AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS: EL VUELO DEL NAVEGANTE (1986)

Si alguno de vosotros recuerda cual fue la primera película que alquiló en un videoclub, es que está hecho de otra madera. Eso significa que sabe apreciar los momentos buenos que da la vida… En nuestra mollera existen infinidad de bonitos recuerdos, pero ninguno de ellos se puede equiparar al momento exacto en el que uno sostiene entre sus manos la carátula de la primera película que va a alquilar en el videoclub de su barrio. Eso es algo casi religioso…

Como supongo que ya habréis adivinado, El vuelo del navegante, - aquella imperecedera cinta made in Walt Disney dirigida por el tío Randal Kleiser -, fue la PELÍCULA. Aquel fue el MOMENTO. Ahí empezó todo.

Si, se trata de una película infantil. Una película de la que a duras penas uno escribiría cuatro tonterías y que, como tantas otras de su mismo género, se han visto relegadas a la marginación que su estatus de cándida acarrea. Pero no nos equivoquemos, El vuelo del navegante no es la típica película bondadosa que uno puede llegar a ver cuando es niño. En El vuelo del navegante se cuenta el hipotético viaje espacio temporal de un niño que se enfrenta a su familia. Aquí nuestro joven protagonista, David (Joey Cramer) se llama, riñe con sus padres por culpa de su quisquilloso hermano, y el chaval, un poco morrudo para que nos vamos a engañar, decide adentrarse en el bosque con tan mala pata que cae por un precipicio y queda inconsciente durante un lapso de tiempo indeterminado. Cuando vuelve en sí, David vuelve a su casa y descubre que en ella ya no viven sus padres, sino unos ancianos.

La anciana que encuentra David en su casa.

¿No os parece jodido? ¿No os resulta chocante todo este asunto? Un chaval se enfada con sus progenitores, se cae, vuelve a su puta casa y ya no están sus padres. Aquí tenemos la primera lección jodecerebros del tío Disney: “¿te enfadas con tus padres? ¿Con tu hermano el gafitas? ¿Qué pasaría si ya no los tuvieras?”. Al chaval, como es lógico, aquel asunto no le hace ni puta gracia y lo único que espera es que todo termine siendo una broma. Una maldita broma de cámara indiscreta o de Videos de Primera, o en su defecto, un programa de estos que se hacen para hacer reflexionar a los chicos con problemas. David, el muy iluso, espera que salgan sus padres y su hermano partiéndose de la risa para luego comentar la cara de susto que había puesto. Que saliera el maldito yonqui de Cuatro, el “Hermano Mayor” creo que se llama, y le dijera que eso de “escucha David, respeta a tu familia joder, que mira como he acabado yo”. Él ya había aprendido la lección y aquello no tenía ni chispa de gracia, pero lejos de que todo se solucionase, a David le aguardarían aún más sorpresas y visiones traumatizantes para la posteridad: ver a su familia en versión 2.0, es decir, con unos cuantos años de más. Su padre aún se conserva, juega al tennis y tiene dos amantes colombianas que lo mantienen en forma, pero joder, su madre babea y el tonto de su hermano, el gafas, tiene toda la puta cara llena de granos y sufre de alopecia. Un cuadro realmente grotesco.

El hermano "gafitas" de David.

A partir de aquí pueden suceder dos cosas: que David lo acepte (al fin y al cabo es su familia, coño), o que no lo acepte y se marche al Tibet a reflexionar dentro de una cueva. Pues bien, ninguna de las dos. Sus padres son unos auténticos hijos de puta y quieren que su hijo aprenda la lección con sangre si es necesario, así que lo envían a la puta NASA. ¡Para que lo estudien y le metan sondas hasta por el culo! Además allí está al cuidado de una pizpireta Sarah Jessica Parker con un look muy ochentero que mola un montón y que demuestra que esta actriz es una de las pocas mujeres feas que te pueden poner realmente “palote”. Pero no, lejos de que nuestro protagonista descubra al fin (que ya tiene doce años, hostia), los placeres de la carne junto a Sarah, el chaval decide meterse en una nave extraterrestre que andan investigando los señores de bata blanca de la NASA para viajar en ella y... ahora si, poner un poco de orden en su desafortunada vida. Dentro además, habita un engendro mecánico de un solo ojo, muy simpático también, y un montón de monstruoitos diminutos que hacen que el viaje resulte más llevadero.

¿Y todo ello para que? Para que David vuelva a casa, justo en el momento en el que su vida comenzó a joderse, y dejar las cosas arregladas. Efectivamente, nuestro protagonista tal vez no vuelva a ser un chico normal y corriente. Tal vez cuando crezca le de por quemar containers o tirar petardos por las cloacas el día de San Juan, pero ese chico, David, nunca jamás volverá a enfadarse con sus padres ni su hermano el “gafitas”. David ha vivido en primera persona todo un viaje en el tiempo que le ha hecho recapacitar. Le ha hecho ser mejor persona para con los suyos. Ha sido duro, pero lo ha conseguido. Realmente merece la pena que te jodan la vida para apreciar lo que de verdad importa.

Si, también lo habéis adivinado, de pequeño soñaba con caerme por un acantilado y sufrir toda esa mierda que había vivido el hermano David. Soñaba con tener una segunda oportunidad. Empezar de cero.

Que buena es esta puta película.

Aquí vemos a David, haciendo una parada para mear detrás de unos matorrales.