martes, 23 de diciembre de 2008

Sabine recomienda... Tiburón 3 (1980)

Con Tiburón 3 quiero inaugurar una nueva etiqueta a la que voy a llamar "Aquellos maravillosos años". Con esta etiqueta quiero retratar un tiempo en el que no importaba la calidad de lo que uno veía en la pequeña o gran pantalla, sino tan solo la diversión que causaba dichos visionados. "Aquellos maravillosos años" retratará una época en la que un mocoso se pasaba tardes enteras en un videoclub esperando a que llegara su película favorita (1)... Y la película que voy a reseñar hoy es ni más ni menos que Tiburón 3 del gran Enzo G. Castellari, una de las primeras películas que recuerdo haber alquilado en un videoclub. Bueno, la verdad es que me va ha resultar bastante fácil porque tengo la mitad de la reseña en los comentarios de El cazador de tiburones (Enzo G. Castellari, 1979), así que vamos allá:


Tiburón 3 nos traslada a un pequeño pueblo costero de los USA, en la que se va ha organizar una gran carrera de surf. Pero lo que no saben estos ilusos es que un tiburón/torpedo de plástico, está muy enfadado y tiene hambre...

Esta película es una desfachatez en toda regla, una exploitation sin ningún tipo de miramientos que intenta repetir, sea como sea y hasta la saciedad, el éxito de la cinta de Spielberg, recreando sin demasiado éxito, casi la misma historia... Pero no contentos con esto, en Tiburón 3 aprovecha la premisa de la película para meter incluso unos periodistas sádicos e hijos de puta al más puro estilo Holocausto Canibal (Ruggero Deodato, 1980) (2), para aprovechar el éxito que había conseguido dicha cinta. "Todo sirve para conseguir el éxito", debieron pensar los productores de dicho experimento. Ilusos...


No voy a intentar comparar esta película con la de Spielberg porque sería de idiotas, pero no puedo dejar de pensar que si en Tiburón no se veía el escualo para causar más tensión y porque el tiburón no quedaba creíble, en Tiburón 3, una película con un presupuesto mucho más inferior, no dejan de enseñarlo sin ningún tipo de pudor... Y cuando digo sin ningún tipo de pudor, es sin ningún tipo de pudor. En esta película podremos ver cosas tan MARAVILLOSAS, como ver al temible escualo golpeando las paredes de una cueva submarina para encerrar a dos submarinistas dentro. O ver al tiburón tirando de una cuerda atada a un muelle flotante. También podremos verlo golpeando un barco y, sin lugar a dudas, una de las mejores escenas de la película, es cuando el tiburón ataca ni más ni menos que a un ¡helicóptero! Esto tal vez no os pueda parecer para tanto, pero la cosa se complica cuando dichas escenas están rodadas con miniaturas y maquetas que parecen de juguete. Otras escenas a rememorar es cuando el tiburón ataca una tabla de surf y el tío sale volando por los aires, y otra, ¡la mejor!, cuando impacta contra una barca y el "tipo" que estaba subido en ella sale volando por los aires. ¡MARAVILLOSO! No por menos, dicha escena se me quedó grabada en la memoria con apenas 7 u 8 añitos. Y es que con esa edad hay cosas que no importan tanto y la vida resulta mucho más sencilla de lo que nos parece una vez crecemos. Cuando eres pequeño no te importa que los actores de la película puedan hablar bajo el agua ¡y con las bombonas de aire puestas en la boca! O que una película mezcle con dudoso acierto escenas de documentales de tiburones con un penoso tiburón de juguete... No, nos importa porque lo único que nos preocupa es disfrutar y eso es justamente lo que se puede hacer, de todas todas, con esta película: PASARTELO EN GRANDE.


Tiburón 3 (cuyo título original es L'ultimo squalo) tuvo serios problemas a la hora de estrenarse en USA, ya que cuando la estrenaron, los cabronazos de la Universal pusieron el grito en el cielo porque la película se "parecía" "demasiado" a Tiburón y su secuela. Así que el periplo de esta película por las carteleras estadounidenses fue relativamente corto... Pero en España ocurrió algo totalmente diferente, ya que, más chulos que un ocho, la estrenaron como la tercera parte de Tiburón sin ningún tipo de problemas... Más tarde cuando estrenaron la tercera parte oficial, la llamaron Tiburón3: El gran tiburón (Joe Alves, 1983). Así de fácil.


(1) Mis padres no se podían permitir una canguro guapa y con buenas tetas como tenían los demás niños. Así que me dejaban en el videoclub...

(2) Incluso tienen la desvergonzonería de imitar la famosa muerte final del reportero de Holocausto Canibal (es decir, graba su propia muerte). Por cierto, ¿sabéis que Deodato está preparando un remake de su mítica película caníbal?

Peeping Toms

8 comentarios:

Lazoworks dijo...

Y con esto y un bizcocho, nos vemos después de fiestas... Aunque me quedo con las ganas de hacer una reseña de El otro (1972) peliculón del recientemente fallecido Robert Mulligan...

¡Felices fiestas y prospero año nuevo!

cerebrin dijo...

Muy buen post para explicar el porque alguno seguimos viendo segun que peliculas. Has conseguido ponerme nostalgico!

Felices fiestas para todos... y hasta la vuelta.

Andres Pons dijo...

Felices fiestas juan, buen post.

El Abuelito dijo...

Casi centenario, intento todavía seguir viendo el cine con esa mentalidad que usted exhibía en su infancia: ingenua, dispuesta a dejarse maravillar y cómplice con lo que se está viendo... y sin importar trucos, fallos ni baraturas. Y se pasa mucho mejor, se lo aseguro!

ElChicoDelSemaforoAmarillo dijo...

Estoy completamente de acuerdo con usted Abuelito! Es usted sabío!

BLIS dijo...

Tio, esto es tremendo!!!!
jajajajajaja
y lo de que en españa somos mas chulos que un ocho,q te voy a contar a ti que no sepas...

Larsvondick dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Larsvondick dijo...

Le felicito por este gran post, Sr. Rodriguez...
Recuerdo haberla visto en su día, con mi abuela, que me llevó al cine esa tarde, en la que pudimos disfrutar de un doblete de lo más demencial.
Nada menos que este "Tiburón 3" y "Star Trek. La ira de Khan"... Así que ya se imaginarán: Entre los terribles ataques del "tiburón bomba" y las larvas que Ricardo Moltalbán introducía por los oídos de sus enemigos, nada bueno se podía gestar en mi interior de cara al futuro... Aaaah! Y pensar que esos programas dobles es lo más parecido que hemos tenido en España a esos entrañables circuítos de autocines USA...
Que sepa que ha conseguido usted ponerme la piel de los testículos de gallina, y no es fácil.