Continuamos
desgranando la colección de versiones coloreadas de clásicos del
género fantástico que TEMA
Distribuciones
ha lanzado a la venta recientemente. Si hace unas semanas hablábamos
de Plan
9 from Outer Space,
hoy abordaremos dos piezas de vital importancia para el devenir de lo
que posteriormente se denominaría el cine de terror moderno. Nos
referimos a la imperecedera ópera prima de George A. Romero La
noche de los muertos vivientes,
y otra que sirvió de inspiración a ésta pero que, a pesar de su
estatus de culto, no ha sido tratada por el tiempo de la misma
manera: El
carnaval de las almas.
LAS
PELÍCULAS
A
menudo suele establecerse 1968 como un año clave en el que cambio
que sufrió el género fantástico en el cine. Películas que datan
su fecha de estreno en ese año como El
héroe anda suelto, La semilla del diablo o
la referida La
noche de los muertos vivientes,
son los títulos escogidos por los estudiosos para marcar ese cambio
drástico en el cine de terror, mientras que 2001:
una odisea del espacio
de Stanley Kubrick haría lo correspondiente en el terreno de la
ciencia ficción. Sin embargo, nadie en su sano juicio se atrevería
a dejar de lado todo lo que se fue forjando con anterioridad dentro
del género. De hecho, a principios de la década de los sesenta
vemos grandes ejemplos que hicieron posible la posterior mutación
del horror en el celuloide. Todos estamos de acuerdo en que el cine
actual no sería lo mismo sin películas como Psicosis
de Hitchcock o El
fotógrafo del pánico
de Powell, ambas de 1960, o en un peldaño inferior (aunque no por
ello menos interesante) Seis
mujeres para el asesino
de Bava en 1964. Incluso películas que no son tan conocidas como
Spider
Baby1
de Jack Hill,
también han aportado su granito de arena a esa transformación, pues
pese a que Tobe Hooper lo negase durante su estancia en la pasada
edición de Nocturna,
las conexiones estéticas y argumentales que existen entre ésta y La
matanza de Texas
(1974) resultan bastante evidentes.
En
la misma liga que la cinta de Hill juega El
carnaval de las almas
de Herk Harvey, realizador cuya carrera se limitó prácticamente al
terreno del cine divulgativo e industrial, siendo el film referido su
única incursión en el cine convencional, el cual no gozaría en su
momento del recibimiento que merecía. El
carnaval de las almas,
al igual que tantas otras, ha tenido que esperar varios años para
que se la redescubriera y se la colocase en el puesto que merece.
Tanto es así que directores de la talla de David Lynch o el propio
George A. Romero han reconocido la poderosa influencia que su
visionado ha ejercido sobre su filmografía.
Dicen
que el bueno de Harvey pensó en hacer esta película al ver un
parque de atracciones abandonado. Tras adentrarse en él y observar
su estructura, decidió reunir algo de dinero y llevar a cabo la
realización del proyecto junto a algunos colaboradores con quienes
ya había trabajado con anterioridad. De estos destacaremos el buen
hacer de John Clifford en funciones de guionista y Maurice Prather,
director de fotografía, pues pese a que la carrera de ambos
estuviera prácticamente alejada del cine de ficción consiguen unos
resultados realmente envidiables.
El
carnaval de las almas,
al igual que sucediera en la ópera prima de Romero, empieza de la
manera más abrupta posible: si en La
noche de los muertos vivientes
dos hermanos que van a llevarle flores a la tumba de su padrastro son
asaltados por un zombi, en la cinta de Harvey una chica se ve
envuelta en una carrera de coches que termina en desgracia al caer al
río el vehículo en el que iba. La chica, cuyo nombre es Mary Henry
(Candace Hilligoss), logra sobrevivir al accidente milagrosamente,
pero poco tiempo después comienza a sufrir unas extrañas visiones
en las que una serie de siniestros individuos la acechan con la
aparente intención de devolverla al lugar donde debería estar, y
que no es otro que el reino de los muertos. En teoría nos
encontramos ante una trama de lo más simple, pero si ahondamos en
ella descubriremos la cantidad de matices que posee, hallando en
ellos el motivo por el cual esta humilde cinta se adelanta varios
años a sus sucesoras.
Por
ejemplo (ATENCIÓN SPOILERS), vemos que esa carrera que se da al
inicio es una carrera entre chicas y chicos, y que Mary, al contrario
que el resto de sus amigas, no parece estar cómoda en esa situación.
Como hemos visto en otras ocasiones - sirva el caso de las más
recientes Crash
de David Cronenberg o Death
Proof
de Quentin Tarantino -, las carreras de coches y la velocidad se
suelen asociar al sexo y en esta ocasión podemos hacerlo del mismo
modo. Asistimos a una competición entre hombres y mujeres, una
batalla de sexos si se quiere, que termina con el automóvil de las
chicas en el agua. Mary sobrevive, tal y como hemos dicho, pero
decide cambiar de pueblo y trabajar allí como pianista de la
iglesia. Pero al llegar deja bien claro que no toca por vocación (es
decir, que no es creyente y/o practicante), sino que se trata
simplemente de un empleo, cosa que despierta por un lado el recelo de
los religiosos y por otro el interés (libidinoso) de un joven
llamado John Linden (Sidney Berger) que vive en la misma posada que
ella. Y en esa tesitura se suceden las apariciones espectrales que
sufre la pobre chica. Por un lado, Mary se debate entre seguirle la
corriente al machista y mujeriego John o quedarse sola y enfrentarse
a esos siniestros personajes, mientras que, por el otro, es expulsada
de la iglesia al ser sorprendida por el párroco tocando una melodía
sacrílega mientras estaba imbuida en una de esas extrañas visiones.
Uno
de los requisitos que se suelen asociar al cine de terror moderno es
el hecho de que no se den explicaciones a los extraños
acontecimientos que suceden. Así que si en La
noche de los muertos vivientes los
muertos se levantan de sus tumbas sin que se dé una razón aparente
(aunque sí se llegan a hacer algunas conjeturas sobre las posibles
causas a través de algún noticiero que se escucha durante la
cinta), en El
carnaval de las almas no
existe un motivo específico por el cual ese grupo de siniestros
“zombis” acosen a nuestra protagonista. Están ahí y punto.
Aunque tal y como hemos visto podemos buscarles un significado como
también se le encontró a la ópera prima de Romero. Incluso podemos
ver bastantes paralelismos entre esos seres siniestros que acechan a
Mary y Laurie Strode y el guardián de su “virgo” Michael
Myers en la canónica La
noche de Halloween
(y por ende con la cantidad de sucedáneos que saldrían a raíz de
ésta y que lucirían con más o menos orgullo la etiqueta de slasher
durante
las siguientes décadas).
Sin
embargo si hay algo que no consigue El
carnaval de las almas
es el hecho de trasladar su trama a un escenario completamente
realista, tal y como lo hace La
noche de los muertos vivientes.
George A. Romero, no sabemos si queriendo transmitir más veracidad a
su relato o más bien por falta de conocimientos, opta por una
realización más cercana al documental con una fotografía mucho más
verista. Y es que lejos del ambiente claramente onírico en la que se
desarrollaba el film de Herk Harvey2,
Romero se valía del realismo de su película para realizar una
crítica a los Estados Unidos de la época, además de otra más
hacia el racismo, aunque en este caso involuntaria pues siempre ha
declarado que la elección de Duane Jones para el rol protagonista no
se debía a su color de piel sino a su buena capacidad actoral.
El
carnaval de las almas
y La
noche de los muertos vivientes
son sin lugar a dudas dos pilares en los que se apoya gran parte del
cine de terror actual, aunque, paradójicamente, de ninguno de los
dos casos sacaron mucho provecho sus artífices. Debido a la nula
repercusión de su película, Herk Harvey tuvo que volver a sus
quehaceres y seguir rodando documentales, en tanto que George A.
Romero no ha visto ni un solo centavo de la cantidad de ingresos que
ha generado su ópera prima debido a que quedó en dominio público
por una negligencia de la productora3.
Sin embargo el tiempo coloca todo en su lugar. Así, El
carnaval de las almas
fue reestrenada en 19894
después de que directores de renombre como Martin Scorsese o Wes
Craven (quién, por cierto, produjo un pseudoremake
en 1998), o el afamado crítico Roger Ebert reivindicasen los
excelentes resultados de una película de terror sin efectos
especiales y cuyo principal efectismo se encuentra en unas poderosas
escenas tan bien rodadas que muchos films de terror actual deberían
tomar nota.
Por
su parte, George A. Romero puede que sea el padre más reconocido o
al menos el más visible de ese cine de terror moderno y La
noche de los muertos vivientes
la película más influyente para las generaciones que vinieron más
tarde. Lo cierto es que el cineasta jamás ha logrado llegar a
reinventarse del mismo modo y aunque ha hecho películas de indudable
calidad (e inventiva) como Martin
o Creepshow,
su vinculación a los zombis ha quedado tan arraigada que sus filmes
más recordados son precisamente aquellos que están ligados a esta
temática. Con Zombi,
El
día de los muertos,
La
tierra de los muertos vivientes,
El
diario de los muertos
y La
resistencia de los muertos,
Romero se ha valido para continuar con su discurso y su crítica
social y económica a los Estados Unidos, aunque cada vez con menos
originalidad salvo, quizás, la penúltima entrega rodada como si de
un foundfootage
se tratara.
Puede
que La
noche de los muertos vivientes
no sea más que el fruto de una afortunada casualidad. George A.
Romero no ha logrado igualar los aciertos de ésta porque, de algún
modo, estaba en el momento y el lugar adecuados (como es el caso de
otros “maestros” del género que han quedado eclipsados por una
de sus obras, tal es el caso del ya mencionado Tobe Hopper y La
matanza de Texas),
y además captó y supo transmitir ese cambio que necesitaba el cine
de terror y que de algún modo se encontraba en el ambiente, tal y
como otras películas como El
carnaval de las almas se
habían encargado de anunciar anteriormente.
LAS
EDICIONES
En ambos casos se
incluye la versión coloreada y la original en blanco y negro
partiendo, según figura en la carátula, de un negativo original en
35 mm. Las películas se presentan con audio en castellano e inglés,
con subtítulos opcionales en castellano, e imagen en su aspect
ratio
original de 1.33:1. En lo que se refiere a las versiones coloreadas
destaca bastante la realizada a El
carnaval de las almas,
pues está bastante conseguida y tiene algunos aciertos puntuales
como el de ponerle los ojos rojos al “hombre” encarnado por Herk
Harvey en un momento del film. No podemos decir lo mismo de la
correspondiente a La
noche de los muertos vivientes,
pues su contrastada fotografía en blanco y negro original juega en
su contra, además de tener unos colores más antinaturales que de
costumbre. En el apartado del material extra ambas ediciones están
prácticamente huérfanas, siendo el único reseñable el tráiler de
la cinta de Herk Harvey que acompaña a su respectiva edición.
FICHAS
TÉCNICAS
Título
original:
Carnival
of souls
Año:
1962 (Estados Unidos)
Director:
Herk Harvey
Productor:
Herk Harvey
Guionistas:
John Clifford basado en una idea de Herk Harvey
Fotografía:
Maurice Prather.
Música:
Gene Moore
Intérpretes:
Candace Hilligoss (Mary Henry), Frances Feist (Mrs. Thomas), Sidney
Berger (John Linden), Art Ellison (Minister), Stan Levitt (Dr.
Samuels), Herk Harvey (“El hombre”)…
Sinopsis:
Mary Henry tiene un trágico accidente de tráfico y a raíz de
entonces sufre unas extrañas visiones que le conducirán a un
sorprendente final…
Título
original:
The
night of the living dead
Año:
1968 (Estados Unidos)
Director:
George A. Romero
Productor:
Karl Hardman y Russell Streiner
Guionistas:
John A. Russo y George A. Romero
Fotografía:
George A. Romero
Música:
Varios autores sin acreditar.
Intérpretes:
Duane Jones (Ben), Judith O’Dea (Barbra), Karl Hardman (Harry),
Marilyn Eastman (Helen), Keith Wayne (Tom), Judith Ridley (Judy),
Kyra Schon (Karen Cooper), George Kosana (Sheriff McClelland), A. C.
McDonald (zombi)…
Sinopsis:
Después
de ser atacada por un muerto viviente, Barbra corre a refugiarse al
interior de una granja en la que se cobija Ben. Ambos construirán
barricadas para defenderse de la horda de zombis que vienen en su
busca, pero no tardaran en descubrir que el peligro también se
encuentra en el interior de la casa…
*Todas
las imágenes de la película que ilustran este artículo pertenecen
a capturas de la edición comentada.
2
Resulta cuanto menos curioso que tanto Harvey como Maurice Prather,
ambos acostumbrados a rodar documentales educativos e industriales
como hemos dicho, lograsen otorgar a El
carnaval de las almas un aire
tan irreal y perturbador.
3
Al parecer, la productora de la cinta, Walter Reade Organization, no
agregó en los títulos de crédito el símbolo conforme de que la
película tenía derechos de autor, requisito indispensable según
la ley estadounidense para determinar la situación de cualquier
obra.
4
Como nota curiosa apuntar que el bueno de Herk Harvey, a quien vemos
en la película como el principal “espectro”, “zombi” o como
queramos llamarlo, que persigue a Mary, acudió caracterizado como
tal al reestreno junto a parte del equipo original de El
carnaval de las almas.
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