viernes, 24 de julio de 2009

Encuentros en el más allá (1980)


Volviendo al baúl de los recuerdos, hoy me viene a la memoria una de esas grandes pequeñas películas que ves y que te dejan bastante buen sabor de boca. Se trata de Encuentros en el más allá del orondo Sammo Hung, un tipo que pese a esos quilitos de más que tiene, tiene más agilidad que un guepardo en celo, y que muchos recordaréis por la serie televisiva Martial Law, en la que encarnaba a un agente de la ley que pegaba unas leches de tres pares de cojones.


Encuentros en el más allá es un mejunje bastante bizarro en el que, sin dejar de lado todo el interesante folclore chino, se mezclan las artes marciales con el terror y la magia negra, y todo ello envuelto en un humor repleto de gags que evocan a Buster Keaton. Aún así a veces, la comedia cobra dimensiones algo extravagantes y su sentido del humor resulta bastante tosco e incluso politicamente incorrecto (solo el final, debido a la sensibilización con la violencia de género que existe sería inviable a día de hoy).

Aunque sobretodo me gustaría destacar esta película por suponer el resurgimiento de los famosos vampiros saltarines orientales (1), un género de lo más fructífero que a raíz de esta nos ha regalado perlas como Devil Dynamite o Robo Vampire, ambas de Godfrey Ho, o Mr. Vampire y su segunda parte de Ricky Lau. La escena en la que Samo Hung debe pasar una noche en un caserón encima de los ataudes de los vampiros con una cesta llena de huevos de gallina y de pato, es tan desternillante como inquietante. Aparte, la coreografía de las escenas de acción (2) que están compuestas por las habituales piruetas y golpes (con el sonido ese pish, trish, plas!), están bastante bien dirigidas y orquestadas, e incluso llegan a divertir y sorprender.


La película nos cuenta las desventuras de un desafortunado conductor de carruajes llamado Cheung (Samo Hung), el cual sospecha que su mujer podría serle infiel con un adinerado hombre del pueblo. Así que el amante decide contratar a un poderoso brujo para que le ayude a acabar con el marido celoso y así poder quedarse con la mujer. A raíz de eso, Cheung deberá hacer frente a un sin fin de peligros verdaderamente terroríficos...

Encuentros en el más allá es muy recomendable, pero pese a tratarse de una comedia no hay que olvidarse que el terror es mostrado sin ningún tipo de concesiones, y aparte contiene ciertas escenas que podrían herir la sensibilidad del espectador (véase la ceremonia en la que se sacrifica una gallina en vivo y en directo). Así que si la vais a ver, tenéis que estar preparados para este pequeño coctel que sin llegar a ser extremo resulta bastante impactante y estimulante. En cuanto tenga algo más de tiempo intentaré hacer otra reseña de alguna película sobre vampiros saltarines que tengo por ahi guardada y pendiente de ver.



Titulo original: Gui da gui (Hong Kong, 1980)
Director: Samo Hung
Guión: Samo Hung & Ying Huang
Actores: Samo Hung, Ha Wong, Dick Wei...


(1) Salvo error, creo que la primera película en la que aparecía un vampiro saltarín era en Moving corpse on the old house de Maxu Weibang (1937). Según Pete Tombs, en su esencial Mondo Macabro, dice que el hecho de que estos "vampiros" se desplacen dando pequeños saltitos se debe a que eran cadáveres a los que se les ataba los pies, o al menos eso creé.
(2) Realizadas por el propio Hung y el actor y también director Biao Yuen, que en la película interpreta al vampiro saltarín.

2 comentarios:

cerebrin dijo...

Me haces dudar. Creo que la he llegado a ver, pero no se si la estoy confundiendo con alguna de la saga "Una historia china de fantasmas". Sea cual fuera, la que yo vi estaba bastante bien, sobre todo por la bizarra mezcla de elementos y lo brutita que era en según que partes.

Lazoworks dijo...

De la saga de "Una historia china de fantasmas", tan solo he visto la primera entrega y es bastante mejor que esta película de Samo Hung. Es una maravilla! Aunque bueno, Encuentros en el más allá también es apasionante y en cierto modo sentó las bases de las futuras películas de terror chinas, ya que mezcla perfectamente los elementos de terror clásico, como en ese caso los vampiros, con el folclore oriental.