lunes, 8 de septiembre de 2008

Sabine recomienda... Ladrón de cadáveres (1956)


Antes de colaborar con Abel Salazar en El Vampiro y dar un nuevo aire al cine fantástico mexicano, el director Fernando Méndez realizó en tan solo 3 semanas, esta curiosa película con un mad doctor similar a Frankenstein, un hombre convertido en gorila y unos cuantos luchadores enmascarados, y todo ello ¡en una sola película!

En la ciudad de México se están sucediendo una serie de profanaciones de tumbas. Misteriosamente las víctimas siempre suelen ser luchadores o atletas profesionales, personas provistas de una gran fuerza. Detrás de estos macabros raptos nos encontramos a un malvado Mad Doctor (Carlos Riquelme), un despiadado doctor que no dudará en hacerse pasar por Don Panchito (un indigente que vende boletos de lotería), y colarse en un gimnasio de lucha libre para raptar a más luchadores para sus extraños experimentos. Estos experimentos consisten en transplantar un cerebro de mono al humano para después resucitarlo y crear un ejército de super-hombres de extraordinaria fuerza y así conquistar el mundo. Para conseguir capturar a este misterioso hombre que rapta a los luchadores, el capitán de policía Carlos Robles (Crox Alvarado, La momia azteca) decide pedir la ayuda de un amigo suyo recién llegado a la ciudad, Guillermo Santana (Wolf Ruvinskis), para hacerse pasar por un luchador. De ese modo, Santana se convertirá en Vampiro, un invencible luchador enmascarado que será el cebo perfecto para capturar al Mad Doctor. Pero los planes de la policía no salen todo lo bien que deberían haber salido y Santana/Vampiro, cae en manos de este Mad Doctor y es sometido a este curioso experimento. Finalmente acabará convirtiéndose en un horripilante monstruo mitad humano, mitad gorila (¿mitad vampiro? Esos colmillos...)

Una de las cosas más interesantes de la película, es que Santana, el "bueno" del protagonista, se convierte en el monstruo de la película y por lo tanto, y muy a su pesar, en el malo de la película. Esto choca bastante, porque mientras estás viendo la película parece imposible que la cosa vaya a terminar tan mal, sobretodo cuando estas viendo la entrañable relación que nace entre Santana y Lucia (Columba Dominguez). De este modo, Méndez realiza una nueva vuelta de tuerca al tema de la bella y la bestia, y hace una revisión a la película de Merian C. Cooper & Ernest B. Schoedsack, King Kong, cuando al final vemos a la bestia (enfundada en sus mayas de deporte) trepando por los edificios con su amada a cuestas.


Una película entretenida, y pese a su disparatada premisa, su resultado es muy digno y conseguido. ¡Todo un clásico del cine fantástico mexicano!

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