miércoles, 25 de marzo de 2015

PIONEROS DEL CINE DE TERROR MODERNO: EL CARNAVAL DE LAS ALMAS (1962) Y LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES (1968)




Continuamos desgranando la colección de versiones coloreadas de clásicos del género fantástico que TEMA Distribuciones ha lanzado a la venta recientemente. Si hace unas semanas hablábamos de Plan 9 from Outer Space, hoy abordaremos dos piezas de vital importancia para el devenir de lo que posteriormente se denominaría el cine de terror moderno. Nos referimos a la imperecedera ópera prima de George A. Romero La noche de los muertos vivientes, y otra que sirvió de inspiración a ésta pero que, a pesar de su estatus de culto, no ha sido tratada por el tiempo de la misma manera: El carnaval de las almas.

LAS PELÍCULAS

A menudo suele establecerse 1968 como un año clave en el que cambio que sufrió el género fantástico en el cine. Películas que datan su fecha de estreno en ese año como El héroe anda suelto, La semilla del diablo o la referida La noche de los muertos vivientes, son los títulos escogidos por los estudiosos para marcar ese cambio drástico en el cine de terror, mientras que 2001: una odisea del espacio de Stanley Kubrick haría lo correspondiente en el terreno de la ciencia ficción. Sin embargo, nadie en su sano juicio se atrevería a dejar de lado todo lo que se fue forjando con anterioridad dentro del género. De hecho, a principios de la década de los sesenta vemos grandes ejemplos que hicieron posible la posterior mutación del horror en el celuloide. Todos estamos de acuerdo en que el cine actual no sería lo mismo sin películas como Psicosis de Hitchcock o El fotógrafo del pánico de Powell, ambas de 1960, o en un peldaño inferior (aunque no por ello menos interesante) Seis mujeres para el asesino de Bava en 1964. Incluso películas que no son tan conocidas como Spider Baby1 de Jack Hill, también han aportado su granito de arena a esa transformación, pues pese a que Tobe Hooper lo negase durante su estancia en la pasada edición de Nocturna, las conexiones estéticas y argumentales que existen entre ésta y La matanza de Texas (1974) resultan bastante evidentes.


En la misma liga que la cinta de Hill juega El carnaval de las almas de Herk Harvey, realizador cuya carrera se limitó prácticamente al terreno del cine divulgativo e industrial, siendo el film referido su única incursión en el cine convencional, el cual no gozaría en su momento del recibimiento que merecía. El carnaval de las almas, al igual que tantas otras, ha tenido que esperar varios años para que se la redescubriera y se la colocase en el puesto que merece. Tanto es así que directores de la talla de David Lynch o el propio George A. Romero han reconocido la poderosa influencia que su visionado ha ejercido sobre su filmografía.


Dicen que el bueno de Harvey pensó en hacer esta película al ver un parque de atracciones abandonado. Tras adentrarse en él y observar su estructura, decidió reunir algo de dinero y llevar a cabo la realización del proyecto junto a algunos colaboradores con quienes ya había trabajado con anterioridad. De estos destacaremos el buen hacer de John Clifford en funciones de guionista y Maurice Prather, director de fotografía, pues pese a que la carrera de ambos estuviera prácticamente alejada del cine de ficción consiguen unos resultados realmente envidiables.


El carnaval de las almas, al igual que sucediera en la ópera prima de Romero, empieza de la manera más abrupta posible: si en La noche de los muertos vivientes dos hermanos que van a llevarle flores a la tumba de su padrastro son asaltados por un zombi, en la cinta de Harvey una chica se ve envuelta en una carrera de coches que termina en desgracia al caer al río el vehículo en el que iba. La chica, cuyo nombre es Mary Henry (Candace Hilligoss), logra sobrevivir al accidente milagrosamente, pero poco tiempo después comienza a sufrir unas extrañas visiones en las que una serie de siniestros individuos la acechan con la aparente intención de devolverla al lugar donde debería estar, y que no es otro que el reino de los muertos. En teoría nos encontramos ante una trama de lo más simple, pero si ahondamos en ella descubriremos la cantidad de matices que posee, hallando en ellos el motivo por el cual esta humilde cinta se adelanta varios años a sus sucesoras.


Por ejemplo (ATENCIÓN SPOILERS), vemos que esa carrera que se da al inicio es una carrera entre chicas y chicos, y que Mary, al contrario que el resto de sus amigas, no parece estar cómoda en esa situación. Como hemos visto en otras ocasiones - sirva el caso de las más recientes Crash de David Cronenberg o Death Proof de Quentin Tarantino -, las carreras de coches y la velocidad se suelen asociar al sexo y en esta ocasión podemos hacerlo del mismo modo. Asistimos a una competición entre hombres y mujeres, una batalla de sexos si se quiere, que termina con el automóvil de las chicas en el agua. Mary sobrevive, tal y como hemos dicho, pero decide cambiar de pueblo y trabajar allí como pianista de la iglesia. Pero al llegar deja bien claro que no toca por vocación (es decir, que no es creyente y/o practicante), sino que se trata simplemente de un empleo, cosa que despierta por un lado el recelo de los religiosos y por otro el interés (libidinoso) de un joven llamado John Linden (Sidney Berger) que vive en la misma posada que ella. Y en esa tesitura se suceden las apariciones espectrales que sufre la pobre chica. Por un lado, Mary se debate entre seguirle la corriente al machista y mujeriego John o quedarse sola y enfrentarse a esos siniestros personajes, mientras que, por el otro, es expulsada de la iglesia al ser sorprendida por el párroco tocando una melodía sacrílega mientras estaba imbuida en una de esas extrañas visiones.


Uno de los requisitos que se suelen asociar al cine de terror moderno es el hecho de que no se den explicaciones a los extraños acontecimientos que suceden. Así que si en La noche de los muertos vivientes los muertos se levantan de sus tumbas sin que se dé una razón aparente (aunque sí se llegan a hacer algunas conjeturas sobre las posibles causas a través de algún noticiero que se escucha durante la cinta), en El carnaval de las almas no existe un motivo específico por el cual ese grupo de siniestros “zombis” acosen a nuestra protagonista. Están ahí y punto. Aunque tal y como hemos visto podemos buscarles un significado como también se le encontró a la ópera prima de Romero. Incluso podemos ver bastantes paralelismos entre esos seres siniestros que acechan a Mary y Laurie Strode y el guardián de su “virgo” Michael Myers en la canónica La noche de Halloween (y por ende con la cantidad de sucedáneos que saldrían a raíz de ésta y que lucirían con más o menos orgullo la etiqueta de slasher durante las siguientes décadas).


Sin embargo si hay algo que no consigue El carnaval de las almas es el hecho de trasladar su trama a un escenario completamente realista, tal y como lo hace La noche de los muertos vivientes. George A. Romero, no sabemos si queriendo transmitir más veracidad a su relato o más bien por falta de conocimientos, opta por una realización más cercana al documental con una fotografía mucho más verista. Y es que lejos del ambiente claramente onírico en la que se desarrollaba el film de Herk Harvey2, Romero se valía del realismo de su película para realizar una crítica a los Estados Unidos de la época, además de otra más hacia el racismo, aunque en este caso involuntaria pues siempre ha declarado que la elección de Duane Jones para el rol protagonista no se debía a su color de piel sino a su buena capacidad actoral.



El carnaval de las almas y La noche de los muertos vivientes son sin lugar a dudas dos pilares en los que se apoya gran parte del cine de terror actual, aunque, paradójicamente, de ninguno de los dos casos sacaron mucho provecho sus artífices. Debido a la nula repercusión de su película, Herk Harvey tuvo que volver a sus quehaceres y seguir rodando documentales, en tanto que George A. Romero no ha visto ni un solo centavo de la cantidad de ingresos que ha generado su ópera prima debido a que quedó en dominio público por una negligencia de la productora3. Sin embargo el tiempo coloca todo en su lugar. Así, El carnaval de las almas fue reestrenada en 19894 después de que directores de renombre como Martin Scorsese o Wes Craven (quién, por cierto, produjo un pseudoremake en 1998), o el afamado crítico Roger Ebert reivindicasen los excelentes resultados de una película de terror sin efectos especiales y cuyo principal efectismo se encuentra en unas poderosas escenas tan bien rodadas que muchos films de terror actual deberían tomar nota.


Por su parte, George A. Romero puede que sea el padre más reconocido o al menos el más visible de ese cine de terror moderno y La noche de los muertos vivientes la película más influyente para las generaciones que vinieron más tarde. Lo cierto es que el cineasta jamás ha logrado llegar a reinventarse del mismo modo y aunque ha hecho películas de indudable calidad (e inventiva) como Martin o Creepshow, su vinculación a los zombis ha quedado tan arraigada que sus filmes más recordados son precisamente aquellos que están ligados a esta temática. Con Zombi, El día de los muertos, La tierra de los muertos vivientes, El diario de los muertos y La resistencia de los muertos, Romero se ha valido para continuar con su discurso y su crítica social y económica a los Estados Unidos, aunque cada vez con menos originalidad salvo, quizás, la penúltima entrega rodada como si de un foundfootage se tratara.


Puede que La noche de los muertos vivientes no sea más que el fruto de una afortunada casualidad. George A. Romero no ha logrado igualar los aciertos de ésta porque, de algún modo, estaba en el momento y el lugar adecuados (como es el caso de otros “maestros” del género que han quedado eclipsados por una de sus obras, tal es el caso del ya mencionado Tobe Hopper y La matanza de Texas), y además captó y supo transmitir ese cambio que necesitaba el cine de terror y que de algún modo se encontraba en el ambiente, tal y como otras películas como El carnaval de las almas se habían encargado de anunciar anteriormente.

LAS EDICIONES

En ambos casos se incluye la versión coloreada y la original en blanco y negro partiendo, según figura en la carátula, de un negativo original en 35 mm. Las películas se presentan con audio en castellano e inglés, con subtítulos opcionales en castellano, e imagen en su aspect ratio original de 1.33:1. En lo que se refiere a las versiones coloreadas destaca bastante la realizada a El carnaval de las almas, pues está bastante conseguida y tiene algunos aciertos puntuales como el de ponerle los ojos rojos al “hombre” encarnado por Herk Harvey en un momento del film. No podemos decir lo mismo de la correspondiente a La noche de los muertos vivientes, pues su contrastada fotografía en blanco y negro original juega en su contra, además de tener unos colores más antinaturales que de costumbre. En el apartado del material extra ambas ediciones están prácticamente huérfanas, siendo el único reseñable el tráiler de la cinta de Herk Harvey que acompaña a su respectiva edición.


FICHAS TÉCNICAS


Título original: Carnival of souls

Año: 1962 (Estados Unidos)

Director: Herk Harvey

Productor: Herk Harvey

Guionistas: John Clifford basado en una idea de Herk Harvey
Fotografía: Maurice Prather.

Música: Gene Moore

Intérpretes: Candace Hilligoss (Mary Henry), Frances Feist (Mrs. Thomas), Sidney Berger (John Linden), Art Ellison (Minister), Stan Levitt (Dr. Samuels), Herk Harvey (“El hombre”)…

Sinopsis: Mary Henry tiene un trágico accidente de tráfico y a raíz de entonces sufre unas extrañas visiones que le conducirán a un sorprendente final…


Título original: The night of the living dead

Año: 1968 (Estados Unidos)

Director: George A. Romero

Productor: Karl Hardman y Russell Streiner

Guionistas: John A. Russo y George A. Romero

Fotografía: George A. Romero

Música: Varios autores sin acreditar.

Intérpretes: Duane Jones (Ben), Judith O’Dea (Barbra), Karl Hardman (Harry), Marilyn Eastman (Helen), Keith Wayne (Tom), Judith Ridley (Judy), Kyra Schon (Karen Cooper), George Kosana (Sheriff McClelland), A. C. McDonald (zombi)…

Sinopsis: Después de ser atacada por un muerto viviente, Barbra corre a refugiarse al interior de una granja en la que se cobija Ben. Ambos construirán barricadas para defenderse de la horda de zombis que vienen en su busca, pero no tardaran en descubrir que el peligro también se encuentra en el interior de la casa…

*Todas las imágenes de la película que ilustran este artículo pertenecen a capturas de la edición comentada.

1 Curiosamente también estrenada en 1968 pero rodada cuatro años antes.

2 Resulta cuanto menos curioso que tanto Harvey como Maurice Prather, ambos acostumbrados a rodar documentales educativos e industriales como hemos dicho, lograsen otorgar a El carnaval de las almas un aire tan irreal y perturbador.

3 Al parecer, la productora de la cinta, Walter Reade Organization, no agregó en los títulos de crédito el símbolo conforme de que la película tenía derechos de autor, requisito indispensable según la ley estadounidense para determinar la situación de cualquier obra.

4 Como nota curiosa apuntar que el bueno de Herk Harvey, a quien vemos en la película como el principal “espectro”, “zombi” o como queramos llamarlo, que persigue a Mary, acudió caracterizado como tal al reestreno junto a parte del equipo original de El carnaval de las almas.

No hay comentarios: