Marcus Dunstan saltó a la palestra
como uno de los guionistas más frescos del panorama fantástico
gracias al libreto de “Atrapados” (Feast, John Gulager, 2005),
firmado junto a su inseparable co-guionista Patrick Melton. Después
de ello, ambos intentaron darle un soplo de aire nuevo a la saga
“Saw” encargándose del guion de la cuarta, quinta, sexta1
y séptima y última parte (al menos de momento); y siguieron aunando
fuerzas con Gulager a la hora de llevar a cabo la segunda y tercera
parte de “Feast”, y la secuela de “Piraña 3D”, llamada para
la ocasión “Piraña 3DD”. Aunque salvo la original y divertida
trilogía de “Feast” lo demás tampoco sea demasiado destacable,
siempre he sentido cierta curiosidad por saber lo que podría hacer
Dunstan a la hora de llevar a cabo su propia película, así que
cuando en 2009 se decidió a dirigir él mismo “The Collector”
(también escrita junto a Melton), corrí raudo y veloz para salir de
la incógnita. Lamentablemente “The Collector” recoge mucha de la
iconografía de la saga creada por James Wan2,
y flaquea precisamente por los puntos negros de ésta, es decir, por
un montaje atropellado y rápido para hacer más “trepidantes”
los golpes de efectos que pudiera haber a lo largo del metraje. Sin
embargo, el film protagonizado por Josh Stewart tiene puntualmente
sus momentos de lucidez gracias a unos planos totalmente memorables y
unas secuencias en las que el tempo y la tensión están muy bien
suministrados al espectador. Esas secuencias en las Stewart juega al
gato y al ratón con el asesino enmascarado en mitad de una casa
aparentemente deshabitada, por ejemplo, da muestra de lo que este
“The Collector” pudo ser y (por poco) no fue. Aunque no fuese un
film redondo, la ópera prima de Dunstan arrojaba algo de luz y
esperanza a los más exigentes seguidores del género, así que
cuando la segunda parte salió a la luz muchos deseamos que ésta
hubiera dejado de lado el lastre del montaje videoclipero que tan mal
había hecho a su antecesora y jugara más sus bazas a la hora de
crear tensión, que es lo que debe respirar cualquier película de
terror. Pero si en “The Collector” estábamos ante una versión
sado del asesino enmascarado de “Torso, violencia carnal” de
Sergio Martino, junto a la enigmática sed de coleccionismo de la
criatura de “Jeepers Creepers” de Victor Salva (todo ello, no
olvidemos, aderezado con una pizca de trampas imposibles al más puro
estilo “Saw”, o más bien de sus secuelas), en “The
Collection”, Dunstan nos mete en una casa de los horrores en la
que, desgraciadamente, da rienda suelta a todo lo que se podía odiar
y achacar de su antecesora. “The Collection” podría haber
indagado mucho en la historia (mitología quizás) de ese enigmático
personaje que colecciona “partes” de personas para crear sus
propias “obras de arte” pero por desgracia su realizador y
co-guionista prefiere perderse en los fuegos de artificio, olvidando
que de lo que vive en realidad una película de miedo es precisamente
de la capacidad para aterrorizar y no por los facilones golpes de
efectos chapuceros creados por un montaje espantoso o la (más o
menos) sangre mostrada en pantalla. Sí, está bien, todo acaba de
forma ideal para poder continuar exprimiendo el filón de cara a una
posible secuela, pero visto lo visto, no creo que Dunstan esté por
la labor y decida de una vez por todas enmendar todo este desastre.
Esperaremos… pues la esperanza es lo último que se pierde, que
dicen.
1
Entrega que tiene el dudoso honor de haber sido calificada X en
España.
2
De hecho, se cuenta que el primer borrador del film era en realidad
para una secuela de “Saw” que fue rechazado.
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