Hace
unas semanas hablábamos del mensaje libertino que escondía Plan
9 from Outer Space,
la obra maestra (o al menos la más recordada) de Edward D. Wood Jr.,
y ahora toca el turno a otro de sus títulos más emblemáticos (y el
único rentable de su filmografía): Bride
of the Monster,
película que TEMA
Distribuciones
ha tenido a bien incluir dentro de su colección de clásicos del
cine fantástico coloreados.
LA
PELÍCULA
La
colaboración entre Ed Wood y Bela Lugosi podría haber dado mucho de
sí de no haber fallecido el actor en 1956. Si echamos un vistazo a
la filmografía de Wood comprobamos que, al contrario de lo que suele
ocurrir entre muchos directores y sus actores fetiche, éste no
parecía cansarse de su numen: en Glen
or Glenda,
su ópera prima (casi autobiográfica) sobre el travestismo, Lugosi
desempeñó un pequeño rol de Mad
Doctor que
“movía los hilos” y en Plan
9 from Outer Space
fue rescatado de la muerte gracias a un doble y algo de material de
archivo que Wood rodó poco tiempo antes de su fallecimiento1.
Así las cosas, La
novia del monstruo
puede que sea la colaboración más fructífera que el tiempo dejó
que ambos tuvieran, pues en ella Lugosi realizó un papel más
importante y afín a sus gustos, llegando a dar rienda suelta a
algunos de sus tics interpretativos más famosos (véase los
archiconocidos movimientos de manos que realiza para hipnotizar).
La película cuenta lo siguiente: Janet Lawton (Loretta King), una joven y valiente reportera, decide aventurarse en las peligrosas y siniestras tierras pantanosas dónde viven el Dr. Eric Vornoff (Bela Lugosi) y su inquietante lacayo Lobo (Tor Johnson) para esclarecer las continuas desapariciones que están sucediendo en el lugar. Sin embargo una vez allí será raptada por el mad doctor con la intención de someterla a un experimento que la convertirá en una súper mujer atómica.
Como ocurría con Plan 9 from Outer Space, detrás de La novia del monstruo se esconde una película de lo más personal en la que Wood da muestras de su estrafalaria genialidad. Y lo digo sin ánimos de provocar al personal. Ed Wood arrastra una etiqueta tan estúpida e ignorante como la de ser “el peor director de cine de la historia”, cuando lo cierto es que los hay muchísimo peores y tiene películas que pese a su bajo presupuesto resultan muy interesantes por su trasfondo. La novia del monstruo es un claro ejemplo de ello e incluso puede que sea la película más correcta de toda la obra edwoodiana. De hecho, si la observamos con detenimiento, su resultado final no difiere tanto de otras producciones modestas de la época. Estamos de acuerdo en que Wood no fue ningún maestro dirigiendo y que en sus películas hay innumerables fallos que resultan imperdonables para el espectador recto, sin embargo sus películas tenían una serie de señas fácilmente identificables que daban muestras de su excéntrico carácter. Es posible que gracias a ello a día de hoy su figura siga despertando entusiasmo y que, en algún caso (en el que me incluyo), se pueda llegar a sentir cierta admiración por ese cine tan imperfecto pero tan suyo que hizo. Pero expliquemos qué tiene de especial La novia del monstruo:
Para
empezar, cabría destacar una línea de diálogo que, tal y como
veremos, resultará muy significativa para el devenir de la acción.
Como decíamos Janet Lawton decidía emprender en solitario la
investigación de las desapariciones que ocurrían cerca de un
pantano próximo a la residencia del Dr. Vornoff. Como vemos, tanto
en esta como en la posterior Plan
9 from Outer Space,
el peligro se sitúa en un determinado escenario alejado de la
civilización, por lo que penetrar en él supone un serio peligro.
Entonces, ¿qué empuja a esta joven reportera a ir directa a la
amenaza? La pista nos la da Ed Wood en la escena en la que Janet va a
la comisaría de policía en busca de información: la joven irrumpe
en el despacho del Capitán Robbins (Harvey B. Dunn) – que en esos
instantes está reunido con el Teniente Dick Craig (Tony McCoy) -,
con la intención de sonsacarles algo información respecto a las
desapariciones. Todo sería más o menos normal si no fuera porque,
al poco tiempo de su irrupción, descubrimos que Janet y Dick están
prometidos, y es aquí dónde viene lo interesante. Janet, muy
disgustada porque su futuro marido no suelta prenda, le dice: “Dick
Craig, no creo que nuestro matrimonio dure si ya me estás ocultando
cosas”.
Ahí tenemos la clave: nos encontramos ante una pareja que está a
punto de contraer matrimonio y que se ocultan cosas. ¿Les suena de
algo? Está bien, no nos adelantemos.
Acompañemos
a Janet al lugar en el que ocurren todas las desapariciones. Como
hemos apuntado anteriormente, una vez allí la pobre chica cae en las
garras del Dr. Vornoff y Lobo, y será sometida a un experimento
mediante el cual se transformará en una súper mujer atómica. Pues
bien, para nuestra sorpresa Janet va vestida con traje de novia en el
momento de dicho experimento. ¿Por qué? ¿Otra locura sin sentido
de Ed Wood o es que eso tiene algo que ver con las sospechas que
Janet tiene respecto a su prometido? ¿Estamos ante una suerte de
metáfora sobre la inseguridad que cualquiera puede sentir antes de
pasar por la vicaría? ¿Tal vez sea Janet una novia a la fuga?
A
simple vista los planes del Dr. Vornoff no tienen nada que se pueda
destacar o que nos pueda parecer que guarde relación con el temor
que siente Janet ante su futuro matrimonio. Vornoff es un científico
loco que quiere convertir la raza humana en súper hombres atómicos
y ya está. Es lo típico que hemos visto cientos de veces en las
películas de terror o ciencia ficción. Pero por otro lado tenemos a
Lobo, su criado, un hombre cuyo semblante, entre forzudo y
atolondrado, parece ser fruto de sus experimentos. Aunque no se llega
a decir en ningún momento puede que Lobo sea el primero de ese
ejército de súper hombres atómicos que planea crear el Dr.
Vornoff. ¿Y qué tiene de especial Lobo? ¡Es un retrasado de más
de casi dos cientos kilos! ¿Eso es en lo que nos quiere convertir
Vornoff? ¿En seres anormales con sobrepeso? Pues bien, una vez más
tenemos que confiar en Ed Wood e irnos a los pequeños detalles para
encontrar uno muy suculento: Lobo es un amante del angora.
Efectivamente, Ed Wood camufló en el argumento de La novia del monstruo una metáfora sobre el miedo que le provocaba confesar su travestismo a su pareja, algo que ya trató en Glen or Glenda y que en su vida le costó más de un noviazgo. Sirva de ejemplo su frustrada relación con Dolores Fuller o Norma McCarthy, con quién tuvo un fugaz matrimonio. Janet sospecha que su novio Dick le está ocultando algo, algo que ocurre cerca del pantano, pero a Wood no le dan miedo los monstruos (en todo caso le encantarían). Tal y como dice el Capitán Robbins: “No existen los monstruos, esto es el siglo XX”. ¿Puede que esa legión de superhombres que planea crear el Dr. Vornoff sea en realidad una raza de hombres travestidos y fetichistas? Yo diría que sí.
Si
nos fijamos y dejamos las chuflas para otro momento, veremos que
cuando Lobo se rebela contra su amo y lo ata a la camilla para
someterlo al experimento, el Dr. Vornoff se convierte en otra
persona. Posiblemente, si han visto la película y la tienen fresca,
se les estará poniendo media sonrisa en la cara. No es para menos,
pues a quién vemos después de haber sufrido el experimento es,
literalmente, a una persona distinta. Eddie Parker y Red Reagan
fueron los especialistas que doblaron a Lugosi en las escenas
peligrosas2,
y uno de ellos, no tengo claro cuál de los dos fue, es el que en
realidad lucha cuerpo a cuerpo contra Lobo. Sin embargo hay algo que
llama poderosamente la atención y que la mayoría suele atribuir a
otra metedura de pata marca de la casa: el doble lleva puestos unas
enormes botas con plataformas. Es decir, que el Dr. Vornoff se ha
convertido en un súper drag
queen atómico.
Y
con esto acabamos. Ya hemos desvelado el misterio que esconde La
novia del monstruo
y demostrado que Ed Wood fue un autor personal capaz de dejar su
huella hasta en su película más convencional/comercial (¿?). De
hecho, aunque Alex Gordon3
salga acreditado como coguionista, lo cierto es que su aportación se
limitó básicamente a la idea de meter en la trama el pulpo gigante
del pantano. Por lo tanto todos los errores y, como no, los aciertos
que puedan haber en la cinta se lo debemos al bueno de Wood. Y si eso
no parece suficiente, la buena taquilla que consiguió La
novia del monstruo
propició a que otro señor, Samuel Z. Arkoff4,
utilizara los beneficios obtenidos para forjar una de las productoras
más importantes independientes de Estados Unidos, la American
International Pictures. Casi nada.
LA
EDICIÓN
La edición comercializada por TEMA Distribuciones se presenta con una pista de audio en inglés y subtítulos en castellano, e imagen con un aspect ratio 1.33:1. En todo momento la imagen posee una nitidez más que aceptable y contiene una versión en blanco y negro y otra coloreada que, por cierto, resulta bastante convincente. La edición viene acompañada por el tráiler original de La novia del monstruo como único contenido extra.
FICHA
TÉCNICA
Título
original:
Bride
of the Monster
Año:
1955 (EEUU)
Director:
Edward D. Wood Jr.
Productores:
Edward D. Wood Jr., Tony McCoy y Donald E. McCoy.
Guionistas:
Alex
Gordon y Edward D. Wood Jr.
Fotografía:
Ted Allan y William C. Thompson
Música:
Frank Worth
Intérpretes:
Bela Lugosi (Dr. Eric Vornoff), Tor Johnson (Lobo), Tony McCoy
(Teniente Dick Craig), Loretta King (Janet Lawton), Harvey B. Dunn
(Capitán Robbins), George Becwar (Profesor Strowski), Paul Marco
(Kelton), Don Nagel (Martin), Bud Osborne (Mac)…
1
En Jail Bait,
su segunda película, Ed Wood tenía pensado un papel para Lugosi
mucho más importante pero por motivos de salud tuvo que ser
sustituido en última instancia por la estrella (en horas bajas, por
supuesto) Herbert Rawlinson.
2
Salvo aquella en la que, a altas horas de la noche, el actor que
otrora fue Conde Drácula tuvo que meterse en un lago helado con un
pulpo gigante estropeado que unos dicen que robaron y otros que lo
alquilaron (yo creo que fue más bien en esta segunda opción) y que
había sido utilizado en La venganza del bergantín (Wake of the Red
Witch, 1948) de Edward Ludwig, y con John Wayne de protagonista).
3
Colega y compañero de piso de Wood. Con él ya había colaborado en
la escritura del guion de Jail
Bait y en la producción de
The Lawless Rider
(Yakima Canutt, 1954).
4
Al no disponer del dinero necesario para poder estrenarla en cines,
Ed Wood por mediación de Alex Gordon, pidió ayuda a Samuel Z.
Arkoff y vendió a éste los derechos de su película para que
pudiera ser exhibida. Pero por si esto no fuera poco, también
cuenta la leyenda que Wood le enseñó a Arkoff un guion y que éste,
ni corto ni perezoso, le robó la idea y la convirtió en How
to Make a Monster (Herbert L.
Strock, 1958). Hollywood solo es para triunfadores (y gente sin
escrúpulos).
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