martes, 20 de septiembre de 2011

FURIA SILENCIOSA (1982): UN CHUCK NORRIS INSÓLITO



Ahora que dicen que seguramente Chuck Norris asome su bigote por la segunda parte de Los Mercenarios de Stallone, me ha venido a la mente una rareza no sólo dentro de la filmografía del actor, sino en general. Se trata de Furia silenciosa (Silent Rage, 1982) de Michael Miller, un film surgido del éxito cosechado por películas más o menos baratas, que consiguieron unas recaudaciones envidiables en las salas de cine. Se trata como no, de los slashers. Viernes 13 o Halloween, posiblemente las más conocidas, tuvieron una repercusión que debía aprovecharse, así que el hermanísimo de Chuck, Aaron Norris se asoció a los productores Andy Howard y Anthony B. Unger, y decidieron realizar un libreto escrito por Joseph Fraley  (Los valientes visten de negro) con algunos elementos, seguramente fantásticos, añadidos por Edward di Lorenzo (sin acreditar) (Lady Frankenstein). Y es que Furia silenciosa es una película muy correcta, entretenida y formal, que por el contrario intenta mezclarnos escenas con ensaladas de hostias muy al estilo de las películas de Norris (no por menos, aquí encarna a un Sheriff de un pequeño pueblo de Texas, y como tal, luce la indumentaria que le acompañaría en buena parte de su filmografía: un sombrero de cowboy y su estrella dorada en el pecho), con el terror.


Furia silenciosa arranca, - mediante unos muy loables planos secuencia -, con el estallido de “furia” de John Kirby (Brian Libby) que, en mitad de los gritos de unos críos (que juegan a la guerra) y de una ama de casa bastante insoportable, decide coger un hacha y asesinar a sangre fría a ésta y a su marido (no sin antes aprovechar y realizar una copia de la escena en la que Jack Nicholson acechaba a Shelley Duval en el baño, en El Resplandor). Rápidamente alguien llama a la policía y, como no, aparece Chuck Norris que sin pensárselo dos veces se adentra en la casa. El sheriff comienza a inspeccionar su interior hasta que encuentra los cadáveres. A raíz de esto, hubo algo que me llamó mucho la atención: Chuck Norris saca su pistola mientras sube por unas escaleras y la cámara se acerca al revolver hasta que éste ocupa prácticamente todo el cuadro. En esa escena concreta, no es Chuck Norris quien sube las escaleras, no es el héroe de la función, es un revolver, la ley, que va a imponer un poco orden y ajusticiar, si procede, al asesino del film. Por un momento piensas, “joder, esto va a ser diferente”, pero lamentablemente (o afortunadamente), lo que viene a continuación cae en lo de siempre, es decir, en la típica pelea entre el bueno y el malo. Entre Chuck Norris, - la estrella -, y el “psichokiller” de turno.

El rubio, él solito, le ha pegado una paliza a todo el bar.
Bueno, bueno… Un momento, está bien. Ahora viene lo bueno de este film, lo que lo hace único. El asesino es abatido a tiros por la policía (que no por Chuck Norris), así que antes de que éste muera deciden llevarlo a un hospital que, ¡que casualidad!, además de ser un hospital, se dedican a testar drogas nuevas con moribundos. Para colmo de males, el mad doctor de la función, Steven Keats, decide probar con este peligroso (y desquiciado) criminal una droga con la cual… ¡¡su cuerpo podrá recuperarse de todas las heridas!! Es decir, ya tenemos al asesino inmortal de los “slashers”, y a continuación tendremos más víctimas y una chica en peligro. Pero entonces, ¿por qué Furia silenciosa es una rareza? Pues porque en Furia silenciosa existe algo que, que yo sepa, nunca antes se había dado en un “slasher”. En Furia silenciosa tenemos, efectivamente, a un ¡¡action hero!! ¡¡Tenemos a Chuck Norris, mecagoenlaputa!! Un tipo que, él sólo, es capaz de pegarle una paliza a una pandilla de moteros en un bar y lanzar patadas trapezoidales mortales (valga la expresión).


Pero joder, es que también tenemos esas gotitas de ci-fi que habíamos visto: con ese mad doctor, esas jeringas que pondrían palote al mismísimo Dr. Herbert West… También tenemos un romance… ¡Tetas! Las escenas de cama de Norris con una bastante apetecible Toni Kalem, son la risión: mientras ella se entrega a la estrella y se muestra apasionada, él le propina unos besos castos y no abre la boca ni aunque le maten (o le arañen la espalda). También, gracias al orondo acompañante del sheriff, Stephen Furst, tenemos un poquito de comedia tontorrona, un poco de buddy movies (que por algo rondaba por ahí el estreno de Límite 48 horas (48 Hrs, Walter Hill, 1982), e incluso (el eterno) guiño a Taxi Driver y su “¿me hablas a mi?”.
No sé, ¿qué más se le puede pedir a una película?

"Hace gusto".
Ah, si… Reunir en ella a Dolph Lundgren, Sylvester Stallone, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Mickey Rourke, Jean Claude Van Damme, Nicolas Cage… y, ¡SI! Chuck Norris. Si es así, valdrá la pena esperar. Si no, pues tendremos que seguir soñando. 

6 comentarios:

Pepe Cahiers dijo...

¿Norris?, ¿a este no lo ahostiaba el Bruce Lee en una peli?

Fotos Antiguas de Mallorca dijo...

La vi en su estreno y creo que no la he vuelto a ver. Me acuerdo de que Norris le soltaba una manta de ostias y el tipo siempre se levantaba y no se moría nunca.

Lo de los nuevos mercenarios tiene buena pinta, ummmmmm....

Lazoworks dijo...

Pepe: no solo lo ostiaba, sino que además le arrancaba los pelos del pecho. Antológica esa escena!

Lorenzo: pues efectivamente, el malo parece inmortal (de hecho no muere y hay un susto final rollo Viernes 13, aunque bastante peor).
Expendables 2 tiene que ser la caña!

Pepe Cahiers dijo...

¿Qué me dice usted, como dos marujas desquiciadas?

Salvador Sáinz dijo...

http://espanoladasyole.blogspot.com/2011/09/declaraciones-sobre-el-cine-espanol.html

¿Conoces a ese personaje?

Lazoworks dijo...

Cahiers: quiere usted sacarme de mis casillas, eh...
Bruce Lee puede ser un poco "maruja", por los grititos y tal, pero Chuck Norris... Chuck Norris...

Salvador: Pues ahora no recuerdo si vi algún corto suyo, pero desde luego me parece una persona bastante coherente y es una lástima lo que le ha pasado.
Así va el cine español...