jueves, 20 de diciembre de 2012

APOCATÁSTASIS


"Vivimos una época de gran apocatástasis, el término griego que designa el regreso de todas las cosas que se han perdido y la revelación de todas las cosas al final del tiempo. El número de extraordinarios descubrimientos arqueológicos "accidentales" que se han producido en años recientes así lo atestigua. Es como si la tierra misma "gimiera y pariese" para expulsar el pasado enterrado y olvidado. Los éxitos de la arqueología psíquica reflejan el encaminamiento de la psique humana hacia la tarea de desplegar la apocatástasis. Nuestra insistencia en el desarrollo y distribución de artefactos de grabación de imagen y sonido y nuestra nostálgica afición a coleccionar cosas del pasado forman parte de este fenómeno temporal. Nuestros extraordinarios logros en tecnología nos han permitido generar efectos especiales (en las películas) y auténticos prodigios técnicos que se han convertido en representaciones cada vez más próximas y directas de profundos procesos psíquicos. Con nuestra extraordinaria habilidad para manipular la materia, estamos casi a la par con los movimientos del espíritu. Lo que los siglos anteriores registraron en la literatura y el arte, nosotros lo modelamos tanto en la forma como en la acción con la misma sustancia del mundo, y además, sin detenernos en los límites entre lo orgánico y lo inorgánico, lo psíquico y lo hílico. El baile en espiral concéntrica que se crea de esta forma se está cerrando rápidamente en un matrimonio místico del espíritu y la materia, el resultado del cual podría muy bien incluir la transformación de la realidad física y una confrontación directa con lo divino. La apocatástasis supone la reiteración de anteriores estados de la psique y las imágenes que acompañaban a esos estados. Todo regresa para un inventario cósmico, se elabora el censo, y el mundo entero aguarda el Nuevo Nacimiento. En esta repetición a alta velocidad de estados pasados, las últimas imágenes del cristianismo todavía tienen que manifestarse. Al ritmo actual al que se están repitiendo estas antiguas imágenes, la manifestación de dichas imágenes no puede estar muy lejana e implicará, es de suponer, un sacrificio colectivo supremo, el equivalente colectivo del sacrificio del "propio hijo de Dios". 

Cultura del Apocalípsis. Ed. Adam Parfey. "Meditaciones sobre el átomo y el tiempo" de Dennis Stillings.

"Es evidente que tiene que haber una revolución radical. La crisis mundial lo exige. Nuestras vidas lo exigen. Nuestras ocupaciones, inquietudes e incidentes de cada día lo exigen. Nuestros problemas lo exigen. Tiene que haber una revolución radical, fundamental, porque en torno nuestro todo se ha derrumbado. Aunque en apariencia haya orden, en realidad lo que hay es lenta descomposición y destrucción: la oleada de destrucción supera constantemente a la oleada de la vida. 
Tiene, pues, que haber una revolución: pero no una revolución basada en una idea. (...) Una revolución basada en una idea produce derramamiento de sangre; destrucción y caos. Del caos no se puede establecer el orden; no se puede provocar deliberadamente el caos con la esperanza de que surja el orden de este caos. (...)
Esa transformación, esta revolución radical, ¿es una finalidad o se produce de instante en instante? Bien sé que nos agradaría que fuese una finalidad que alcanzar, ya que es mucho más fácil pensar en un tiempo lejano, en el futuro. Al final nos habremos transformado, al final seremos felices, al final hallaremos la verdad; pero, mientras tanto, continuemos como hasta ahora. Una mente así, que piensa en el futuro, es incapaz de actuar en el presente; por lo tanto esa mente no busca la transformación, simplemente la rehuye. (...)
La transformación no es para el futuro; jamás puede serlo. Sólo puede ser ahora, de instante a instante. 

"La libertad primera y última" de Jiddu Krishnamurti.

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