Estamos
de enhorabuena pues Cameo ha lanzado en DVD Why
Don’t You Play in Hell?,
puede que la cinta más gamberra de su director, Sion Sono. Atentos los amantes de las emociones fuertes, porque estamos ante uno
de los títulos más alucinados, explosivos y cachondos de los
últimos años.
LA
PELÍCULA
El
nombre de Sion Sono ya se quedó grabado en la retina de muchos
cinéfagos cuando en 2001 se estrenó Suicide
Club,
para muchos su obra maestra. Aunque para este humilde plumilla lo
mejor de Sono - un director que comenzó su carrera en el cine
amateur
a finales de los 80 - estaba aún por llegar. Estamos ante uno de los
realizadores más deslumbrantes, talentosos y particulares del país
nipón; una auténtica bomba de relojería capaz de rodar una épica
comedia romántica de cuatro horas (Love
Exposure),
una cinta de terror con unas extensiones capilares malditas como
instigadoras del mal (Hair
Extensions),
o un thriller basado en un escabroso hecho real ocurrido en Japón
(Cold
Fish).
Sin embargo, sobre todo para los no conocedores de la obra de Sono,
no se debe hacer demasiado caso a los géneros y poner un triple
entrecomillado gigante como una catedral haya dónde anteriormente he
puesto comedia
romántica, cinta de terror o
thriller
basado en hechos reales,
pues tal y como comprobarán si de disponen a ello, una vez dentro de
una película de Sono nada volverá a ser igual.
Estamos
ante un realizador con mucho sentido del humor (un humor muy
destroyer,
eso sí), incapaz de dejar indiferente a nadie y que no escatima en
realizar algunos guiños al cine pop de los setenta (véanse los
dedicados a la Meiko Kaji de Scorpio
en la nombrada Love
Exposure
o ya puestos, al Bruce Lee de Operación
Dragón
en la propia Why
Don’t You Play in Hell?1),
para después aderezarlo con las toneladas de sangre que levantó en
la archiconocida escena inicial del tren de Suicide
Club
y que todavía fluyen por cada una de sus películas sean del género
que sean (de ahí el entrecomillado gigante
que decía antes).
Como
decíamos, Sono viene del cine amateur
o
low
cost
(o como quieran llamarlo), por lo que esta Why
Don’t You Play in Hell?
le sirve para echar la vista atrás y realizar un particular homenaje
a este tipo de cine tan gallardo y desvergonzado. Un tipo de cine que
sólo se puede materializar con la ilusión, la visión y, sobre
todo, la inocencia de un realizador primerizo. No es de extrañar que
el mismo año que se presentó Why
Don’t You Play in Hell?
en el Festival de Sitges, también se pudiera ver la que el propio
certamen denominó como la piedra Rosetta de su filmografía: Bad
Film,
una delirante cinta que el cineasta rodó junto al Tokyo
Gagaga
(el colectivo artístico con el que colaboraba en los noventa) y que
terminó dando forma en 2012. Por lo tanto, quizás no erremos
demasiado si decimos que existen bastantes paralelismos entre el
pasado low
cost
de Sono y la película que traemos a colación, pues, ¿qué son los
Fuck
Bombers
(el grupo de amigos que se dedican a hacer películas amateurs
en Why
Don’t You Play in Hell?)
si no el revés ficticio y desmadrado del colectivo con el que llevó
a cabo sus primeros trabajos? Aquí estos jóvenes apasionados al
séptimo arte que “juegan” a hacer cine se mezclan en una
historia imposible en la que no falta un idilio amoroso un tanto
especial, dos clanes yakuza enfrentados, un anuncio infantil de pasta
de dientes y, cómo no, un desfasado sentido del humor salpicado de
hemoglobina que llega a su máxima en la vibrante y adrenalítica
parte final de la película.
Puede
que no estemos ante su mejor obra, pues Sion Sono es un realizador
acostumbrado al metraje extenso (que no excesivo) y a dar rienda
suelta a laberínticas y estrafalarias historias que se cruzan entre
sí, pero Why
Don’t You Play in Hell?
tiene tantos aciertos y tantas escenas para el recuerdo que resulta
difícil apartar la vista de la pantalla. Sono consigue convertir la
candidez de aquellos primeros pasos en el cine que dio (y puede que
los de muchos otros aficionados que también se puedan ver reflejados
en estos jóvenes llamados Fuck
Bombers)
en un delirante cóctel de acción y humor, con un reparto en estado
de forma y en el que destacan los siempre eficientes Jun Kunimura
(Black
Rain,
Kill
Bill,
Audition),
Shinichi Tsutsumi (Monday,
Llamada
perdida)
y Tetsu Watanabe (Sonatine,
Gozu).
Aunque la guinda del pastel la pone la bellísima Fumi Nikaido,
actriz que ya venía de colaborar con Sono en Himizu
y que, esperemos, siga realizando papeles tan sexys y de armas tomar
como el que desempeña en esta película.
LA
EDICIÓN
Why
Don’t You Play in Hell?
está editada en un DVD de doble capa presentado en estuche amaray.
En todo momento la imagen posee una nitidez espectacular,
ofreciéndose en formato anamórfico con un aspect ratio de 2.35:1.
En cuanto al contenido sonoro, se compone de una única pista en
versión original japonesa codificada en 5.1, complementada con los
respectivos subtítulos en castellano. En el apartado de los
contenidos adicionales poco se puede destacar, pues esta edición
queda huérfana de extras y tan sólo viene acompañada de una triste
ficha técnica y artística.
FICHA
TÉCNICA
Título
original:
Jigoku
de naze warui
Año:
2013 (Japón)
Director:
Sion Sono
Productor:
Takuyuki Matsuno y Tsuyoshi Suzuki.
Guionistas:
Shion Sono
Fotografía:
Hideo Yamamoto
Música:
Shion Sono
Intérpretes:
Jun Kunimura (Muto), Fumi Nikaido (Michiko), Shinichi Tsutsumi
(Ikegami), Hiroki Hasegawa (Director Hirata), Gen Hoshino (Koji
Hashimoto), Tomochika (Shizue), Itsuji Itao (Masuda), Hiroyuki Onoue
(Dtective Tanaka), Tetsu Watanabe (Detective Kimura), Tak Sakaguchi
(Sasaki), Megumi Kagurazaka (Junko)…
Sinopsis:
Kegami es un gángster que guarda rencor hacia un viejo rival llamado
Muto, de cuya hija Himizu siempre ha estado enamorado. Hirata, un
director de cine, y un hombre llamado Kouji también se ven
involucrados en este enredo.
*Todas
las imágenes de la película que ilustran este artículo pertenecen
a capturas de la edición comentada.
1
En Kill Bill
de Quentin Tarantino – otro gran nostálgico multi homenajeador -,
se hizo idéntico tributo a la película protagonizada por el
maltrecho Bruce Lee, al enfundar a Uma Thurman el emblemático
chándal de color amarillo. Y tampoco está demás apuntar que Meiko
Kaji fue la protagonista de Lady
Snowblood, cinta que
también fue objeto de homenaje en el film de Tarantino.
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