Aprovechando
su presencia como miembro del jurado de la Sección Oficial del
certamen, durante la pasada edición de “Nocturna” tuvimos el
privilegio de poder entrevistar a una de las grandes promesas del
panorama cinematográfico nacional, Paco Cabezas. Director de
Aparecidos
y Carne de
neón,
además de ser el autor de los guiones de Sexy
Killer, Bon
appetit y
la exitosa Spanish
Movie,
Cabezas nos habló de su carrera, de su futuro y de Tokarev,
su última película, que se estrena hoy mismo y que cuenta con el
mismísimo Nicolas Cage de protagonista.
Aunque
recientemente has hecho una película en Estados Unidos junto a nada
menos que Nicolas Cage, siempre te has visto ligado con el continente
americano a la hora de hacer tus películas, más concretamente con
Argentina en el caso de Aparecidos
y Carne
de neón.
¿Cómo surgen estás coproducciones?
Bueno,
de diferente manera, y es muy difícil de resumir. La trama de
Aparecidos
la escribí pensando en todas esas películas de terror que dicen
estar basadas en hechos reales pero que nunca es verdad. (Risas).
Quería escribir una película de terror donde realmente hubiera
algún componente original que no hubiera visto antes. Entonces
pensé:
“¿Qué
pasaría si una película de terror tuviese algo que ver con los
asesinatos de la dictadura argentina?”
Eso me
llevó a Argentina y a rodar con un equipo de gente maravillosa con
la que conecté muchísimo y con la que se me abrió el tercer ojo.
Además, allí los coches molan muchísimo. Aquí la historia hubiera
estado plagada de Seat Pandas… ¡Oh, un Seat Panda, no! (Risas). Y
allí de repente te cuelan un Cadillac descapotable como lo más
normal del mundo. En Argentina es todo más panorámico y a mí me
encanta rodar en panorámico. En Argentina, al igual que en Estados
Unidos, tienen una concepción del espacio muy panorámica. Todo es
grande y encuadra muy bien. ¡Por eso me fui! (Risas).
El
guion de Aparecidos,
ambientado en Argentina y que toca la dictadura de este país, se
podría haber trasladado tranquilamente a España. ¿Tenías ideada
la película en Argentina desde el principio, o inicialmente trataba
la dictadura franquista y tuviste que cambiarlo?
Si
te digo la verdad, fue por necesidad, por las fechas. Si lo hubiera
ambientado en la dictadura franquista los protagonistas hubieran sido
dos señores de cincuenta años. Era una idea un poco difícil de
vender. Es como la idea que me contó el otro día un chico que me
dijo que quería hacer un largometraje con una mujer de ochenta años.
Le dije: “Muy
bien, muy bien, pero el casting va a ser un infierno y también muy
difícil convencer a los productores”.
(Risas). Así que la principal razón es que estaba buscando un hecho
que hubiera ocurrido en los setenta para no alejarme tanto en el
tiempo, y este me pareció muy potente. Y luego también, aunque
parezca una tontería, porque los actores argentinos son muy buenos
haciendo de malos, como Darío Grandinetti en Carne
de neón o
en este caso Pablo Cedrón. Así que utilicé el truco de “voy
a utilizar al actor argentino”.
Siguiendo
con Aparecidos,
el tratar un tema tan reciente de la historia argentina ¿no te dio
problemas durante el rodaje allá? Es decir, ¿hubo algún tipo de
censura o quisieron cambiar algo…?
Es
cierto que hubo días complicados, porque algunos miembros del equipo
tenían familiares que habían desaparecido durante la dictadura. Por
ejemplo, sin ir más lejos, un tío de la niña de la película
desapareció. Era algo emocionalmente muy duro para ellos, pero la
verdad es que lo afrontaron con mucha valentía y confiaron en un
niñato que de repente llegó allí diciendo que quería hacer una
película de terror sobre la dictadura argentina. Desde mi punto de
vista, creo que lo entendieron como una manera de hacer llegar a las
nuevas generaciones una historia tan terrible y potente. Recuerdo el
día que rodamos el último plano de la película, en el que se ven a
todos los desaparecidos. Teníamos a cuarenta actores maquillados,
estaban todos en posición, y entonces le decía a mi ayudante de
dirección: “Aquellos
dos de allí más a la izquierda, por favor”.
Entonces él cogía el megáfono y gritaba: “¡Los
desaparecidos del fondo, más a la izquierda!”,
y yo pensaba: “Ay,
Dios mío, que nos van a matar…”
(Risas) Pero la verdad es que todos fueron encantadores y nos
trataron muy bien.
Después
de Aparecidos
decidiste convertir tu premiado corto Carne
de neón
en un largometraje. Aunque en ella contaste con unos actores potentes
y caras muy conocidas, como Mario Casas y Blanca Suarez, el film no
tuvo el éxito esperado en nuestro país. ¿A qué crees que se debe?
Creo
que fue porque Mario Casas tenía un poco esa concepción de actor
para adolescentes. A Mario no le conocía personalmente. De hecho, el
primer casting fue con Óscar Jaenada y Victoria Abril. Lo que
ocurrió fue que a Óscar le ofrecieron hacer una película con Joel
Silver en Estados Unidos1
y las fechas se le complicaron. Entonces vi a Mario haciendo una obra
con Vicente Romero, el Angelito de la película, y de repente vi
electricidad y mucha fuerza, y que iba a funcionar muy bien. Sobre
todo teniendo en cuenta que la película va sobre una madre y un
hijo, y Mario Casas era mucho más joven que Jaenada, cosa que le
daría mucha más fuerza al conflicto. Pero antes se estrenó a Tres
metros sobre el cielo
y todos los hombres del mundo comenzaron a odiar a Mario Casas porque
les robaba a sus novias por las noches (risas). Hubo una buena parte
del público que pensó que Carne
de neón iba
a ser otro tipo de película. Yo me di un poco cuenta de aquello
cuando hicimos el estreno y vi que le empezó a gustar a un público
de treinta a cincuenta años. Pensé: “Uy,
creo que esta película es más adulta de lo que a lo mejor la gente
pueda llegar a pensar”.
Pero bueno, sin embargo me ha abierto las puertas de Estados Unidos
precisamente por los riesgos que corre la película y los temas que
trata.
Dámaso
Conde es el actor con el que más has contado a lo largo de tu
carrera. ¿De dónde sacaste a este pedazo de actor? ¿Has pensado
alguna vez en escribir alguna película con él de protagonista?
(Risas)
Sí, lo he pensado, sí. Es un actor que conocí en Sevilla porque él
es sevillano como yo. Los dos empezamos estudiando teatro y siempre
hemos sido amigos. De alguna manera el personaje de “La Infantita”2
estaba basado en él. No de una manera directa, claro, sino porque él
siempre llegaba contando historias rocambolescas cuando trabajaba en
el videoclub. Me contaba cosas increíbles que le habían pasado,
como que le habían secuestrado, que lo querían matar… Para mí es
un actor que tiene muchos registros y a redescubrir. Me encantaría
escribirle un largometraje, lo que pasa es que ya sabéis cómo están
las cosas por aquí. Ahora mismo, en Estados Unidos por ejemplo, si
no tengo a Nicolas Cage o a Sam Rockwell de protagonistas es
imposible financiar una película. Pero bueno, quizás cuando me
lance al cine súper independiente, o el low
cost como
dicen, podamos hacerlo algún día (risas).
Antes
del estreno de Carne
de neón
hiciste un llamamiento en tu blog a que nuevos guionistas te enviasen
sus trabajos. ¿En qué quedó todo aquello? ¿Leíste algún guion
interesante?
(Risas)
Joder, madre mía... ¡Eso fue un gran error que cometí! Estaba
atravesando lo que yo llamo un momento “Barton Fink”, que es
cuando tienes algún bloqueo de creatividad y no te sale nada. Y
pensé: “Ahora
que no trabajo en un videoclub y conozco a un montón de productores,
podría darle una oportunidad a alguien que esté como estaba yo hace
tres años”.
Entonces, si te soy sincero, me mandaron como seiscientos guiones.
¡Una burrada! Y dije: “¡Qué
coño he hecho! Ahora tengo que responderle a toda esta gente y
dedicarle tiempo a esto”.
Me leí todos y cada uno de ellos. Me leía las veinte primeras
páginas y, si me seguía interesando, los terminaba. Acabé solo
diez. Muchos eran
como what
the fuck? (Risas).
Pero hubo uno o dos que me parecieron muy buenos y trabé amistad con
los guionistas. Me gustaría trabajar algún día con ellos, así que
nunca se sabe…
Has
escrito los guiones de varias comedias como Sexy
Killer
o Spanish
Movie,
y en Carne
de neón
también había buenas dosis de humor. ¿Es la comedia tu género
favorito?
Es
que yo escribo como vivo. La vida no tiene un género específico.
Puedes estar en el funeral de tu padre y que de repente te entre una
risa estúpida. Las situaciones más divertidas pueden ocurrirte en
los momentos más dramáticos. Entonces, si para mí la vida no tiene
género, el cine tampoco. Cuando escribo un guion (no sé si será
porque soy de Sevilla) me sale solo este tipo de humor. Por ejemplo,
en Tokarev
me ha
costado mucho mantener mi lado cómico. Nic y yo hacíamos muchas
bromas en el rodaje, pero en el guion no se me daba tanta cancha.
Ahora, con el guion de Max Landis sí que hay mucho humor negro. Tal
vez sea una visión postmoderna de entenderlo, pero yo veo el cine
como una experiencia catártica, una experiencia orgásmica, en la
que se pueden sentir muchísimas emociones. Puedes reír, llorar,
asustarte, emocionarte… Para mi es una droga, así que cuantas más
emociones tenga y más intensa sea esa droga, mejor.
En
Twitter decías que estabas escribiendo la segunda parte de Spanish
Movie.
¿En qué punto se encuentra actualmente este proyecto?
No,
no la he escrito todavía. Me gustaría escribirla, pero no depende
de mí, sino de la productora, que es la que tiene los derechos. A mí
la verdad es que no hay cosa que me apetezca más, la verdad. Es como
cuando tuve la oportunidad de dirigir los Premios Feroz3
y me cachondeé de todo el mundo. Tengo la tendencia de meterme en
problemas (Risas).
¿Hubo
alguien que se sintió ofendido con Spanish
Movie?
No,
curiosamente no. Yo estaba un poco acojonado por los familiares de
Ramón Sampedro o por Bayona, Paco Plaza, Balagueró o Belén Rueda…
Pero todo el mundo entró a saco, porque creo que uno de los síntomas
de una industria sana es que tenga la capacidad de reírse de sí
misma. Y nos dimos cuenta de que nos podíamos reír de nosotros
mismos. Cuando una película da un batacazo y no da ni un duro, sería
como reírse de un pobre huerfanito, pero si es una película de
éxito como Lo
imposible,
creo que tenemos todo el derecho de reírnos un poco y pasárnoslo
bien a costa de ella.
Tus
dos primeras películas tienen como denominador común el hecho de
que tratan relaciones paterno filiales difíciles. Si la acción de
Aparecidos
giraba en torno a la figura del padre y Carne
de neón
a la de la madre, ¿Tokarev
lo hace en torno a la figura de los hijos como el tráiler parece
indicar? ¿Por qué te interesa este tema?
¡Veo
que habéis hecho los deberes! Exacto. No lo sé… Si te soy
sincero, son cosas que me salen de manera inconsciente. Lo que sí sé
es que Tokarev,
aunque no haya podido ponerlo en los créditos, se la dedico a mi
padre porque es el tipo de película que veía con él en el cine de
verano en los ochenta. Íbamos a ver Harry,
el sucio o
las películas de Charles Bronson, ese tipo de cine de acción tan
masculino. Pero no sé por qué siempre está la familia ahí. No
tengo ni la menor idea de por qué me emociona tanto. Supongo que
tendrá que ver por el hecho de que todos tenemos padres o hermanos,
o tíos o hijos, y como suelo poner de protagonistas a delincuentes o
gente que vive al límite y tiene que sobrevivir, creo que eso es lo
que le da al público la conexión emocional necesaria. No son
personajes bidimensionales. No están correteando de un lado a otro
como en Snatch,
cerdos y diamantes,
sino que tienen un corazón que palpita y que está vivo.
¿Modificaste
algo el libreto de Tokarev?
Es decir, ¿lo adaptaste un poco a tus inquietudes, o rodaste el
guion de Jim Agnew y Sean Keller tal cual estaba escrito?
Alguna
cosa sí pude cambiar, pero lo que más modifiqué fue la acción. Al
principio era una película que para ser un thriller tenía muy poca
acción y me sorprendió muchísimo. Yo decía: “Joder,
¿vamos a hacer una película en Hollywood y no vamos a pegar unos
tiros? ¡Esto no puede ser!”
(Risas). Potencié mucho la acción. De hecho, hay una de las escenas
en la que los protagonistas entran en una especie de laboratorio de
drogas con unos rusos, y todo eso es muy mío. Todo muy oscuro, muy
siniestro. Toda esa parte la escribí en mi habitación del hotel. Al
día siguiente teníamos que rodar una escena de acción y les dije
quiero esto, esto y esto. Estuve como un loco reescribiendo y
ampliando algunas cosas, y claro, los productores encantados.
Paco Cabezas y su famoso patinete después de explotar su primer coche. |
¿Nos
puedes contar alguna anécdota del rodaje de Tokarev?
Hay
muchas. Una de las más graciosas, siguiendo un poco con el tema de
la acción, es cuando tuve que explotar un coche. Explotamos varios
coches, pero el primero lo rodamos en Alabama, en un pueblo muy
pequeñito. Para la gente de allí, la película era lo mejor que les
había ocurrido desde la invención del whisky. Teníamos que
explotar el coche y teníamos a los actores, las cámaras, a todo el
pueblo allí detrás mirando, y entonces yo tenía que pulsar el
botón que hacía explotar al coche. Imagínate la sensación. Pensé:
“Como la
cague y lo pulse antes de tiempo o que pulse el botón y no explote”…
Sin embargo, nada, pulsé el botón y el coche saltó por los aires.
Todo el mundo empezó a aplaudir como locos, y acto seguido se me
acercó Nic y me dijo: “Bienvenido
al club”.
(Risas). Era como una manera de decirme ya has explotado tu primer
coche. (Risas).
¿Qué
nos puedes explicar de Men
with No Fear,
película de la que has escrito el guion y que contará nuevamente
con Nicolas Cage de protagonista?
Cada
vez que entro en algún género quiero innovar, contar algo
diferente. Tengo esa obsesión desde pequeño. Si ya he visto algo,
¿para qué contarlo de nuevo? Intento hacerlo distinto, y quizás
mal. Men
with No Fear
es mi visión sobre las películas de robos. Me encantan este tipo de
films, desde Atraco
perfecto de
Kubrick hasta Ocean’s
Eleven.
Creo que todos tenemos un pequeño ladrón dentro al que le encanta
ir al Corte Inglés y robar algo. (Risas) Es mi punto de vista sobre
ese género, pero intentándole dar carne y vida, así que en vez de
ser un grupo que roba un banco o un casino, veremos a un tipo que
roba a un narcotraficante. Siempre me ha gustado definirlo como un
cruce entre Ocean’s
Eleven y
The Wire.
Estoy muy contento con los guiones tanto de Mr.
Right como
del de Men
with No Fear,
que son mis dos pelis que parecen que van a salir en cualquier
momento; toco madera. Estoy muy ilusionado con ambas y espero digan
algo sobre mí y que todo tenga sentido, que funcione y que sea
divertido.
Has
hablado de Mr.
Right,
que cuenta con un guion de Max Landis, y que tendrá a Sam Rockwell
en el reparto. ¿Qué nos puedes contar sobre este proyecto?
Sí,
el guion es de Max Landis, el hijo de John Landis y el que escribió
Chronicle.
Por cierto, John iba a estar aquí en “Nocturna” y al final no ha
podido ser, lo que me ha jodido bastante. Conocer a John Landis fue
uno de los momentos más frikis de mi vida. Fui a casa de Max a
ponerle Sexy
Killer, ya
que quería que la viéramos juntos, y resulta que vive en casa de su
padre. Imagínate estar viendo Sexy
Killer y
que de repente entre John Landis por la puerta. Fue maravilloso. Y
bueno, con Mr.
Right
estoy muy contento porque Sam Rockwell es un actorazo y Anna Kendrick
aún más. Tiene un montón de fans en España y cada vez que digo
algo de ella en Twitter me dicen: “¡Ay,
quiero un autógrafo, róbale las bragas o algo!”
(Risas). Y si la otra está en la onda de Ocean’s
Eleven y
The Wire,
ésta sería un poco como Sr.
y Sra. Smith
meets
Kick Ass,
a lo mejor. Es muy políticamente incorrecta y tiene un sentido del
humor muy negro. Trata sobre una chica que se enamora de un tipo que
resulta ser un asesino a sueldo y además está totalmente loco.
Tiene todos los elementos para que nos divirtamos mucho. Me apetece
mucho hacer una comedia de acción. Me apetece muchísimo.
Y
ya para terminar, ¿te planteas seguir tu carrera en Hollywood, o
tienes pensado volver a España alguna vez?
La
idea es hacer el camino de vuelta. Muchas veces he tenido reuniones
en Estados Unidos y, de repente, estamos hablando de hacer una
película con Bruce Willis en México, y yo les digo: “No
vayáis a México, veniros al Puerto de Santa María. Es un
pueblecito donde nos jartamos
de gambas y no hay armas ni problemas”.
Estoy tratando de ir allí y traerme los proyectos aquí. Lo que pasa
es que a veces se puede y otras no. Aparte, aquí en España tengo
algún proyecto con algún productor, pero la verdad es que ahora
mismo está muy mal. Como funciona ahora mismo el mercado y lo que he
aprendido en los últimos años, es muy difícil levantar el tipo de
cine que a mí me gusta hacer, que es un tipo de cine más grande, de
género y comercial. Carne
de neón
fue lo que yo llamo un fallo del sistema. Películas como El
club de la lucha
o Sucker
Punch son
también fallos del sistema. O por ejemplo, cuando salió Acción
mutante
aquí en España, con todo el respeto hacia Alex de la Iglesia,
también lo fue. A veces no entiendo cómo esas películas ocurren y
adoro que existan. A ver qué ocurre, yo espero volver a rodar en
España algún día.
1
Se refiere a Los perdedores (The Losers, Sylvain
White, 2010).
2
Personaje que interpreta en Carne de neón.
3
Premios que otorga la Asociación de Informadores Cinematográficos
de España al cine nacional.
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