Cuando a alguien se le pone el ejemplo de Jason Voorhees, puede opinar que se trata de un ser despiadado que, tras ahogarse en el lago por culpa de la ineptitud e irresponsabilidad de los tutores de un campamento de verano, jura vengarse de todos los jovenzuelos que pisan Crystal Lake, el lugar donde ocurrió la desgracia. Pero, ¿realmente Jason Voorhees es tan despiadado como aparenta ser? ¿Es un monstruo que no siente amor alguno? O, formulando la pregunta de otro modo, ¿Jason Voorhees amó alguna vez?
Si partimos de la primera entrega de la saga, Viernes 13 (Friday the 13th, 1980) de Sean S. Cunningham, descubrimos que quien inició su leyenda fue su propia madre, la Sra. Pamela Voorhees (Betsy Palmer), quien, movida por el dolor de la perdida de su hijo en 1957, decide asesinar a unos muchachos que, pasados los años, pretendían reabrir el campamento de Crystal Lake. Los chicos, jóvenes y vigorosos, como tantos otros de su edad, encuentran en el sexo (y las drogas) una de sus principales fuentes de placer y, aunque no se pueda asegurar que sean malos chicos, si que se podría decir que constituyen un peligro para cualquier crío que en un futuro pisara Crystal Lake. Ellos, al igual que los anteriores tutores que dejaron morir a Jason en 1957, prefieren pasar un buen rato en vez de estar al cuidado de los niños, la principal función por la que están ahí. Es por ese motivo que en 1962 dos tutores fueron asesinados mientras hacían el amor (o, simplemente, practicaban un poco de sexo). Este hecho, por supuesto, no originó ningún triste accidente como el ocurrido años atrás, pero si que supuso, en cierto modo, un acto del todo imprudente. La pareja se aleja del grupo y, escondidos en un granero, deciden copular como meros animales cuando son sorprendidos por el asesino que, en este caso y gracias a la cámara subjetiva (un recurso muy utilizado en este género), nos compromete a nosotros mismos. En ese momento, además de espectadores y testigos, nos convertimos en jueces de lo que este par de mozalbetes están haciendo y verdugos de lo que les va a ocurrir. Así que, aunque lógicamente jamás haríamos nada parecido, disfrutamos castigando la negligencia de sus actos.
Recordemos que el “tierno” Jason que murió en aquel lago, era un niño disminuido psíquico y físico que no sabía nadar. Por lo tanto, nadie en particular ahogó “conscientemente” al muchacho, sino que fue la poca profesionalidad de los tutores (que en aquel momento, según se nos cuenta, estaban entregados al placer de la carne) y su irresponsabilidad la que lo ahogó. Es decir, lo que mató a Jason fue, precisamente, la inconsciencia de aquellos chicos. Pero siguiendo esta misma explicación, y teniendo en cuenta que la Sra. Voorhees también era una de las trabajadoras del grupo y se encontraba en el campamento, uno también podría preguntarse, ¿dónde estaba ella cuando ocurrió todo? ¿Por qué desatendió a su hijo sabiendo que era disminuido y, lo más importante, no sabía nadar? La explicación nos la da, o más bien nos la intenta dar, ella misma al final de la película: “yo estaba preparando la comida, aquí, era la cocinera… ¡Deberían haber vigilado a Jason cada minuto! Él no… sabía nadar muy bien”. Posiblemente, atendiendo a sus palabras, podríamos pensar que, además de sufrir por la perdida de su hijo, la Sra. Voorhees tenía un claro sentimiento de culpa pues, aunque lo achaque todo a la inconsciencia de sus compañeros, puede que en lo más profundo ella misma no se hubiera portado como una madre ejemplar. No por menos, una vez se justifica, tiene una visión en la que ve a su hijo ahogándose y llamándola, y ella, inmersa en sus pensamientos, le contesta, “ya voy hijo, ya voy”. Está claro que aniquilando a los que se adentran en el campamento de Crystal Lake, la Sra. Voorhees intenta prestar el auxilio que no le dio a su hijo aquel fatídico día: un viernes 13. El día, además, de su cumpleaños. Sea como fuese y por mucho que le busquemos los tres pies al gato, se podría concluir diciendo que, pese a sus errores, Pamela Voorhees tampoco fue una mala madre. Sobretodo si tenemos en cuenta que Jason jamás le recriminó nada, ni mostró ni un ápice de rencor hacía su progenitora, más bien todo lo contrario. Jason profesa a su madre lo que parece ser un amor enorme e incondicional… aunque enfermizo, claro está. Esto nos lleva a la pregunta inicial, ¿Jason Voorhees amó alguna vez? Puede que si, a su madre. Pero intentemos concretar un poco más.
Si cogemos como ejemplo una de las obras platónicas por excelencia, El banquete, donde un grupo de filósofos, entre los que se encuentra el mismísimo Sócrates, comienzan a reflexionar entorno a lo que ellos entienden por amor, puede que encontremos más pistas sobre los verdaderos sentimientos de Jason, si es que los tiene o alguna vez los tuvo.
-El primero en realizar su discurso sobre el amor es Fedro, que explica que con el amor -según él, el dios más antiguo -, un hombre puede ser feliz no sólo durante su vida, sino incluso después de su muerte, pues “el que ama tiene un no sé que más divino que el que es amado, porque en su alma existe un dios”. Fedro además apunta que los amantes son capaces de morir el uno por el otro, pues “no hay hombre tan cobarde a quien el Amor no inspire el mayor valor y no le haga semejante a un héroe”. Siguiendo estas explicaciones, ¿se podría decir que Voorhees sería capaz de dar la vida por su madre? Pues tal y como hemos apuntado anteriormente, Jason Voorhees no fue quien inició la venganza contra los jóvenes que acampan en Crystal Lake, sino su progenitora. No es hasta que ésta muere cuando Voorhees decide continuar su cometido y aniquilar al igual que ella a cualquier persona que ose plantarse en su territorio; aunque, por supuesto, no lo haría sin antes acabar con quien mató a su madre, Alice Hardy (Adrienne King), quien de ese modo se convertirá en su primera víctima. Aunque aquí encontramos una contradicción muy suculenta. Si recuerdan, en la primera parte de Viernes 13, Pamela Voorhees emulaba la voz de su hijo como si éste se hubiera apoderado de ella o como si simplemente la utilizase para comunicarse. De ese modo Pamela parecía obedecerlo, pues éste le decía: “mátalos, mamá, mátalos”. Parece harto complicado saber si Pamela Voorhees hacía caso a los verdaderos designios de su hijo, con el que se comunicaba desde el más allá, o que sencillamente, estaba como una regadera y escuchaba voces, algo bastante probable, sobretodo si atendemos al trauma que debió vivir la susodicha aquel viernes 13 de 1957. Más adelante arrojaremos algo de luz a esta incógnita, no teman.
Volviendo al tema que exponíamos, lo que es seguro es que a Jason no le ha importado jamás ser disparado, acuchillado o golpeado con un hacha, por luchar por lo que él amaba: su madre. A él no le importó su “muerte”, sino la de su progenitora, por lo tanto, y pese a quien pese, valentía jamás le ha faltado. Pero entonces, ¿gracias al amor que Jason ha demostrado profesarle a su madre – vean sino que aún después de haber muerto cientos de veces, continúa erre que erre impartiendo su ejemplo – se ha convertido en un héroe? Pues a su manera, puede que si. Jason Voorhees no es bueno, pero tampoco se podría decir que sean unas espléndidas personas la mayoría de escoria a la que liquida: porreros, viciosos, juerguistas, bromistas que no se toman nada en serio… Pero pongamos un claro ejemplo en el que Jason Voorhees actúe como un auténtico héroe de verdad. Si nos situamos en la octava parte de Viernes 13, titulada Viernes 13 parte 8: Jason vuelve… para siempre (Friday the 13th Part 8: Jason takes Manhattan, 1989) de Rob Hedden, comprobaremos que después de aniquilar a toda la tripulación de un barco y llegar a Nueva York persiguiendo a la protagonista por las calles de Manhattan, Jason Voorhees salvará a ésta cuando caiga en las garras de un grupo de maleantes que planean inyectarle un poco de heroína para después violarla. Jason Voorhees llega justo por los pelos y, lejos de dejar que los malos malotes lleven a término sus planes, decide castigarlos salvando de ese modo a la chica. Bueno, momentáneamente, pues un poco más adelante volverá a perseguirla con las mismas intenciones de antes, es decir, con la intención de asesinarla.
Visto lo visto, suponemos que, dentro de su “lucha”, Jason Voorhees tiene una escala de valores a seguir. Puede que la mayoría de nosotros simplemente crea que Jason quiere matar personalmente a la chica, y de ahí que la salve de los quinquis pero, como hemos visto, lo que él combate es la inconsciencia de las personas, y dentro de esa inconsciencia existen, como no, diferentes niveles; no es lo mismo intentar dar muerte a una chica que está peleada con su padre – por cierto, separado -, y que se “enamora” de un apuesto jovencito – un mal menor -, que dar muerte urgentemente a una pandilla de berracos que pretenden violar por la fuerza a ésta, pues como vemos, el nivel de inconsciencia y peligrosidad es superior. Pero pese a que ha seguido férreamente y durante muchos años (concretamente, desde 1981 a 2455, y puede que incluso más adelante) las enseñanzas de su madre y las ha impartido sin tregua, ¿se podría decir que Jason ha conseguido la felicidad que, tal y como decía Fedro, puede conseguir el que ama? Dado su carácter, más bien inexpresivo y fantasmagórico, es muy difícil averiguarlo, pero es indudable que el amor que sentía hacia su madre lo hizo inmortal. Ese deforme escondido tras una máscara de hockey continuará eternamente vengando e impartiendo las enseñanzas (lamentablemente, criminales) de su madre. Y cuando digo eternamente, es eternamente. Jason jamás morirá mientras siga habiendo personas que, tal y como hemos apuntado más atrás, pongan en peligro la vida de los demás con su negligencia e irresponsabilidad. Pero sigamos con el siguiente filósofo de El banquete de Platón.
-Después de Fedro continúa Pausanias que, no conforme con lo que expuesto por éste, explica que no existe solamente un tipo de amor, sino dos. Un amor anciano (la Venus celestial), tal y como había dicho Fedro, y además un amor joven (la Venus popular). La diferencia entre ambos estriba en que el amor de la Venus celestial se preocupa por amar aspectos más espirituales como la sabiduría, mientras que el amor de la Venus popular da preferencia al cuerpo, es decir, al sexo, y no al alma. Por consiguiente, sabemos que Jason Voorhees, casto y puro desde su nacimiento (o eso creemos), si tuviera que sentir algún tipo de amor, estaría más cercano al de la Venus celestial que al de la popular, ya que huelga decir que no hay cosa que más haga enfadar a Jason que ver una parejita copulando, es decir, entregándose, al menos a simple vista, a la Venus popular. Pausanias dice, además, que se debería de prohibir el amor de la Venus popular, pues esta inclinación amorosa podría derivar hacia el vicio en lugar de a la virtud, y conlleva una perdida de tiempo. El amor carnal, por llamarlo de otra forma, ama algo pasajero, el cuerpo, algo que no durará eternamente pues envejece; mientras que el amante del alma – el de la Venus celestial -, se mostrará fiel durante toda su vida porque lo que ama no muere nunca. Entonces, quizás el único cometido de Voorhees no sea más que impedir que los chicos se dejen llevar por el amor carnal, en pos de un amor más cercano al que pudo sentir él hacia su madre: un amor incondicional que se aleja totalmente de la superficialidad del sexo. Si, Jason tiene unas formas un tanto toscas de “enseñar” a la gente, pero bien podría ser así, ¿no?
Pues lamentablemente no creemos que así sea. Según nos cuenta Pausanias, el amor no puede ser hermoso si no es honesto. “Nada es bello”, dice Pausanias, “sino que depende de la manera en que se hagan las cosas”. Por lo tanto, matar a la gente no parece ser una manera honesta, ni bella de prohibir que las personas se entreguen a la Venus popular. Pero tal vez me esté precipitando… Vayamos al siguiente discurso, esta vez expuesto por Erixímaco, que además es médico.
-Erixímaco les cuenta a sus compañeros el amor desde el punto de vista de "su arte, la medicina" (sic). Erixímaco cuenta que es difícil hallar el amor sino existe una armonía. Sí, tal y como hemos comentado, existen dos amores, uno celestial y otro carnal (o popular), es muy difícil encontrar una consonancia entre ambos, pues a primera vista son opuestos. Pero no por ello significa que dicha unión sea imposible. Erixímaco pone como ejemplo las estaciones del año: “siempre que los elementos, (…),lo frío y lo caliente, lo húmedo y lo seco”, a primera vista contrarios, “componen una debida y templada armonía, el año es fértil y es favorable a los hombres, a las plantas y a los animales, sin perjudicarles en nada. Pero cuando el amor intemperante”, prosigue, “predomina en la constitución de las estaciones, casi todo lo destruye y arrasa; engendra la peste y toda clase de enfermedades que atacan a los animales y a las plantas; y las heladas, los hielos y las nieblas provienen de este amor desordenado de los elementos”. Pues bien, está claro que en lo que respecta a la armonía, poca podemos encontrar por los parajes de Crystal Lake, pues según Erixímaco es posible disfrutar de un amor corporal junto con el de un amor celestial, siempre y cuando exista un mínimo de armonía y ese cuerpo no esté enfermo, es decir, no esté depravado y esté “animado por una pasión desordenada”. Y es que el caso de Crystal Lake es bien curioso, pues no sólo no encontramos un equilibrio en el terreno sexual, sino que, por parte de Jason, tampoco lo encontramos en el del (amor) celestial. La depravación que existe en dicho campamento en lo que se refiere al sexo es tan insana, como la que el cegado Jason dedica a su preciada madre. Por lo tanto, ambos casos, tal y como hemos visto, son peligrosos; aunque un amor hacia lo celestial desorbitado y exagerado constituye un peligro mayor que el que pudiéramos encontrar en la inconsciencia de dos tortolitos que por la noche fornican a la lumbre de la chimenea. Los médicos como Exirímaco pueden ser la solución, efectivamente, pues introducen el amor allá donde hace falta y lo quitan de donde sea perjudicial, así que, viendo como van las cosas, cabría decir que allí en Crystal Lake hace falta una legión de galenos para poner un poco de orden y armonía en ambos lados. Aunque hacérselo a entender a Jason no parece una tarea muy sencilla que digamos…
-Vayamos, pues, con el cuarto de los filósofos: Aristófanes, que explica que el amor proviene de la división primitiva de un único ser que, por castigo de Júpiter, fue separado en dos mitades. Estas dos mitades derivó en el estado actual de los seres humanos quienes, como apunta Aristófanes, se pasan toda su vida intentando encontrarse los unos a los otros; es decir, buscando a la mitad correspondiente del ser primitivo que fueron. Aristófanes sugiere de ese modo que los hombres sólo podrán conseguir ser felices volviendo a su unidad primitiva por naturaleza. Pero como si buscar a tu “otra mitad” no fuera una tarea de por sí difícil, Aristófanes nos lo pone aún más complicado al explicar que primitivamente existían tres tipos de hombres (provistos de cuatro brazos y cuatro piernas): los dos sexos opuestos y un tercero, llamado andrógino, compuesto de ambos. Sin entrar demasiado en materia, pues no queremos desviarnos de lo que nos interesa, Aristófanes conviene que esa difícil búsqueda nos puede llevar al amor popular o al celestial que decía Pausanias, dependiendo de la mitad con la que vayas a parar. Es decir, si la unión que se da es errónea o no. Por lo tanto, si seguimos la trayectoria criminal de Jason, podremos comprender sus actos: Jason busca, efectivamente, su otra mitad, pero no sólo eso, busca además el único vestigio de amor que una vez obtuvo, el de su madre. Un amor, efectivamente, celestial. Puede que todos estos asesinatos no sean más que un modo, no de encontrarla, ya que murió -aunque resucitó brevemente, como susto final, en la tercera parte de Viernes 13, Viernes 13 3ª Parte(Friday the 13th Part 3, 1982) de Steve Miner, para no volver a aparecer nunca más -, sino de sentirse próximo a su cariño, a su amor enfermizo. Jason mata y continuará matando hasta que su madre le diga que ya es suficiente. Vean sino como en la segunda parte, Viernes 13 2ª Parte (Friday the 13th Part 2, 1981) de Steve Miner, Ginny Field (Amy Steel) cogía “prestado” los ropajes de la madre de Jason y se hacía pasar por ella. “Todo está bien, Jason. Lo has hecho bien y todo ha terminado”, le dice, “mamá tiene un premio para ti”. Jason, veía entonces la imagen de su madre y se mostraba sumiso hasta que, lamentablemente para Ginny, descubría que la cabeza de su progenitora, colocada a modo de altar encima de una mesa, seguía allí encima. Jason descubría el engaño y volvía a lo suyo: matar. He aquí una posible solución a la incógnita que formulábamos anteriormente. En ella queda patente que es la madre quien induce al hijo a asesinar, que Jason simplemente es una marioneta que ama a su madre y que, por tanto, hará todo lo que ella le diga. Así que, cuando en la primera parte, Pamela Voorhees hablaba por Jason, no hacía más que expresar su odio, no el de su hijo. Es su actitud y rabia la que creó al monstruo que todos conocemos y, por tanto, no se puede culpar a Jason de tener un comportamiento homicida, sino a su madre y a su locura. Pero quizás podamos desvelar más cosas sobre este aspecto más adelante, paciencia.
-Agatón, el quinto filósofo en discordia, explica que en realidad el amor es el dios más joven y que no puede ser el más anciano, tal y como exponía Fedro. El amor, según Agatón, siempre se apoya en lo bello y en lo tierno, y se aleja por tanto de los corazones duros, además de estar en perpetua guerra con la fealdad.
En un principio, según esta afirmación, podemos llegar a pensar que Jason Voorhees representa esa fealdad a la que el amor combate, o todo lo contrario, que, valga la ironía, Jason Voorhees represente lo bello y que combata la fealdad que supone el sexo sucio y la inconsciencia que terminó con la unión que tenía con su madre. Pero Agatón explica que la violencia es incompatible con el amor, así que Jason Voorhees por lo tanto, no puede amar, pues el amor te “llena de dulzura y aleja la rudeza; excita la benevolencia e impide el odio”. ¿Puede entonces una “persona” sentir odio y amor a la misma vez? Si Jason Voorhees hubiera sentido alguna vez un amor verdadero, ¿continuaría matando y desencadenando el terror allá por donde fuera? Si partimos de la base que Jason no ha sido nunca una persona normal – primero porque era deforme, y segundo porque su madre, o más bien dicho, el amor que ésta le profesaba, también estaba deformado y enfermo -, podemos llegar a comprender, ni que sea remotamente, que Jason no sepa hacer otra cosa más que “matar”. Imaginemos que somos el niño deforme y subnormal que es Jason, y que un buen día nos ahogamos en un lago y “morimos”. Pasan los años y, desde una óptica celestial, desde una especie de limbo, vemos como nuestra madre comienza una despiadada batalla contra la misma inconsciencia que permitió que muriéramos. Nuestra madre asesina a diestro y siniestro, hasta que finalmente ella misma muere a manos de una de las personas a las que iba a imponer “su justicia”. Entonces, como si renaciéramos y volviéramos de ese limbo donde nos encontrábamos, o como si nunca antes hubiéramos muerto, decidimos que lo único que podemos hacer es seguir con lo que nuestra madre hacía tan bien, y no sólo eso, sino que además lo hacía por nosotros. ¿No sería precisamente este el único modo de demostrar nuestro amor? Si fuéramos como Jason -recordemos, con un grado importante de subnormalidad -, seguramente nuestra mente no sería del todo consciente de nuestros terribles actos, así que, ¿no os parece una bella, aunque escabrosa, muestra de amor? Si analizamos la conducta de Jason Voorhees, podríamos decir que su capacidad de actuación y de raciocinio se limita a la de un autómata: simplemente copia lo que hacía su madre. ¿Por qué? ¿Por qué la quería? ¿Sería esa su manera de mostrarle su amor? Una vez más, debido a su falta de inexpresividad, nos es imposible saberlo. Pero podemos pensar que el motor que le induce a cometer estos crímenes no sea otra cosa salvo el amor… O no…
-Menos mal que por aquel banquete andaba Sócrates. Puede que él nos pueda desvelar, de una vez, que misterios esconde el amor. Para empezar, Sócrates dice que el Amor es el amor de alguna cosa – muy bien Sócrates, así cualquiera es filósofo -, pero añade, de una cosa que no tenemos. Ah… Ya sabía yo que había trampa, bandido. Jason anhela a su madre, y ésta anhela a su hijo o, mejor dicho, el amor que les unía. Por fin Sócrates explica que el amor no es ningún dios, aunque tampoco es mortal. Simplemente está establecido en un punto intermedio entre los dioses y los hombres. El amor, señoras y señores, es un gran demonio, cuya única función consiste en ser un simple mediador entre los seres humanos y los dioses. Según las propias palabras de Sócrates,“llevan al cielo las súplicas y los sacrificios de éstos, y comunican a los hombres las órdenes de los dioses y la remuneración de los sacrificios que les han ofrecido”. Si atendemos a estas palabras y nos las tomamos al pie de la letra, ¿podríamos decir que Jason es en realidad un demonio? ¿Un intermediario entre los dioses y los hombres? ¿Y si os dijera que el Jason Voorhees que todos conocemos no es en realidad el mismo niño que se ahogó aquel viernes 13 de 1957?
Está bien, ya habíamos expuesto anteriormente que en Viernes 13 2ª parte, Jason era engañado por Ginny y ésta, utilizando los ropajes de su madre, se hacía pasar por ella para comunicarse con él e impedir que continúe matando. Esto nos viene a decir que, como habíamos dicho, Jason no es más que una marioneta de su progenitora y que cumple con los designios de ésta por amor. Pero que pasaría si esto no es así, que con quien hablaba Ginny en aquella película no era el verdadero Jason, sino un demonio, el mismísimo amor. Bueno, pongamos un ejemplo para explicar esta hipótesis: en Viernes 13 4ª parte: último capítulo (Friday the 13th Part 4: The Final Chapter, 1984) de Joseph Zito, posiblemente la mejor película de toda la saga, Tommy Jarvis, el personaje interpretado por un jovencísimo Corey Feldman, se rapaba la cabeza para hacerse pasar por Jason cuando era niño y comunicarse de ese modo con él. Una vez más alguien intenta encarnar a otra persona para impedir más fechorías por parte de Jason. Pero lo más curioso es que se hace pasar por él mismo, pero no en su estado actual, ya adulto – jamás hemos visto que nadie se coloque una máscara de hockey para entablar una conversación con Jason -, sino que intenta asemejarse al niño que se ahogó en Crystal Lake. Por si fuera poco, también nos llama poderosamente la atención lo que le dice: “¿te acuerdas de mi? Jason, ¿no me recuerdas?”, para después ordenarle, “no la culpes a ella”. Como vemos, Jarvis le habla como si el Jason adulto y el Jason niño no fueran el mismo ser. Jarvis, además, le insiste en que “recuerde”, por lo que podemos llegar a pensar que el Jason adulto ha olvidado lo que ocurrió o, más concretamente, lo que se le ordenó.
Como hemos visto, Jason obedece a su madre y cumple lo que ésta le ordena, pero también comprobamos que es capaz de obedecer al Jason niño. Por lo tanto, ¿quién es realmente Jason? ¿Es Jason, valga la redundancia, el mismo Jason que se ahogó? ¿No podría ser que el asesino que campa por Crystal Lake no sea más que un demonio que, tal y como decía Sócrates, se dedique a realizar los designios amorosos de Jason y Pamela Voorhees? ¿No cabría la posibilidad, aunque parezca remota, que el Jason que todos conocemos sea en realidad el mediador entre ellos y los dioses, y que su único cometido fuera el de ofrecer a éstos unos cuantos sacrificios? Además, si recordamos, el niño que se ahogó en el lago, allá en la primera parte de Viernes 13, era enquencle y deforme, y el Jason adulto, si, es deforme, pero viendo como comete sus salvajes crímenes, podríamos decir que se encuentra en plena forma e incluso está cachas. Sea como sea (ya sabemos como es esto del cine), no cabrá ninguna duda que en esta relación de madre e hijo existió un amor, por tanto el deseo que ellos anhelan es que ese amor vuelva.
Pero puede que una vez más me esté precipitando pues Sócrates sigue con su discurso y explica que el objeto del amor es la generación y perpetración de la especie. Pero, ¿por qué es precisamente la generación el objeto del amor? Pues porque el amor busca algo que no tiene, y ¿cual es el fin que todo mortal persigue? Pues, efectivamente, ser inmortal. Jason y su madre no buscan, aunque pudiera parecérnoslo, vengarse de cuantos jóvenes pasen por Crystal Lake. Pamela y Jason Voorhees anhelan recuperar algo muy preciado a lo que una vez tuvieron, la vida. Pamela Voorhees, una mujer fecunda, buscó la inmortalidad en los brazos del Sr. Voorhees (un tipo del que, por cierto, no sabemos nada) y con él tuvo un hijo, Jason, con el que conseguiría perpetrar su nombre durante los años siguientes. Jason por su parte, un niño inocente y más entregado al amor del tipo celestial que habíamos tratado anteriormente, se aferraba a la sabiduría que su progenitora le podía ofrecer, aunque tal y como hemos comprobado, sus enseñanzas no han sido todo lo “bellas” que cabía esperar. Ambos, prohibidos de este amor, anhelan el volver a la vida y se aferran a un demonio, el mismísimo amor, que sigue sin cesar los deseos de estos sin descanso alguno.
Día tras día, noche tras noche, este demonio al que todos conocemos como “Jason Voorhees” continuará sacrificando mortales con tal de conseguir que una madre y su hijo vuelvan a reencontrarse. Para que logren volver al amor que sentían en vida. El amor no es bello, ni feo, tal y como decía Sócrates en El banquete, por lo que nosotros no somos nadie para juzgar el amor (enfermizo, si, pero amor al fin y al cabo) que se procesaban el uno al otro.
17 comentarios:
¡Pedazo de entrada!. Si sigue usted produciendo semejantes tratados filosóficos sobre asesinos en serie de la ficción, voy a tener que leerlos poco a poco, cada día un fragmento para asimilar tanta información. Menudo tratado sobre el amor filial que nos ha largado usted, se ve que ha regresado inspirado, o será la paternidad que ha modificado su comportamiento humano. Le veo dando conferencias en la facultad de letras o dando cursillos de verano.
Jajaja! Bueno, supongo que no habrá nada malo en decirlo, pero esto forma parte de un libro que pienso hacer sobre el slasher que intentare colar en alguna editorial. Si no tengo suerte, pues lo colgare en el Internet que le vamos a hacer pa que se lo descarguen gratis o cualquier cosa de esas. El libro se llamará "slasher: guía de autoayuda para el asesino que llevas dentro", que le parece el titulo?
Eso está muy bien, ojalá tenga suerte, yo tengo por ahí guardado un proyecto de libro sobre religión que algún día colgaré en mi blog, cuando no tenga ya miedo de espantar a nadie.
No me haga rogárselo más, Don Cahiers. Cuelgue ese libro o páseme una copia por el amor de Dios!!!
No se preocupe, antes de que me metan en el asilo prometo publicarlo.
Ese uso incorrecto del adverbio sic...
http://es.wikipedia.org/wiki/Sic
¿Incorrecto?
Cito una frase que se dice en "El Banquete". Allí dicen que la medicina es un arte, y pongo el sic porque para mi no es ningún arte.
Por eso es incorrecto, ya que no se puede usar para expresar una opinión propia sobre algo, sino para indicar que lo que se cita es textual. Esa es la clave , que sólo se puede usar cuando se cita literalmente. De todas formas, me refería a su uso en esta otra frase:
"Por lo tanto, nadie en particular ahogó “conscientemente” al muchacho, sino que fue la poca profesionalidad de los tutores (que en aquel momento, según se nos cuenta, estaban entregados al placer de la carne) y su irresponsabilidad la que lo ahogó (sic)". Yo aquí si podría añadir un "sic" al final, para llamar la atención sobre ese que tú has incluído y así indicar que el error ya estaba en el texto original.
Pues si... En el primer caso tienes razón, en el segundo, no. Te vuelvo a repetir que pongo lo que dice el libro...
En el primer sic me líe, la verdad. Muchas gracias por corregirme. Es usted un sol. Aunque también estaría bien que opinase un poco sobre el texto. Si es una caca, una tontería, si se ha masturbado mientras lo leía. No se quede solo con los sics, hombre... Que queda un poco feo, joder.
¡TALIVAN HORTOGRAFIKO!(SIC)
Otro que tal baila...
Dejese de polémicas, Angelpitico y digame que le parece el artículo, leñe. Que para eso le pago, jeje
Ese comentario no lo he escrito yo,ha sido el injurioso que llevo dentro,como si fuese el Golum...El articulo supongo que debe de estar bien,pero no lo he leído,es que a mi tanta letra junta...eso ultimo tampoco es mio,si no fuera porque estoy jaligüineando,le haría una redacción tipo escuela.
Yo hasta hoy no tenía ni puta idea que era un "sic". Creía que hablaban de los Sith de Star Wars. ¡Cuanta ignorancia!
arrea! menuda parrafada filosofica primo, la verdad es que esta muy, muy bien tio...si realmente jason tuviera algun grado de subnormalidad, este tipo de enfermedades en casi un 100% no presentan peligrosidad alguna, aunque por una parte el cine ya sabes que le pone fantasia, aun así, este tipo de personas viven en un mundo subjetivo ajeno a todo, todo me refiero su entorno y su madre, en fin, no tienen esa chispa para motivarse a matar, es la madre, que por sus delirios de culpa y su angustia se vuelve neurotica, vamos que se convierte en el mismo demonio, se convierte en jason (ya que pienso que este no existe, sino que es la madre quien encarna a jason), seguramente me equivoque, ya que estoy ahora como jose coronado en su ultima peli, pero lo que es cierto, es que la madre amaba a su hijo, tanto que sus transtornos psiquicos lo demuestran
martines
Jajajaja! Bueno, ya he corregido lo de los sics...
Muchas gracias por pasarse Don Martinez y suerte en el Badoo ese... Jejeje
Vaya pedazo de estudio edipico-freudiano que te has soltado. No lo he leído todavía entero pero hago un copy-paste para terminarlo.
Señalas algunas ideas interesantes aunque yo no soy muy partidario de esa corriente psicoanalitica que llegó con el advenimiento del género slasher y que parece ser hoy día pensamiento único para explicar ciertas constantes.
Gran trabajo.
Por favor Mr. Quimerico, no deje de decirme que le parece cuando lo lea entero. Ya verá que está bastante alejado del psicoanalisis (más que nada porque es algo muy complicado y en la mayoría de los casos no es una ciencia exacta), y me cuenta lo que no le guste. Si quiere y le interesa, claro, ya le pasaré todo el libro cuando lo tenga completo y le aseguro que intentaré alejarme lo máximo posible de Freud, así que creo que no le disgustará!
El Slasher es el género que mejor se puede psicoanalizar por razones obvias, pero yo pretendo ir por otros caminos.
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