Si existe un género clásico por
excelencia, ese es el western. Puede que por ese motivo cualquier intento de
“modernizarlo” ha sido duramente criticado. De eso sabe bastante Alex Cox,
director de “Directos al infierno” y de uno de los westerns más arriesgados (e
incomprendidos) de la historia del cine “Walker (una historia verdadera)”. Sin
ir más lejos, el mismísimo Sergio Leone – y por ende el “spaguetti western” -
fue vilipendiado en su momento, hasta que pasado un tiempo prudencial, su
nombre comenzó a asociarse al de maestros de la talla de John Ford o Howard
Hawks. Si seguimos en esta línea, no nos podemos olvidar de la cantidad de
producciones baratas que precedieron al éxito de Leone y que sin embargo tenían
un alto grado de calidad e interés. La crítica, siempre reticente, ha tenido
que esperar unos cuantos años para colocar en el puesto que se merecen a
algunos de los “spaguetti westerns” más significativos, como por ejemplo
“Django”, anti-héroe rudo y sin escrúpulos encarnado por Franco Nero, que viaja
con un ataúd en el que guarda una ametralladora. Este film de Sergio Corbucci
renovó de alguna manera el género ya que cambió el habitual paisaje seco y
polvoriento por un pueblo enfangado y lleno de barro (más tarde, en “El gran
silencio”, otra de sus películas, recrearía la película en la nieve), y
surgieron más de una treintena de films bastardos que aprovecharon su nombre
para seguir la estela de su éxito. (Como nota curiosa, decir que aunque Leone
vio con buenos ojos la película de Corbucci, renegaba de la mayoría de
“spaguetti-western” que se estrenaban, siendo las del estilo de las comedias
protagonizadas por Terence Hill y Bud Spencer, las que más le sacaban de
quicio).
Con la entrada del nuevo milenio,
el nombre de “Django” todavía sigue al píe del cañón (y nunca mejor dicho) e
incluso ha cruzado gran parte del globo terráqueo para que Takashi Miike
hiciera su particular revisión en “Sukiyaki Western Django” (“Sukiyaki” es un
plato típico japonés), un neowestern
en el que, no es casualidad, ya salía Quentin Tarantino en un breve y
divertidísimo papel. Pero esa no era la única vez que el director de “Pulp
Fiction” se inmiscuía en alguna película con ecos al film de Corbucci. Ahí
tienen a ese mariachi que guardaba armas en la maleta de su guitarra, de su
buen amigo Robert Rodríguez y en la que no tuvo objeción alguna en realizar un
breve papel en “Desperado”, segunda parte de la trilogía que compone “El
Mariachi” y “El Mexicano”. No es de extrañar que Tarantino, tan amante como lo
es del spaguetti-western, se decidiera por llevar a cabo su personal punto de
vista sobre el género y, como viene siendo habitual, no duda un instante en
aderezarlo con multitud de influencias cinematográficas. Pero no, no vamos a
hablar de lo multirreferencial que es QT, de eso ya se ha hablado hasta la
saciedad, sino de la capacidad de éste para reinterpretar algo tan sagrado como
lo es el “western” y lo más importante, que lo haya hecho con éxito.
Tarantino, que recordemos, debutó
tras las cámaras junto a Monte Hellman – director de otro neowestern: “El tiroteo” -, parece haber pulido su faceta de
guionista hasta llegar a construir toda una historia de la que se queda uno
cautivado a los pocos minutos de haberla empezado. Estamos de acuerdo en que
“Django Desencadenado” no es su mejor trabajo: su Django (Jamie Foxx) no está
todo lo bien construido como debería y queda ensombrecido por unos secundarios
deslumbrantes (desde Christopher Waltz a Leonardo Di Caprio, pasando por un
Samuel L. Jackson en plena forma); Broomhilda, el amor de Django que interpreta
la bella Kerry Washington (con destete incluido [primer desnudo en la
filmografía de QT, aunque muy tímido]), apenas tiene líneas de diálogos y su
presencia a veces pasa desapercibida algo que, si volvemos la vista atrás, nunca
antes había ocurrido en las anteriores películas de Tarantino con un personaje
femenino de cierta relevancia; el (sangriento) tiroteo final está muy alejado
de las intrépidas escenas de acción vistas en “Kill Bill Vol. 1” o “Malditos
Bastardos” y da la impresión de haber sido alargada innecesariamente; o ya para
finalizar, el cameo de Franco Nero (recordemos, el Django original) es de lo
más decepcionante (casi hubiera sido mejor que hubiera hecho algo similar a lo
que hizo con Castellari en “Malditos Bastardos”).
Sin embargo, pese a todas estas
pegas, “Django Desencadenado” es la película en la que Tarantino muestra mejor
capacidad para tratar las situaciones que se viven en ella, y los diálogos
entre los distintos personajes son del todo ceremoniosos. Cada una de las
palabras de “Django Desencadenado” son música para los oídos, y eso es lo que
definitivamente ha cambiado en el cine de Tarantino. Algo que poco a poco hemos
ido visto progresivamente a lo largo de su filmografía y que en “Malditos Bastardos”
era más que plausible. Quentin Tarantino es más que un artista
multirreferencial, es un escritor en toda regla capaz de engatusarte con lo que
dice, y lo más importante, por como lo dice. Al principio de su carrera parecía
imposible (o poco probable) que el autor de “Reservoir Dogs” fuera capaz de
crear momentos tan deliciosamente cómicos y desternillantes como el de las
capuchas y Don Johnson, o mantenerte en tensión durante una cena en la mansión
del personaje interpretado por DiCaprio, sin necesidad de sacar un par de
pistolas.
QT es un amante del
“spaguetti-western”, pero su película favorita a es “Rio Bravo”. Hace
referencias al cine de Corbucci, pero no se olvida de “Mandingo”… El cine de
Tarantino ha llegado a tal nivel que seguir hablando de referencias al exploit,
al clásico y al de la madre que los parió, no tiene sentido. Y no lo tiene
porque si prestamos atención a estas cosas nos estamos perdiendo a uno de los
más grandes narradores de la actualidad, ¡el verdadero espectáculo de sus películas!
Tiempo al tiempo.
4 comentarios:
A mí me gustó "Rápida y peligrosa" era como los duelos "High Noon" presentados como justas medievales. "Walker" y "El tiroteo" eran fascinantes. Acabo de ver "Django desencadenado" y me ha gustado aunque creo que su metraje es desmesurado. Saludos. Borgo.
Django Desencadenado me ha gustado, parece que QT decidió mostrarnos el origen de la Blaxploitation en lugar de devolvernos los westerns made in Almeria.
Quizá la caracterización de Django como heroe falla al Tarantino no tener idea de quien lo podría interpretar, se habló de Will Smith antes que de Jamie Foxx, Tarantino suele hacer el guión con un tipo de actor en mente y en la actualidad no hay un Fred Williamsom joven.
Sobre Leone y Corbucci te diré que segun he podido leer tanto Django como El gran Silencio no le gustaban ni una pizca. Consideraba a Corbucci un maestro de la técnica pero no le gustaban sus westerns.
Leone sobre su paternidad del Spaghetti Western: "Soy el padre,si. Pero de un montón de hijos de puta".
Saludos.
Miquel: Bueno, la verdad es que a mi no me pareció tan larga. Disfruté de Django Unchained y en ningún momento se me hizo larga. Eso si, el tiroteo final, si que da la impresión de haber sido alargado un poco.
Kinski: Pues vaya, puede que tengas razón. No sé... Sin embargo yo tenía entendido que si, que las películas de Corbucci las veía con agrado. Aún así, Leone estaba cargado de contradicciones: sin ir más lejos detestaba las comedias de Terence Hill pero produjo "Mi nombre es ninguno" y "El genio" con él de protagonista. ¡Y además la primera fue un éxito rotundo!
Tengo pendiente un pase privado de "Django desencadenado" que se vio interrumpido por causas ajenas a la organización del mismo esta misma tarde.
Cuando logre completarlo te leo la entrada y te comento que me parece que me va a dar pie.
Es que de tiempo ando así, así... Algo que no me explico, por cierto, si no hago nada concreto y en principio tengo, como poco, las tardes enteras libres junto a los fines de semana, ¿por qué ando siempre tan pillado? Pues no sé cómo me lo monto (o me lo montan) que, entre unas y otras (cosas), no saco tiempo para nada de lo que me interesa ver, leer o hacer...
Misterios propios de los parados, supongo, que igual parecemos valerles a los de alrededor para un roto que para un descosido...
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