jueves, 4 de septiembre de 2008

Making Off (o como vencer la predisposición al fracaso, aún sabiendo que has fracasado)

Sé que resulta difícil tomarse en serio algo que no está establecido como producto que se vende a través de cine o televisión. Tampoco quiero que se me tome en serio, pero pienso que nunca está demás mostrar tus inquietudes… De estás inquietudes que todos tenemos y que algunos no quieren mostrar, nació 5 Céntimos, un corto amateur que no pretende otra cosa que hacer sonreír a las personas que lo vean (con una leve sonrisa me basta), y en el mejor de los casos, hacerles recapacitar un poco. Muchos de vosotros, comprensiblemente, tendrán muchas otras cosas en las que malgastar su tiempo, en vez de tirarlo a la basura con el visionado de este corto o con las líneas que ofrezco a continuación. Así que para quien quiera saber algo más de lo que hemos creado, aquí dejo unas "cuantas" líneas que intentan relatar todo lo que vivimos mientras rodábamos el corto. Creo que es algo bonito que vivimos, y sobretodo, era algo que teníamos que hacer. Vamos allá.

Mi primer primer proyecto era un corto/bodrio llamado Sangre, Sudor y Vísceras (titulo que cogí prsetado de un libro escrito por Jesús Palacios), allá por el lejano año 1997 (creo). Aquel corto lo hicimos en dos mañanas y cuando lo exhibimos en clase (era un trabajo del instituto), la gente se partió el culo. Sobretodo por una frase que dice el botones de un hotel (encarnado por Pedro) a un grupo de amigos. La frase decía así: "¿Que queréis? ¿Camas individuales o colectivas?". La gente se creía que esta pregunta era algo que se dijo de broma. Para hacer un chiste en el corto. Pero que va. Aquella tonteria la escribí yo totalmente en serio y por lo tanto, Pedro (mi actor fetiche) la dijo totalmente convencido de que lo que decía tenía su sentido. Y simplemente era que yo no sabía escribir (y sigo sin saber hacerlo). Pero bueno, la gente se lo tomó a broma y todos callemos como putas. Al finalizar la proyección, la profesora (Maite, un abrazo aunque no estés leyendo esta mierda) con lágrimas en los ojos por la risa, me preguntó que si se podía quedar con mi guión. Yo accedí encantado (para mi era todo un alago) y se lo quedó. Aunque no sé si todavía lo conservará o lo habrá quemado en la hoguera de San Juan.

Bueno, siguiendo con lo que iba diciendo. Después de aquel "éxito" no rodé ningún corto más, o intenté rodarlo pero no lo terminé. Lamentablemente a veces el destino te juega malas pasadas, y una extraña fuerza (o maldición) impide que termines lo que has empezado. Así que en el olvido quedarón varias tonterias de gangsters rodadas con Julio, Pedro, Juan Manuel Panea y Luis Cabrera. Tambien quedó en el olvido Subcidio y un corto sin titulo protagonizado por Pedro y mi novia… Y a lo mejor alguna que otra cosa más que no recuerdo. Tan solo pude hacer algunos cortos anecdóticos de escasa duración e interés protagonizados por mi mismo (yo solo frente a la cámara) o por mi hermano, con quien hice algo muy divertido llamado Moco-man.

Podría decir que verdaderamente toda está maldición que arrastro de no acabar lo que he empezado, comenzó con el rodaje de Subcidio. El corto era una comedia negra sobre el trabajo, (si os fijáis, el titulo es un juego de palabras entre Subsidio y Suicidio), con gangsters de por medio. Fuera de la aparente “originalidad” del titulo, el guión era una auténtica basura… Empecé a rodar Subcidio con Julio, Pedro y mi novia, pero por una estúpida pelea entre Julio y yo, no se consiguió terminar… La cosa quedó tan mal entre nosotros, que estuvimos peleados durante 2 años consecutivos, debido, en mayor medida, a mi orgullo y testarudez. Durante ese periodo lo pase bastante mal, porque no hay nada peor que no arreglar las cosas en el momento que ocurren. Pero con el tiempo entendí que el enfado entre nosotros no tenía ningún sentido y para librarme de ese sufrimiento escribí un guión llamado VErUm. Con este guión intenté mostrar los sentimientos que viví cuando me enfadé con mi amigo, aunque lamentablemente él no lo iba a leer porque como he dicho, estabamos enfadados (o más bien yo estaba enfadado). Finalmente, y gracias a terceras personas (Pedro, mi otro gran amigo), la reconciliación entre nosotros se hizo realidad y una parte de mi se quedó algo más tranquila. Así que cuando nos volvimos a reconciliar le mostré el guión y le gustó bastante (digo yo...).

Bueno finalmente nos pusimos en marcha para rodar VEruM y cuando lo teníamos todo preparado, unas obras inesperadas en el lugar del rodaje nos impidió que continuáramos con el proyecto (había andamios por todos lados). Algo chafados bajamos al bar y nos tomemos unas cervezas acompañadas con unas bravas (esto si que lo sabemos hacer bien). Intentemos hallar una salida para continuar con el proyecto pero ninguna nos convencía. Todas nuestras ilusiones se esfumaron y de nuevo la maldición del corto inacabado hizo de las suyas. Pero no nos rendimos y comencemos a hablar de nuestras cosas. Entonces Pedro nos contó una anécdota que vivió en Barcelona, en la que un indigente le pidió limosna y él le dio lo único que llevaba en aquel momento en efectivo: 5 céntimos. El indigente indignado, se enfadó muchísimo y le tiró la moneda en la cara.

Gracias a esa anecdota, algo dentro de mí empezó a fraguar y les prometí que en nuestra próxima cita tendría un nuevo guión terminado. Y así fue, dos días más tarde volvimos a quedar y yo les presenté el guión de 5 Céntimos, una historia sencilla y menos enrevesada que la que inicialmente íbamos a hacer con VErUm, pero que les encantó a los dos (digo yo...).

Pues bien, llegado el momento y después de que los actores se hubieran leído el guión, emprendimos la aventura de hacer este pequeño corto. Tan solo teníamos 2 semanas para rodarlo, pero de estas tan solo conseguimos rodar durante 7 días. Los motivos eran casi siempre los mismos: cada uno de nosotros tenía, aunque no le gustase admitirlo, algunos compromisos con los que cumplir. Así que aparte de nuestros quehaceres diarios, teníamos que rodar el corto.

Que un día alguien no podía quedar... al día siguiente intentábamos rodar todo lo que podíamos y más. Pero tampoco podíamos quedarnos hasta muy tarde porque al día siguiente Julio tenía que levantarse a las 5 de la mañana, yo a las 6 y Pedro a las 8 (¡pero plegaba a las 9 de la noche en el mejor de los casos!). Así que solíamos empezar a rodar a las 10 y cuarto de la noche, y terminábamos a las 11 y media. ¡Solo una hora y media de rodaje, ensayos incluidos!

Julio y Pedro tan solo habían leído el guión una sola vez y tuvimos que improvisar los diálogos sobre la marcha. Así que cuando llegábamos, decía: “haber que toca rodar hoy. Ah si, esto. Muy bien, decidlo a vuestra manera.” Y así fue. Todos los diálogos del corto fueron improvisados siguiendo el patrón del guión, ya que era prácticamente imposible pretender que Pedro y Julio se aprendieran los diálogos al pie de la letra. No teníamos tiempo. Es más, de haber sido así, el resultado hubiera sido nefasto ya que no hubiera salido tan natural. De ese modo, una conversación que tiene Pedro por teléfono con su mujer, que tan solo debía durar un minuto, se alargó a… ¡7 minutos! Y es que cuando Pedro cogía el teléfono delante de la cámara se le iba el santo al cielo. Así que estas escenas tan largas se acortaron en el montaje de una manera brusca tal y como hacía en Smooking Room (por poner un ejemplo). Era la única manera para que el corto se hiciera más ameno, aunque el resultado tiene mucha menos gracia que la película de Roger Gual y J. D. Wallovits, claro…


Por otro lado, un día mientras charlamos sobre el proyecto, Julio se ofreció para pedir limosna en mitad de Plaza Catalunya y pasearse vestido de mendigo mientras le filmábamos. Con este gesto, Julio intentaría entender a lo que se enfrentan todos los días (desgraciadamente) millones de personas en todo el mundo. Aunque tan solo fuera por un instante. Sé que alguién puede hacer acusaciones morales al respecto y que puede encontrar poco ético nuestra iniciativa, pero pienso que es un modo valiente de mostrar un enorme respeto por las personas que viven en la calle y una manera de volcarnos de lleno en nuestra historia y lo que queriamos contar. Así que un sábado quedamos todos a las 5 de la mañana para rodar en BCN. Aquello iba ser una de las escenas más importantes del corto y, bajo mi punto de vista, iba suponer un gran esfuerzo por parte de Julio. (Sé que no lo pasó bien. Nadie lo pasamos bien aquella mañana, porque aunque no se aprecie queriamos mostrar algo doloroso). Cosas de la vida, olvidé que en verano amanece muy deprisa (queriamos rodar amaneciendo) y que nosotros somos un poco “bellos durmientes”. Aún así, lleguemos bastante temprano a BCN y filmemos muchas secuencias con Julio caracterizado de indigente (lamentablemente tuve que deshechar mucho material en el montaje).

Bueno proseguiré con la historia. La primera semana había pasado volando y apenas habíamos rodado nada y para más inri el viernes yo cogía vacaciones. Así que no teníamos tiempo que perder. Teníamos que tenerlo todo listo antes del sábado. La maldición del corto inacabado estaba a la vuelta de la esquina y en cualquier momento nos podía atrapar. Así que teníamos que ser rápidos y concisos. Teniamos que rodar todo lo que pudiéramos sin desperdiciar ni un solo minuto. Pero cuando no era una cosa, era otra, y como rodábamos en plena calle, algunas veces teníamos que esperar a que algún curioso se marchara ya que nos cortaba mucho el rollo a la hora de filmar. Pero como este era el pan de cada día y había gente trabajando en las fábricas por la noche, decidimos rodar sin vergüenza ninguna y si Pedro tenía que gritar a pleno pulmón en mitad de la calle, pues gritaba. Todavía me pregunto que pensarían todos aquellos currantes durante aquellos días de rodaje.

El último día de rodaje, mi maldición hizo de las suyas y cuando puse en marcha mi coche, la luz de un chivato del salpicadero me informó que el coche no iba bien. Algo fallaba. ¡Mierda! El coche no paraba de temblar como un tractor y la aguja del cuentarrevoluciones bajaba de las 1000 revoluciones. ¡Justamente el último día de rodaje el coche me tenía que dar por culo y fallarme! ¿Qué había hecho yo para merecer esto? Y encima el coche que se ve durante casi todo el corto es el mío, y como es lógico, lo necesitábamos porque sino, ¿que explicación podíamos dar para explicar que el coche se había esfumado? ¿Qué lo habían abducido los extraterrestres? Así que me armé de valor y me fui al lugar donde rodábamos con el coche temblando como un flan y a 20 kilómetros por hora.


Finalmente conseguí llegar. Y si. Lo terminamos. Vencimos a la maldición.

A mi vuelta de las vacaciones, Julio se fue a Tanzania de vacaciones, y allí rodo lo que faltaba para el corto. Así que la última gran secuencia en la que el personaje de Julio se reúne de nuevo con Flaviana (Rosa, su novia en la vida real) está rodada en ese país africano. Esto me hacía mucha gracia, porque le daba cierto caché al corto. La gente diría: "¿donde habeís rodado esta mierda?" y nosotros diriamos: "Pues nada, aquí al lado en el poligono industrial, luego en Barcelona... ¡Y en Tanzania! ¡Capullo!" ¡¿A que mola?!


Terminando con lo escrito (y con la "promoción" del corto. Jajaja... como me gusta hablar de 5 Céntimos como si fuera algo realizado por unos grandes estudios), quiero terminar con un ultimo apunte que cerrará de una vez por todas este proyecto (es mi hija y tengo que dejar que haga su vida): 5 Céntimos es un fiel reflejo de todo lo que sentimos en aquellos momentos, y una bonita forma de abrir una nueva etapa en nuestras vidas. Pienso que se podía haber hecho mucho mejor, pero supongo que en aquel momento no podíamos dar más de lo que dimos y estoy contento con eso.
¡Àbientôt!

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