De
entre los diferentes actos que protagonizaría, sin duda el más
especial y significativo se encontraría en la sesión en la que se
escenificaría la entrega del galardón honorífico “Maestros del
Fantástico”, el cual recibiría entre sonoros aplausos de manos
del mismísimo Leatherface. Terminado el consiguiente pase de su
emblemática La
matanza de Texas, coincidiendo
con el cuadragésimo aniversario de su realización, Hooper
se sometería a las preguntas de los asistentes, al igual que había
hecho unas horas antes durante la presentación de la guía sobre su
más trascendental obra y como, al parecer, volvería a repetir días
después en la sesión Phenomena que cerraría el certamen y en la
que se proyectaría su remake de Invasores
de Marte.
Entre medias no faltaron los encuentros con la prensa acreditada. He
aquí lo que nos comentó:
¿Cuál
fue su primer contacto con el género terrorífico?
Cuando
era muy joven, tan solo un niño pequeño, había oído hablar
de Frankenstein,y
finalmente vi la película en una sesión de medianoche a la que me
llevaron mis padres. Vi Frankenstein,pero
también vi a la criatura de Frankenstein físicamente como parte del
show que llevaban a cabo antes de la proyección. En todo caso, antes
de ver la película ya sabía bastante de ese personaje por las
historias que me contaba mi abuela, por lo que supongo que ésa fue
realmente mi primera experiencia con el género de terror en general.
¿Podríamos
decir entonces que usted eligió al género, o fue el género el que
lo eligió a usted?
Creo
que fue él quien me eligió, ya que mi primera película era
políticamente muy activa, protagonizada por hippies con
el pelo largo y sandalias, y con demostraciones acerca de cómo el
gobierno nos mentía todo el tiempo acerca de la guerra del Vietnam,
el Watergate, etc… Sin embargo, esta película, cuyo título
eraEggshells y
que creo que va a salir ahora editada en Blu-ray en el Reino Unido,
no se vio prácticamente en ninguna parte. Su distribución se limitó
a los campus de un par de universidades, pero no hice nada más con
ella en aquel momento. O sea, no supuso mi billete de ida desde
Austin hasta Los Ángeles o a Hollywood, por lo que tuve que pensar
en hacer algo que llamara la atención y que además costara muy poco
dinero. Fue por ese motivo que me decidí a rodar un film de terror.
Esa
película de terror a la que se refiere fue La
matanza de Texas (The
Texas Chainsaw Massacre),
un film rupturista que ha marcado un antes y un después en el género
fantástico. ¿Era consciente de la trascendencia que podía tener
aquella película cuando la estaba rodando?
No,
nunca sabía exactamente lo que estábamos haciendo, y desde luego
jamás imaginé que el film aún seguiría interesando casi medio
siglo después. Fue cuando estaba montándola cuando quizás fui
consciente de lo diferente que era con respecto a todo lo que se
había hecho hasta ese momento. Entendí que era una película muy
original que no había visto en ningún sitio. Después funcionó muy
bien, y fue muy influyente en el cine de terror que se hizo aquellos
años; incluso el MoMa[1] la
incluyó dentro de su colección permanente. Creo que sigue siendo
una buena película, creo que sigue dando mucho miedo, y ahora, con
la restauración y vista en pantalla grande, no parece una
película tan vieja en absoluto; parece que se rodó hoy, cuando en
realidad tiene cuarenta años.
Como
dice, resulta innegable su influencia en el cine de terror posterior.
Pero, ¿qué referencias manejaba a la hora de darle forma? ¿Se
encontraba entre ellas el film de Jack Hill Spider
Baby,
con el que guarda algunas similitudes argumentales?
No
he visto Spider
Baby hasta
hace tres o cuatro años. Lo que si me influenció fueron las
películas de terror de la Hammer, que me encantan. Adoro La
maldición de Frankenstein y
su Drácula, que creo fue el segundo film de la Hammer, y me enamoré
inmediatamente de esas películas y de su imaginación. Quizás
vistas ahora no sean tan geniales como cuando las veías de niño,
pero están hechas con un cariño y una delicadeza que traspasa la
pantalla. Me encanta sobre todo la relación entre Peter Cushing y
Christopher Lee en estos films.
Cuando
años después dirigió La
matanza de Texas 2,
muchos aficionados le criticaron su tono gamberro y sarcástico en
contraste con el realismo documentalista de su predecesora. ¿A qué
se debió este cambio de tratamiento que, por otra parte, se haría
extensible al resto de sus futuros trabajos?
La
película original era un reflejo bastante fiel a mis tiempos en
Texas. Yo era un hippie con
greñas y sandalias en la Universidad que tenía un compromiso
político, y al que gaseaban con gas lacrimógeno en el campus. Y de
algún modo en el trasfondo de la película estaba todo aquello.
Luego en cambio los ochenta fue una época distinta, mucho más
opulenta y de riqueza; hubo un cambio político. Una película
como El
club de los cinco (Breakfast
Club,
John Hughes, 1985) no estaba mal, pero me parecía un poco tonta. En
la primera no había gore,
pero para la segunda conté con Tom Savini y posiblemente sea la
película más gore que
ha hecho. En los ochenta el cine de terror normalmente contenía
mucho gore y
ese fue el principal motivo por el que hay más sangre en esta
segunda parte. Para mí fue como hacer una declaración de principios
sobre lo que eran los ochenta.
Por
otro lado, en la primera parte había un poco de todo. Estaba James
Siedow, que hacía el papel de chef y que venía de hacer teatro
interpretando obras de Shakespeare. También me proveí de actores
recién salidos del departamento de teatro de la Universidad, como es
el caso de los personajes del autoestopista o de Franklin. En cambio,
Henry Faulk era un profesional y amante del cine. Había hecho
pequeños papeles en títulos como Lovin’Molly,
un film que Sidney Lumet había filmado en Austin. También estaba
Marilyn Burns, que de igual modo salió de la Universidad y a la que
se le daba muy bien gritar y hacer la histérica. En general, fue una
mezcla de gente amateur y profesional, algunos de los cuales habían
participado en mi primera película. Después en la segunda parte,
aunque también recurrí a James Siedow, teníamos a actores de la
talla de Dennis Hopper, al disponer de mucho más presupuesto.
Instante
de la rueda de prensa de presentación de la guía de “La matanza
de Texas”. A la derecha su autor, Rubén Higueras, y en el otro
extremo de la mesa el director de “Nocturna”, Luis Rosales.
En
contra de lo que pudiera parecer en un principio, tras el fulgurante
éxito que significó La
matanza de Texas,
lo cierto es que le costó asentarse en la profesión. ¿El
haber realizado semejante obra maestra en su segunda película pudo
de algún modo mediatizar la evolución de su carrera?
Cuando
fui a Hollywood me di cuenta de que, si cometes el error de hacer una
cosa bien, eso es todo lo que quieren que hagas. En mi caso, hasta
1999 no pude salirme de los márgenes del género hasta que
finalmente conseguí hacer una comedia para Showtime
titulada Apartamento
maldito (The
Apartment Complex),
lo cual fue muy divertido de realizar para mí. Pero, ya digo, si
tienes mucho éxito en un género definido te cuesta mucho apartarte
de él… a menos que seas multimillonario. Entonces, puedes hacer lo
que te dé la gana, claro.
En
este sentido, no es ningún secreto que a lo largo de su carrera ha
tenido que abandonar varias películas por diferencias con los
productores. ¿Se ha sentido coartado por la industria y de algún
modo ha sido esta circunstancia la que le ha llevado progresivamente
a trabajar más en la televisión que en el cine?
No
tiene nada que ver. Algunas veces ni siquiera llego a trabajar con
los productores o tengo un contacto directo con ellos. Por otra
parte, cuando hago televisión es porque es la televisión que quiero
hacer, o tiene algo especial. Incluso hice un episodio de El
ecualizador [n.
del a.= Se refiere al capítulo titulado “No Place Like Home”]
que fue una de las primeras series en exponer la situación de los
sin techo en Estados Unidos, porque de la forma en la que estamos
viviendo parece que la clase media está condenada a la desaparición,
da la sensación que en el futuro solo habrá súper ricos.
Pero,
en fin, la verdad es que, volviendo a los productores, me encanta
cuando tengo un gran productor y, ¡Dios mío!, odio cuando alguien
solo quiere entrometerse, porque soy tan apasionado en mi forma de
trabajar que trato de no hacer siempre las mismas cosas y me gusta
ser libre para no hacer siempre lo mismo una, otra y otra vez. Hay
muchos directores que si algo les funciona estilísticamente hacen la
misma maldita película una y otra vez, y así, si ponemos todas sus
películas juntas, toda su obra en realidad parece igual, quizás
porque están demasiado enfocados en ser originales o tienen una
visión más a largo plazo de lo que será su carrera.
A
lo largo de su trayectoria ha utilizado de forma frecuente novelas y
relatos literarios como base para dar forma a varios de sus films.
¿Cómo es su forma de trabajar en estos casos a la hora de adaptar
los originales? ¿Procura ser fiel a la visión del autor?
Bueno,
en el caso de El
misterio de Salem’s Lot me
encantaba el trabajo de Stephen King, y el mayor desafío era que la
duración debía ajustarse a dos horas y media, y así no había
manera de transformar ese libro en una película de dos horas. El
vampiro por sí mismo está muy bien, pero necesitaba que
todo lo que rodeaba aSalem’s
Lot fuera
creíble para que después la llegada de Barlow a la mansión Marsten
fuera lo más efectiva posible. Incluso reduciéndola a tres horas y
media no pude evitar perder la secuencia de la experiencia de niñez
de Ben Myers cuando ve a Marsten colgado en la mansión. Había algo
en ese pedazo de tierra, donde la casa fue construida (estoy hablando
de mi interpretación, claro está), que es como un imán que atrae
todo lo maligno hacia ella. Es casi como una versión negativa del
monolito de 2001:
una odisea del espacio.
Es algo que está presente en todo el trabajo en general de Stephen
King, no solo en Salem’s
Lot.
Puedes sentir que hay algún tipo de fuerza que atrae las tinieblas
hacia ella.
En
cuanto a Alianza
macabra (The
Mangler),a
la hora de adaptar el guion partíamos de una historia de tan solo
doce páginas, así que todo lo que pudimos hacer era usar al
personaje del policía y enfrentarlo al Mangler,
que es esta especie de demonio-dragón; es decir, me vi en la
obligación de expandir el breve relato original.
Para
“La cosa maldita” (The Damned Thing), basada
de nuevo en una historia bastante corta, esta vez de Ambrose Bierce,
contraté a Richard Matheson Jr., quien también se encargó del
guion de mi otro capítulo para Masters
of Horror,
“El baile de los muertos” (Dance of the Dead),basada en un relato
de su padre.Intenté hacer “Dance of the Dead” lo más realista
posible, y cuando Richard Matheson vino al set y vio the
doom room [n.
del a.: la habitación de la muerte] exclamó: “Dios
mío, ¿qué es lo que he hecho?”.
En “The Damned Thing”también tuve el propósito de que
todo pareciera auténtico. Había ese gran monstruo de aceite, que
puede interpretarse como una metáfora de algo más, que sale de las
entrañas de la tierra y que también es pura maldad.
Otra
de estas adaptaciones sería la que llevara a cabo
con Lifeforce. Fuerza
vital según
la novela Los
vampiros del espacio,
cuyo autor, Colin Wilson, expresó su desacuerdo con la versión
final de la película, a pesar de que él mismo había escrito el
libreto.¿Qué es lo que sucedió?
Tengo
una carta de Wilson en la que me confiesa lo mucho que le había
gustado la película, así que quizás cambió de opinión luego, no
lo sé. También se quejó de la elección de Mathilda May como
protagonista, diciendo que ella no era la elección perfecta. He de
decir que vi a un montón de jóvenes actrices por todo el mundo para
dar vida a este personaje, y no era capaz de encontrar a la chica,
hasta que un agente de París me habló de una bailarina de dieciocho
años que debería ver, y así fue como conseguí dar con ella.
Una
de las características de su cine sobre la que no se suele hablar
son sus referencias a otros films clásicos. Se me ocurren los
ejemplos de la propia Lifeforce,
cuyo último tramo guarda ciertas similitudes con el de ¿Qué
sucedió entonces? (Quatermass
and the Pit)
o el final de Combustión
espontánea (Spontaneous
Combustion),
con todos esos cuerpos quemándose y Jon Cypher vestido de negro de
forma similar a Vincent Price en Los
crímenes del museo de cera (House
of Wax),
cuyo director, André De Toth, aparece en la película interpretando
un pequeño papel de doctor. Ni qué decir tiene que todas estas
similitudes son totalmente premeditadas…
En
efecto. Cuando hice Lifeforce estaba
haciendo en realidad una película al estilo de Quatermass,
ya que la verdadera intención de Colin al escribir la película era
hacer una especie de producción Hammer de gran presupuesto. Así
que sí, el universo Quatermass fue una gran inspiración
para Lifeforce.
Ahora bien, pienso que hay una película que podría ir en un
programa doble con Lifeforce,
y esa es Showgirls.
Recuerdo lo quea la gente le sorprendió en su momento que hubiera
una mujer desnuda paseándose todo el tiempo por ahí. Creo que sería
un buen programa doble.
Como
colofón, me gustaría que nos comentara acerca de uno de sus
proyectos menos conocidos, ya que, según parece, fue uno de los
candidatos barajados para hacerse cargo de Batman antes de que este
terminara recayendo en manos de Tim Burton. ¿Cuáles fueron las
causas para que finalmente rechazara realizar esta película?
El
guion no era bueno. No era el mismo que más tarde rodó Tim Burton.
No sé por qué me llegó, pero por esa época me mandaban muchos
guiones y recuerdo que éste en concreto tuvo varias versiones. Hubo
muchos problemas, cambiaron al guionista… De todas maneras ya digo
que era algo bastante diferente a lo que luego fue la exitosa
película de Tim Burton. Pero sí, puedo decir que yo tuve en mis
manos el primer guion que se escribió para una película de Batman.
Traducción: José
Manuel Romero Moreno
Fotografías: Juan
Mari Ripalda, Jesús Palop & José Luis Salvador Estébenez
[1] Museo
de Arte Moderno de Nueva York.
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