Obra atrevida y muy avanzada a su época dirigida por el visionario Benjamin Christensen. La brujería a través de los tiempos, una de las películas más caras de Suecia, es un impresionante docudrama que combina con gran estilo, el documental, la ficción y el género fantástico.
La escena que inspiró a Juan P. Rodriguez en la famosa secuencia de la zambomba de Bad Lovely Dream.
Al principio de la película, Christensen nos prepara y documenta con una sucesión de pinturas y gravados de la Edad Media en la que se representaban a las brujas y brujos. Unas viejas feas que volaban desnudas encima de sus escobas hacia el Sabbat, ordeñaban hachas y daban apasionados besos en el ano de Satán. Muchas murieron quemadas en la hoguera, otras fueron torturadas sin ningún tipo de pudor, otras simplemente habían despertado la libido en algún cura mojigato (1), e incluso el mero hecho de ser demasiado fea y no hacer ruido al entrar, puede servir para infundir alguna que otra sospecha de brujería. Y allí estaba ella, la TODOPODEROSA Iglesia para protegernos a todos nosotros de los terribles peligros que existían. Que alguien intentaba hallar la cura para una enfermedad y realizaba una autopsia a un cadáver putrefacto... ¡Brujos! Que una mujer engañaba a su marido... eso era cosa del Diablo, sin ninguna duda. Que alguien perdía la cabeza... ¡Está claro! ¡El Diablo ha vuelto ha hacer de las suyas! Y es que la Iglesia veía el peligro en cualquier situación con la que pudiera perder su hegemonía y nos atormentaban con estúpidas supersticiones, cosa que lamentablemente no ha cambiado con el paso de los años. Aunque bueno, gracias a Dios (o en este caso, a Satán), ya no existe la terrible Inquisición. (¡Pero existe la COPE!). Aquellos fueron tiempos difíciles para millones de personas, que veían como una Iglesia tenía el derecho irreemplazable de poder quemar vivos a hombre, mujeres y niños de cualquier índole. Ya me diréis vosotros, que había de malo en que algunas mujeres experimentaran y expandieran su subconsciente con hongos alucinógenos que se aplicaban directamente en la vagina. ¡Menudo festival, eh...!
En la última parte de la película, Christensen realiza una excelente sincronía entre las brujas del medievo y algunas personas que sufren de histeria en la actualidad. Así que seremos testigos, que en la actualidad, algunas personas que sufren de histeria son ingresados en manicomios y en centros que no están preparados para tratarlos. La película es todo un delirio y su visionado, aún a día de hoy, continúa inquietando. La primera aparición del Diablo es realmente impactante y en la película, se darán un sinfín de momentos de los más bellos e inquietantes, como la preciosa y terrorífica escena en la que un montón de brujas sobrevuelan el poblado. Por otro lado, el propio Christensen se reservó un papel en la película, y ese papel no es otro que la del mismísimo Diablo (también aparece brevemente como Jesucristo), y contrató a una verdadera indigente para el papel de la anciana Maria la Costurera: la anciana Emmy Schönfeld, que nos regalará una de las frases más sugerentes e impactantes del film, y que como el propio Christensen apunta en la película, le dijo de verdad: "El diablo es real, lo he visto sentado en mi cama".
La brujería a través de los tiempos fue duramente censurada por la Iglesia, pero recientemente la editorial Versus, ha sacado en DVD su versión completa y restaurada, acompañada de la versión que en 1968 se estrenó en USA, narrada por un narrador de lujo: el mismísimo William S. Burroughs.
Titulo original: Häxan (Dinamarca/Suecia, 1922)
Director: Benjamin Christensen.
Guión: Benjamin Christensen.
Actores: Josh Andersen, Benjamin Christensen, Emmy Schönfeld...
(1) En el film, el cura atormentado por su despertar libidonoso, se llama Johannes. Pues bien, en 1955, Carl Theodor Dreyer nombró a su personaje principal con el mismo nombre para su gran drama religioso, La Palabra. Desconozco si esto fue intencionado o se trata más bien de una mera coincidencia, pero no olvidemos que Dreyer se ha declarado en más de una ocasión como un gran admirador de la obra de Christensen, e incluso lo contrató como actor para su película Michael.
2 comentarios:
Una obra maestra absoluta, si señor. Pocas películas pueden presumir de poseer la capacidad terrorífica de las imagenes de Christensen.
De acuerdo con Cerebrín del todo. Plásticamente es inigualable, como las pinturas flamencas de la baja edad media.
Muy recomendable también otra de Christensen, Seven footprints to Satan, una de las comedias de terror que rodó en su periplo estadounidense. Hizo tres a cual más difícil de encontrar...
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