Cuando Breat Easton Ellis publicó en 1991 la novela American Psycho, grupos de feministas pusieron el grito en el cielo debido a la violencia extrema y al sexo gráfico y enfermizo de la obra. Su autor fue rápidamente acusado de misógino y fue el centro de numerosas críticas de lo más estúpidas… pero tal y como suele pasar en este tipo de casos, las ventas del libro subieron como la espuma. Y es que las feministas jamás aprenden…
En el libro está ambientado en los años 80 (no por menos fue la época del boom económico en USA) y nos relata las “aventuras” de Patrick Bateman, un adinerado yuppie que mantiene una doble vida: por un lado es un joven apuesto y con éxito que trabaja en su despacho de Pierce & Pierce y por otro un asesino desalmado que viola, tortura y descuartiza a sus víctimas (entre las cuales encontramos prostitutas, vagabundos, algún compañero de trabajo con algo más de éxito que él…).
El primer capítulo del libro se titula “Inocentes” y lo primero que leemos al comenzar es “PERDED TODA ESPERANZA AL TRASPASARME”, algo que a mí me pareció realmente enigmático. Pero por más que me lo pareciera, así era. Uno pierde totalmente la esperanza a medida que avanza la lectura de American Psycho, un libro tan fascinante y divertido, como hermético y terrorífico. Resulta muy difícil salir impune de esta novela. American Psycho nos revela algo. Algo tan oscuro que llega a hacernos olvidar el tono irónico y mordaz con el que está escrito. Su protagonista, Patrick Bateman, representa el monstruo perfecto para los tiempos que corren. Un monstruo ideal tal y como lo fueron Dracula, Frankenstein y el Hombre Lobo para los años 30 y 40, o las películas de ci-fi con extraterrestres para los años 50. Patrick Bateman, ese hombre guapo, apuesto, elegante y cool (¡¡incluso nos cuenta que su película favorita es Doble Cuerpo de Brian de Palma!!), un tipo con un buen puesto de trabajo y que regenta los locales de moda, es un ser despiadado que carece de emociones y que, aún siendo caricaturizado hasta la exageración, cada día se asemeja más con el estilo de vida egoísta y caprichoso que llevamos. Y es que en nuestros tiempos, los monstruos visten trajes y corbatas de Armani, y pueden llegar a destruir nuestras vidas con un solo chasquido de dedos o una firma. El poder les puede llegar a desquiciar tanto que les resultara insignificante nuestros sentimientos y para más inri, y al igual que le ocurría al protagonista de la novela de Ellis, saldrán impunes de todas sus fechorías.
Así pues y debido al éxito del libro, no era de extrañar que tarde o temprano alguien llevara a la gran pantalla las aventuras de Bateman. Pero la cuestión era ¿cómo adaptar una novela tan polémica? Pasados 9 años desde su publicación y ya en pleno año 2000, Edward R. Pressman contrató a Mary Harron, - directora que había llamado la atención del productor al haber visto este su ópera prima, Yo disparé a Andy Warhol, un biopic del famoso artista que ambientaba con gran acierto los años 80, época en la que está basada la novela de Ellis -, para llevar a la gran pantalla la historia del siniestro Patrick Bateman. Habían pasado muchos años desde que Pressman decidió llevar a cabo la adaptación del polémico libro sin éxito, incluso se llegó a hablar de Leonardo di Caprio encarnando a nuestro psicópata favorito (al parecer, Leo quería quitarse de una vez por todas la etiqueta de actor romántico y ñoño), pero la realidad es que paradójicamente y pese a los iniciales ataques feministas a los que fue sometida la novela, fue una mujer la que dirigió la película y el resultado no pudo ser mejor:
Para el papel de Patrick Bateman finalmente se contó con Christian Bale, ex-niño prodigio aparecido en El imperio del Sol (Steven Spielberg, 1987) y de momento actual hombre murciélago de las cintas de Christopher Nolan, y Mary Harron tuvo el gran acierto de pasar por alto los aspectos más truculentos del libro (como por ejemplo el episodio aquel en el que nuestro protagonista introducía una rata por la vagina de su víctima y luego la descuartizaba, intentando matar a su vez al pequeño animal [parece curioso como casi todo el mundo comenta este pasaje del libro]), y aunque suavizó en sobremanera el carácter explicito del libro (nada de gore, nada de porno), no escatimó ni un solo ápice de su carácter corrosivo. Estamos, para todos aquellos que no hayan visto la película, ante una de las mejores adaptaciones que se han realizado de una novela a la gran pantalla. Harron y Guinevere Turner (guionista, directora y actriz, de hecho, también actúa en el film), consiguieron mimetizar todo el ambiente malsano del libro y sintetizar en una hora y cuarenta minutos casi 600 páginas. Toda la película está llena de detalles (al final leemos de fondo un cartel que dice “THIS IS NOT AN EXIT”, la frase con la que termina el libro) y el trabajo de los actores (entre los cuales encontramos a Jared Leto, Willem Dafoe, Reese Witherspoon, Smanta Mathis, Justin Threroux, Matt Ross, Cara Seymores y la bellísima Chloe Sevigny) tan soberbio que logran sacar adelante las escenas más inverosímiles (chapó por la escena de las tarjetas de presentación, “oh, tiene marcas de agua…”).
Por otro lado, la magistral fotografía de la película que corría a cargo de Andrzej Sekula, tal y como explica Harron, estaba inspirada en los films de Stanley Kubrick y Alfred Hitchcock. “Me encanta cómo las películas de Hitchchock pueden ser más siniestras utilizando luz brillante y superficies iluminadas y cómo el uso de los focos de Kubrick da a las películas ese afilado e inquietante aspecto”, decía. Así que por muchas vueltas que le dé, pienso que Harron no lo pudo hacer mejor.
Años más tarde, Ellis volvió a utilizar a este terrorífico personaje para hacer una fabula entorno a su persona y a las críticas (profesionales y personales) que había recibido a raíz de American Psycho. Se trata de Luna Park. En esta novela el propio Breat Easton Ellis es el protagonista y se muestra como una especie de estrella de rock desgastada por las drogas y los excesos (algo de lo que se acusó a Ellis), y asediada por el espíritu de su padre recién fallecido, las fantasías de su hijo y un siniestro muñeco de peluche, y alguien que está cometiendo los mismos asesinatos que cometía Patrick Bateman en la polémica novela que le hizo famoso (y rico). Como es obvio, todo lo que se relata en el libro es ficticio, aunque hay ciertos pasajes que rezuman cierta veracidad implícita, tal vez, por nuestro deseo de que así sea. Vamos, no tengo ni idea, pero me llamó la atención que en un momento del libro, Ellis comentase que una de las principales detractoras de American Psycho y miembro de la Asociación Nacional de Mujeres, terminó casándose con David Bale, el padre de Christian Bale. Llama incluso la atención el modo en que como lo hace (entre paréntesis). [Ver página 159 de Luna Park, edición DEBOLSILLO]. ¿Ironía del destino o de Ellis? Como ya he dicho, ni idea, pero que conste que las feministas jamás aprenden...
7 comentarios:
Bueno estos yuppies psicópatas de los 80 que tenían esos hobbies tan interesantes, al fin y al cabo, después de los años nos han traído una crísis económica de lo mas gore.
Yo ya lei este libro hace años,no he visto el flin que hicieron despues,pero me imagino que se cortarian bastante con lo bruto que este este tipo.
He visto gente que se partía el culo con lo de las tarjetas y con lo gilipollas que eran los yuppies para años mas tarde fardar y competir por el mejor movil, PC, coche o piso.
No he leído el libro pero lo anoto en la lista de próximos proyectos.
Sorpredente película por la que en su momento no daba un duro.
Si, la verdad es que el conumismo este da bastante pena...
Por cierto, me he comprado un Mac y no veas como va! Joder, como va!!
Si es que estamos hechos para comprar. Somos "asin". Bueno, mentira, nos han programado "asin".
Desde chiquiticos. Yo de pequeño ya miraba las manzanas de un modo extraño y mirame ahora, con un Mac (que va de puta madre).
Como me gustaría encontrar las gafas esas de la película de Carpenter. ¡Están por todas partes! ¡Están vivos!
Lei la novela al poco de publicarse. Todavía me extremezco cuando recuerdo el asesinato del niño en el parque. La película era una buena adaptación y la sigo recordando con agrado. Roger Avary también acertó con Las reglas de la atracción, obra que también adaptó de manera muy fiel salvo ciertos resquicios sentimentales que movian a algunos personajes (Aunque a mí esto me gustó).
Hostias si, y luego coge el cabrón y dice que es médico. Este es otro de los pasajes que se comentan mucho del libro.
Las reglas del juego todavía no la he leído, pero la película me pareció una obra maestra. Una maravilla lo que hizo Avary!
"la escena";
Cuando el tipo prota esta en la cama con las 2 putas y una se escapa viendo como brota de sangre su compañera de orgias y luego termina el prota con la sierra mecanica...en fin, me parece brutal y terrorifica¡¡, si señor, una peli que gana con el tiempo¡¡
xicoxandal
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