto, pero al final prevaleció más el aspecto creativo: debido a esta peculiaridad resultó ser un rodaje bastante divertido para todos.
K. S.: Sí, básicamente, y debido a la modestia de nuestro presupuesto, quisimos contar desde el comienzo con una serie de elementos que, como cineastas, supiéramos que íbamos a ser capaces de manejar. Más tarde en el rodaje estas limitaciones fueron una inmejorable forma de ponernos a nosotros mismos a prueba, aunque también tuvimos que cruzar los dedos, ya que no sabíamos si el público iba a mostrar interés por la historia que queríamos contar.
No estoy diciendo que fuera fácil, pero fue interesante esforzarnos todo lo posible trabajando con estos elementos tan mínimos, y siempre con el fin último de mantener en todo momento el interés del espectador.

Según he leído, desde su primera versión hasta la definitiva el guion ha sufrido varias reescrituras. ¿Cuáles han sido los cambios más significativos realizados en todo este proceso?
J. S.: En efecto, hubo varias versiones del guion. De hecho, en el primer borrador Rachel, la protagonista, era la villana de la historia. En el primer libreto que escribimos no existía aún el personaje de la terrorífica señora mayor, que en la película no tiene nombre, pero a la que en los títulos de crédito llamamos Sharon, ya que está basada en Caronte, el barquero del Hades. Este personaje fue creado porque cuando empezamos a enseñar el guion a nuestros colegas a nadie le gustaba el personaje principal, y eso nos forzó a realizar un montón de cambios. Por lo visto, convertir al protagonista en el villano de la historia no acababa de funcionar, así que básicamente quitamos todos los matices malignos del personaje de Rachel y lo trasladamos a otro totalmente nuevo. Ése fue el cambio más importante con respecto a la primera versión del guion que escribimos.

El desarrollo de la película es muy críptico, dando muy poca información al espectador sobre el origen de lo que sucede en pantalla. ¿No temiste que el público no acabara de entender la propuesta por este motivo?
J. S.: Sí, obviamente en una película de misterio de este tipo, en la que tienes que ir dosificando la información, siempre existe el riesgo de que la gente se aburra o de que no se enganche con la historia. Además, creo que hay varios aspectos de la película que están abiertos a diferentes interpretaciones, y puede que por eso el público no la acabe de entender al cien por cien. Pero creo que al final lo más importante es que se entienda lo básico, y es el hecho de que esta mujer trata de escapar, que al hacerlo resulta herida y que intenta sobreponerse con la ayuda de su hermano a estas circunstancias.
Creo que a todos los cineastas que trabajamos en este género siempre nos queda esa inquietud de no haberle proporcionado al público las suficientes pistas para que comprendan nuestra obra. Existe una línea demasiado estrecha entre darle al público demasiada información o demasiado poca, aunque también creo que se puede disfrutar igualmente  si no se conoce de antemano hasta el más mínimo detalle de la trama; de esta manera, uno puede descubrir por sí mismo los secretos que se tratan de ocultar.
K. S.: Queríamos que el público sacara sus propias conclusiones, este es el principal motivo de que no le demos toda la información de qué es lo que realmente sucede en cada momento. Lo interesante de esta forma de proceder es que cada miembro de la audiencia puede llegar a sacar sus propias conclusiones, y esto fue ya algo premeditado por nuestra parte en el proceso de escritura del guion.
Por otro lado, que no diéramos todas las respuestas al público no quiere decir necesariamente que no las tuviéramos, jeje. Siempre tuvimos en mente cómo terminaría la película, aunque supongo que incluso el final de la misma puede estar abierto a diferentes interpretaciones.
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Patient juega mucho con la dualidad, empezando por el doble significado que puede darse al título, o el que la protagonista sufra un problema de incomunicación con su familia y una vez esté ingresada en el hospital tampoco pueda hablar con ellos para contarles lo que sucede, ya que de hacerlo morirían por culpa de la maldición que padece. ¿Hasta qué punto esta idea de la ambivalencia es el leit motiv que teníais en mente a la hora de dar forma al proyecto?
J. S.: Supongo que es verdad que el título tiene varios significados, tanto por la propia condición de paciente de la protagonista como por el hecho de que tenga que tener paciencia a la hora de enfrentarse a su enemigo, además de porque sólo puede comunicarse con gente que ya está muerta. En ese sentido, es cierto que su vida está dividida en dos, entre esos espíritus y esa mujer que ya ha fallecido, y con los que se puede comunicar, y el mundo al que ella en teoría pertenece, el de los vivos, con el que no puede comunicarse.

Patient funciona a varios niveles, bien sea como film de terror o como drama familiar. ¿Fue muy difícil conjuntar estas dos naturalezas para que el conjunto funcionara de una forma homogénea?
J. S.: Sí, definitivamente fue difícil. Creo que es complicado definir esa fina línea entre ser muy dramático pero no lo suficientemente aterrador o, por el contrario, dar mucho miedo y tener que dejar de lado por ese motivo el drama. Normalmente, cuando se intentan este tipo de mezclas siempre resulta algo intermedio… Ni una cosa, ni la otra.
En nuestro caso, tratamos de encontrar el equilibrio adecuado entre dejar satisfecho al fan del terror sin por ello sacrificar en momento alguno el desarrollo de los personajes, ya que nuestra intención era por encima de todo que el público se identificara con ellos, que se sintieran intrigados por lo que les iba a ocurrir a continuación. Creo además que el hecho de que la audiencia sienta empatía por los personajes beneficia también el aspecto terrorífico.

Me gustaría que me hablarais de la mitología creada alrededor del personaje de la Muerte, tanto a nivel conceptual como visual…
J. S.: La manera en la que trabajamos a la hora de plasmarla en pantalla fue con la idea de que en realidad nunca veríamos a la Muerte como tal: ésta en realidad está representada por el personaje de esta mujer vieja, que es una especie de mensajera de la muerte. Nos referimos a la Muerte como una entidad real al comienzo de la película, pero también en escenas posteriores. Por eso, y cada vez que hacemos referencia a la muerte, tratamos de asociarla a los espíritus o a la figura de esta mujer, sobre todo por lo que representan visualmente.
También tratamos de hallar claves visuales, con el fin de transmitirle al público la idea de que la muerte acompañaba a la protagonista en su habitación. Por eso también intentamos remarcar los conceptos del día y de la noche en la película, ya que eso nos daba la oportunidad de asociar la maldad a los ambientes nocturnos.
K. S.: Nuestra intención con lo que ha comentado mi compañero era que el público no se tomara a la Muerte como si fuera otro personaje más. Por ese motivo decidimos enfocarla más como una entidad que como una presencia física.

_ y Jason posando junto a Luis Rosales tras la rueda de prensa de "Patient" en NOCTURNA.
Kyle y Jason posando para los medios junto a Luis Rosales tras la rueda de prensa de “Patient” en NOCTURNA.

Jason, has comentado antes que Patient nace de una experiencia que tuviste de pequeño. Aparte, a lo largo del film hay otros detalles en este sentido, como unos dibujos que aparecen y que según creo son tuyos o el hecho de que el nombre de pila de la protagonista sea el de tu propia madre. En vista de ello, ¿hasta qué punto puede considerarse a Patient como una película personal?
J. S.: Es definitivamente personal, sencillamente por el hecho de que cuando eres director de películas de terror tienes que pensar en primer lugar en qué es lo que te produce miedo a ti. Como decía antes, el escenario del hospital tiene mucho que ver con eso y con mis experiencias infantiles, cuando me quedaba solo por la noche y me preguntaba qué podría ser aquella sombra que había cerca de mi cama; aunque, obviamente, la historia que se cuenta en la película está muy vagamente inspirada en aquellas experiencias.
Creo que desde una perspectiva personal, e incluso desde el punto de vista del profesional del cine, Patient representa de algún modo la lucha por seguir adelante, la idea de sobreponerte a tus problemas y a las malas experiencias. El hecho, en definitiva, de encontrar siempre la esperanza en una situación que parece desesperada.

En Nocturna Patient ha tenido su première mundial. ¿Qué planes tenéis para ella a partir de ahora  y con qué tipo de distribución comercial va a contar?
K. S.: Todo depende de nuestro distribuidor, pero esperamos que, además de en Nocturna, tengamos también la ocasión de presentarla en otros festivales y eventos europeos. Supongo que la meta es regresar a los Estados Unidos y que la película se termine estrenando en el formato de video on demand y en ese tipo de plataformas; para ello, y como ya digo, confiamos en el buen hacer de nuestro distribuidor. En cuanto al estreno en Nocturna, estamos muy emocionados: creemos que es un gran festival, y que la nuestra es el tipo de película que encajará perfectamente en su programación.
J. S.: Sí, creo que a todo el mundo le encanta la forma en la que en Nocturna se trata al género de terror. De hecho, casi me siento mal de que nuestra película no tenga suficiente terror para lo que se acostumbra en el festival, aunque está claro que están abiertos a cualquier tipo de film encuadrado dentro de la fantasía, el suspense o el misterio. Creo que es fantástico el hecho de que festivales como Nocturna nos dé a cineastas independientes como nosotros la oportunidad de mostrar nuestro trabajo en otros países.
José Luis Salvador Estébenez
Traducción: José Manuel Romero Moreno
Fotografías: Juan Mari Ripalda

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