viernes, 3 de octubre de 2014

SORORITY GIRL (1957)



En 1957 Roger Corman realizó deprisa y corriendo1 una versión en clave femenina de The Strange One (Jack Garfein, 1957)2. La película en cuestión se tituló Sorority Girl (1957) y en vez de en una academia militar como ocurría en aquella, la acción se trasladó a una hermandad de jovencitas dónde Sabra Tanner (una Susan Cabot entrada ya en la treintena) no podía remediar ser de lo más despiadada y vengativa con sus compañeras. Aunque este exploit de apenas una hora de duración y presupuesto paupérrimo no será recordado como la mejor película de Corman, sí que se puede entrever en ella la semilla de un subgénero que Jesús Franco tuvo a bien terminar de dar carta de naturaleza con la canónica 99 mujeres (1969). ¿Quiere esto decir que Jesús Franco vio o tuvo presente Sorority Girl a la hora de realizar su primera película de mujeres en prisión? Resulta un tanto arriesgado asegurarlo, pero es evidente que en ella encontramos dos de los elementos indispensables que más tarde se emplearía en toda wip que se precie; es decir, sadomasoquismo y lesbianismo entre un grupo de mujeres recluidas. Antes de que se rasguen las vestiduras, aclararé que, efectivamente, en el film de Corman estos elementos son mostrados de un modo de lo más mojigato e ingenuo (también eran otros tiempos) pero ahí están pese a quién le pese3. En este sentido, hay que recordar que el propio Corman se encargó más tarde de producir (ya sea de manera directa o indirecta) algunos de los wip más representativos4.


Aunque existe cierta carga dramática en el personaje de la malvada Sabra – es una mujer marginada por el resto de chicas, que mantiene una relación de amor/odio (más odio que amor) con su madre multimillonaria - no podemos determinar a simple vista qué es lo que la motiva a ser tan despiadada. Puede que esto sea debido a lo exiguo del metraje, a un guión escasamente perfilado o a la poca pericia que demuestra en esta ocasión Corman tras las cámaras dirigiendo a sus actores5. Sin embargo, sí que hay algo muy interesante y es que, pese a que dicho rol está presentado desde una óptica negativa (como ocurre en el resto de las wip), en la película de Corman se podría hacer una segunda lectura, pues el personaje de Sabra, además de malvado, parece querer castigar al prototipo de mujer sumisa colgada del hombre (en este caso llamado Mort y encarnado por un Dick Miller en plan macho alfa).


Tampoco hay que pasar por alto que Sabra también coquetea con él y que al ser rechazada por éste decide utilizar a una de sus compañeras (secretamente embarazada) para que lo chantajeé acusándole de que el hijo que espera es suyo y así conseguir dinero para abortar (¡!). Este hecho será el que desencadenará la furia de las chicas (y del propio Mort, que pese a ser muy apuesto él, jamás había tocado a la joven) y que éstas se enfrenten a Sabra. Y aunque consiguen acobardarla, ésta les planta cara con osadía y grita entre sollozos que “no les necesita”, provocando que el resto de chicas persista en su empeño de castigarla y se larguen. ¿Puede verse a esta “malvada” Sabra como una feminista incomprendida que se enfrenta a ese ideal machista de mujer que a día de hoy sigue existiendo? Difícil llegar a una conclusión que resulte convincente6 ya que después de quedarse sola, Sabra se compadece de sí misma y ansía volver a empezar de nuevo concluyendo que siempre ha “tenido miedo”. ¿Quiere decir esto que Sabra desea en realidad ser ese modelo de mujer que tanto detesta o que ante la imposibilidad de combatir contra ese prototipo termina aceptando convertirse en una de ellas? A saber… Tal y como decíamos, por desgracia debido a la poca calidad de la cinta y la ambigüedad del personaje de Sabra - malvada y marginada porque sí -, no podemos lanzar una hipótesis que se sostenga por sí misma.

Sea como fuere, no deja de resultar un tanto paradójico que en la protagonista de Sorority Girl - una mujer fuerte, de carácter y que no se pliega ante nadie (y esto incluye a los hombres, claro) - pueda encontrarse el germen de un género que se convertiría, precisamente, en todo lo contrario, siendo recordado por su fuerte carga misógina. En las wip también vemos a féminas autoritarias y sádicas para con su mismo sexo (que en la mayoría de los casos también pueden ser ese prototipo de mujer débil); incluso algunas de las mujeres que vemos en dicho subgénero triplican en mala baba y carácter a la (ahora) “dulce” Sabra - ahí tenemos a la dominatrix Ilsa, la máxima representante del este subgénero de ejemplo, que tortura y comete vejaciones por mero deleite -, pero lamentablemente no tardamos en descubrir que siempre van a remolque del hombre (alcaide o militar) de turno a quien obedecen. Es por ese motivo que me pregunto qué hubiera ocurrido sí, de haberla visto, Jesús Franco (un cineasta que, al fin y al cabo, idolatraba a la mujer como pocos) la hubiese tenido más presente a la hora de llevar a cabo su 99 mujeres. ¿Os imagináis? ¿Y si Ilsa, ya que la hemos puesto de ejemplo, se hubiera dedicado a torturar a las mujeres débiles/sumisas y a los hombres autoritarios/retrógradas, y por el contrario les hiciera el amor a aquellos/as que tuvieran o terminasen teniendo sus mismos ideales? ¿Alguien se imagina a la wip como estandarte del feminismo y de la liberación sexual de la mujer? Con Sorority Girl nunca se había estado tan cerca y lejos a la vez.


1 Se rodó en dos semanas escasas.

3 En un momento de la película Sabra aparta a una de sus compañeras que “inocentemente” le dice lo hermosa que es mientras le acaricia el pelo; y en otro, Sabra golpea a esta misma con una fusta de madera en el trasero (algo que recuerda de algún modo a algunas fotografías sado/eróticas de la época con Bettie Page de modelo).

4 Sirvan de ejemplo Caged Heat de Jonathan Demme o The Big Bird Cage de Jack Hill, entre muchas otras.

5 Los únicos que resultan convincentes en sus papeles son Cabot y Miller, curiosamente los únicos que por su edad avanzada no se adecuan al resto del reparto más joven. Según se apunta en el libro El cine de Roger Corman. 50 películas al precio de una (Ed. Arkadin, 2006. José Manuel y Francisco Javier González-Fierro Santos), debido a los quebraderos de cabeza que sufrió a la hora de dirigir a los actores, después de esta película Corman decidió apuntarse a la escuela de actuación de Jeff Corey, en la cual conoció, ni más ni menos, que a Jack Nicholson. Aunque, aún y con esas, tampoco podemos decir que Corman fuera un gran director de actores.

6 “Sabra”, el nombre de nuestra protagonista, también es un término que proviene del hebreo y que se emplea para referirse a todos aquellos nacidos dentro del territorio israelí (Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Sabra). Es decir, también podríamos aferrarnos a una hipótesis mucho más probable que la expuesta y que coloque a Sabra como la represente al pueblo judío “malvado”, “odiado” y “rico” (aquí cobra más sentido el odio que siente hacia su rica madre)… y perseguido y masacrado durante la II Guerra Mundial. De ser así, la película dejaría un mensaje bastante antisemita respecto al pueblo judío, pues la única lectura que podríamos hacer es que debido a su maldad sufre ese rechazo que decíamos.

1 comentario:

Lazoworks dijo...

Y con esta reseña de Sorority Girl os dejo hasta dentro de un pequeño periodo de tiempo para así poder asistir a la cita anual con mi querido Festival de Sitges y preparar un concienzudo artículo con lo que vaya viendo por allí. Recuerdo que podéis seguirme en Twitter (por aquello de saber la última hora) en @Lazoworks.
Gracias.
Hasta pronto.