viernes, 20 de marzo de 2009

Perspectiva (El Relato)

"Este relato que vais a leer iba a ser un corto. Esto es un intento de rescatarlo y que Perspectiva no muera en la nada. ¿Quien sabe? Quizas algún día se logre terminar..."


Luis había encontrado el lugar perfecto para escribir su próximo proyecto. Se trataba de un soleado ático situado en un pequeño pueblo costero, con unas bellísimas vistas que daban al puerto. En aquel lugar sabía que podría encontrar la paz y la soledad necesaria para escribir el guión que le habían encargado. Luis siempre solía perderse en sitios en los que nadie le pudiera encontrar.
Entonces se puso a caminar por el piso con semblante serio y examinando todo con suma dedicación. Las paredes, el suelo de parqué, los muebles... Todo parecía nuevo y estaba exquisitamente cuidado, y eso era algo que Luis valoraba muchísimo.
-¡Me gusta! Me gusta. Si - dijo.
Jesús, el propietario del ático, sonrió satisfecho.
-Me alegro que le guste, me ha costado mucho restaurarlo - dijo.
Luis apartó un momento su mirada de los muebles y miró a Jesús. Sus ojos lo estudiaron durante unos instantes: Jesús era un hombre mayor con una enorme cicatriz en mitad la cara. Esta cicatriz quedaba algo ocultada gracias a una barba canosa y mal cuidada que lucia sin complejos. La verdad es que el aspecto de aquel viejo era de lo más penoso y su dentadura dejaba mucho que desear. Por otro lado, a Luis le llamó la atención comprobar que Jesús tenía un bastón con una empuñadura de plata en forma de lobo, tal y como aparecía en la mítica El Hombre Lobo de George Waggner.
-¿Restaurarlo? - dijo sorprendido.
-Si, se quemó.
En ese instante, la enorme cicatriz que tenía Jesús cobró otra dimensión, y Luis intentó no continuar con ese tema por temor a que Jesús se sintiera algo incomodado.
-Pues si, ha hecho un trabajo estupendo - apostillo.
-Gracias.
Acto seguido, Luis apostó por formalizar el contrato de alquiler lo antes posible y Jesús accedió gustoso.
-Lo único que me gustaría dejar claro es que no se puede tocar nada de este piso - dijo Jesús con semblante serio.
-No se preocupe por Dios, el piso está perfecto y no pienso hacer ninguna obra. Recuerde que tan solo estaré unos meses.
-Lo sé, pero es algo que me gustaría remarcar.
-No se preocupe Jesús, no habrá ningún problema. Ya lo verá.
-Lo sé, pero aún así, me gustaría pasar cada mes y cobrar yo mismo la cuota de alquiler.
-¿Como dice?
Luis comenzaba a sentirse algo herido y ese aire de desconfianza ya le estaba molestando. ¿Que se había creído ese viejo? ¡Él era un famoso escritor y su renta estaba muy por encima que de la de cualquier ciudadano de a pie!
-No, no piense que es por desconfiar de usted. Me encantan sus libros y sus relatos, y sé que usted es de los pocos inquilinos realmente buenos que voy a tener.
-Entonces, ¿porque me dice usted eso de cobrar en mano el alquiler?
-No se lo tome a mal. Yo ya soy viejo y los ancianos tenemos ciertas tonterías en las que la añoranza y la melancolía juegan un papel fundamental - mientras hablaba, Jesús parecía algo triste -. Yo no puedo vivir aquí porque este lugar me trae demasiados recuerdos. Pero por otro lado no puedo venderlo porque necesito saber que lo que viví aquí todavía sigue estando... No sé si me explico...
Luis comenzó a comprender a ese anciano triste y decaído.
-Está bien, no se preocupe. ¡Cada día 30 aquí estaré esperandole a que usted venga! ¿De acuerdo?
-Me alegro que lo entienda señor. A pesar de mi dolor, no puedo olvidar que este lugar forma parte de mi.
Luis acompañó al anciano a la salida, no sin antes acordar una vez más, que cada final de mes Jesús se pasaría a cobrar el pago del alquiler.

***
Pasó el tiempo y Luis comenzó a escribir su ansiado proyecto cinematográfico. Se trataba de un guión para una película de hombres lobo. Él estaba muy acostumbrado a ser reconocido con sus relatos y sus novelas, de las cuales se vendían millones de ejemplares, por lo que su iniciación en el cine - un arte sobrevalorado según sus propias palabras -, suponía darle un nuevo rumbo a su exitosa carrera.


Él sabía que aunque jamás hubiera escrito ninguno, aquel guión iba suponer todo una revolución en el mundo del cine. Aquello iba a ser el mejor guión sobre hombres lobo desde Aullidos y La Bestia y la Espada Mágica. Luis estaba bastante ilusionado porque sabía que aquello no iba a suponer ningún problema para él y una vez más iba a demostrar al mundo de lo que era capaz.
Pero lamentablemente los problemas llegaron y llegó un punto en que Luis no encontraba un modo de salir adelante con ese fabuloso guión. Se había quedado estancado y no había forma de avanzar.
Comenzó a ver algunas obras maestras para empaparse bien de como debía ser la estructura de un buen guión. Así que en una tarde vio Él, Sed de Mal, Rio Bravo y Jules y Jim. Todas le parecieron grandes películas, pero aún así no conseguía avanzar con su guión. "Claro", se dijo, "estas películas no son de género fantástico. Tengo que ver películas de terror".
Así que prefirió quedarse toda la noche en vela viendo más films. Está vez de cine fantástico. Así que en una noche se tragó Miss Muerte, El Testamento del Dr. Mabuse, Freaks, Psicosis y La maldición del hombre lobo.


Pero no había manera... Parecía que la inspiración se hubiera esfumado y sus ideas se hubieran ido de vacaciones. ¿Que le estaba pasando?
Entonces posó su mirada en un espantoso cuadro colgado justo a su lado. Era horrible. Por más que lo intentara en su mente aparecía la imagen de ese espantoso cuadro y por culpa de aquello no podía concentrarse. ¿Se estaría volviendo loco?



Poco a poco su dieta diaria comenzó a basarse esencialmente en vino y queso, y permanecía ebrio practicamente todo el día tumbado en el sofá y mirando aquel maldito cuadro.
Un día sonó repentinamente su teléfono móvil. Era Roberto, el productor.
-¡Roberto! - dijo intentando que no se le notará su estado de embriaguez -. Por su puesto, lo tengo casi acabado.
Como es lógico mintió. Apenas había llegado a un planteamiento formal del guión y Roberto ya le estaba pidiendo lo que tuviera escrito.
-Tranquilo, hombre. No seas impaciente. Todo a su debido tiempo.
Cuando colgó, Luis se quedó sentado enfrascado en el terror de sus pensamientos. ¡Se estaba quedando sin ideas!
Entonces se volvió y vio aquel espantoso cuadro colgado en la pared. Tal vez aquello era lo que le estaba causando toda esa falta de inspiración. "Tengo que deshacerme de él", pensó. Así que cogió aquel cuadro y lo tiró a un container próximo al edificio.


En su lugar colocó un enorme cuadro con la cara de un buda. Era hermoso y le daba cierta paz al piso. Si, sin ninguna duda había hecho bien.

***
A final de mes Jesús se acercó al piso tal y como había acordado con Luis, para cobrar la cuota. Jesús tenía hasta ganas de ver en el cine aquella película sobre hombres lobo que estaba escribiendo aquel genio.
Pero picó a la puerta y nadie abría. Nadie contestaba al otro lado, así que aporreó con más fuerza e insistencia la puerta del piso hasta que escuchó a alguien en el interior.
-Ya va, ya va...
La voz parecía cansada y aturdida. Al cabo de unos segundos la puerta se entreabrió con la cadena echada. Jesús se quedó sorprendido, Luis tenía un aspecto horroroso.
-Hola Luis, vengo a cobrar.
-Si, un momento - dijo.
Entonces Luis se metió en el interior del piso dejando la puerta abierta, pero con la cadena echada.
Mientras Jesús aguardaba a que Luis volviera con el dinero, comenzó a escuchar bastante ruido que provenía del interior. Parecía que algo se hubiera caído y eso hizo que se sintiera algo crispado e intranquilo. "¿Que estará haciendo este desgraciado?", pensó.
Intentó averiguar de que se trataba mirando por el hueco de la puerta, pero no alcanzaba a ver lo que hacía Luis. Cuando de repente se percató de algo. Algo que le llamó realmente la atención: un cuadro con un enorme Buda dibujado.
-¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta! - comenzó a gritar histérico.
-Ya va... Ya va... Estoy buscando el dinero hijo de la gran puta. Espera joder - dijo Luis sin prestar atención a nada ni a nadie.
-¡Abre la puerta te he dicho!
Jesús comenzó a aporrear la puerta pero Luis no le hacia caso, así que optó por meter su brazo en el interior del piso y quitar la cadena de la puerta.
-¿Dónde demonios guarde la maldita cartera? - se preguntó Luis.
Y cuando se volvió se encontró a Jesús en mitad del comedor.
-¿Dónde está? - dijo en un tono serio y amenazador.
-Lo estoy buscando Jesús. No te preocupes que debe estar por aquí.
Luis tenía un pedo considerable y comenzó a rebuscar entre su cazadora cuando al fin encontró su cartera.
-Ya está, aquí tengo el dinero.
-¿¡Dónde está?! - volvió a increparle Jesús.
-Joder Jesús, aquí está hombre. No te preocupes, ya te doy el dinero.
-¿¡Dónde está?!
-Pero no ves que...
Repentinamente un puñetazo dejó medio aturdido a Luis, y este cayó al suelo.
-¿Donde esta el cuadro?
-¿Q... Qué cuadro?
Jesús alzó su pierna y estampó la suela de sus botas contra el rostro de Luis.
-¿Te has vuelto loco? ¡Que cojones te pasa!
-¿Dónde demonios has metido mi cuadro hijo de puta?
Repentinamente, Luis recordó todo con claridad y se vio a si mismo tirando aquel espantoso cuadro al container.
-Lo cambié por uno mejor.
-¿¡Que hiciste con él?!
-Pero Jesús, si es por dinero no te preocupes, yo...
Un guantazo volvió a impedir que Luis acabara la frase.
-¡¿Que hiciste con mi cuadro!? - Jesús parecía cada vez más enfadado y menos paciente.
-Te has vuelto loco. Maldito cabrón. ¡Te voy a denunciar!
Entonces Jesús optó por pegarle directamente con su propio bastón.
-Dime que cojones has hecho con mi cuadro.
-Para, ¡para por favor!
Jesús no paraba de darle golpes una y otra vez con su bastón.
-No pararé hasta que me digas lo que has hecho con él.
Luis permanecía medio indefenso en el suelo, con la única intención de parar los máximos golpes posibles.
-¡Lo tiré! ¡Lo tiré a la puta basura! - dijo Luis.
Aquello resonó por todo el piso dejando paso a un enorme silencio. Entonces Jesús se agachó y cogió de los pelos a Luis.
-¿Has tirado mi cuadro?
-Si, lo siento Jesús. Yo...
-¿Por que?
-De verdad si necesitas dinero yo te lo pago. Lo siento mucho, no sabía que tuviera tanto valor para ti...
-¿Por que? - volvió a repetir Jesús.
-No... no lo sé... Yo...
-¡¿Por que?!
Entonces Luis comenzó a llorar como un niño.
-¡Pues porque estaba mal dibujado joder!. Ese cuadro era una puta mierda. Era horrible. ¡Estaba mal dibujado! ¡No tenía perspectiva!
Jesús aguardó en silencio mientras miraba aterrorizado a Luis. No podía creer lo que le había dicho aquel artista de mierda.
-¿Has tirado ese cuadro por el simple hecho de estar mal dibujado? - dijo con los ojos inyectados en lágrimas.
-Si.
-Así que esta es tu manera de librarte de lo que no te gusta...
-No yo...
-Cállate hijo de perra. ¿Sabes una cosa? Mi mujer dibujaba cuadros. Se pasaba horas y horas dibujando lienzos y para ella eran la cosa más bonita del mundo. Y yo disfrutaba viéndola dibujar.
-Jesús perdona... - volvió a implorar.
-Cállate. Un día cuando regresaba del trabajo me encontré con mi casa ardiendo. Pero te puedo asegurar que lo más terror me causó fue descubrir que mi esposa todavia se encontraba en el interior. Desde afuera podía oirla gritar auxilio - Jesús tuvo que hacer una breve pausa para coger fuerzas y continuar con lo que estaba diciendo-. Así que no dude ni un solo instante en meterme dentro para rescatarla. De ahí esta espantosa cicatriz.
Luis volvió a mirar la cicatriz de Jesús. Ahora si que había cogido una nueva dimensión.
-Aquellas llamas se llevaron lo que más quería en este mundo querido Luis. Y ese cuadro que tanto odias fue lo único que pude rescatar del incendio.
Luis no se podía creer lo que estaba escuchando. ¿¡Que había hecho?!
-Lo siento mucho de verdad... Te pagaré lo que haga falta.
Jesús se lo quedó mirando con una mirada fría y cortante como un bisturí.
-Según tú ese cuadro era horrible y carecía de perspectiva. Y simplemente lo destruiste por que no era perfecto... ¿Que clase de artista eres tú?
-Lo siento, te lo pagaré, te lo pagaré...
-Y tanto que lo pagarás. Lo pagarás muy caro.
Jesús levantó su bastón y volvió a estamparlo contra la cabeza de Luis. Esta vez los golpes eran más violentos y desgarradores. Y Jesús no paró hasta ver que Luis perdía el conocimiento.
Entonces recobró el aliento y recapacito en lo que había hecho. Por un momento no pudo evitar sentir cierta lastima por como había acabado la cosa y un sentimiento de arrepentimiento le produjo un escalofrío por todo su cuerpo.
Tal vez aquel hombre habría muerto.

***
Pasaron los días, las semanas y los meses, y nadie sabía nada del paradero de Luis. Había desaparecido de la faz de la tierra.
Jesús por el contrario, continuó con sus tonterias nostalgicas de viejo chocho y siguió haciendo aquellas visitas periódicas a su piso. Y es que cuando menos se lo esperaba su vida volvió a iluminarse con una pizca de felicidad: un vecino y antiguo amigo de la familia, rescató el cuadro del interior del container. A aquel viejo bribón siempre le había llamado la atención la poca profundidad que tenían los cuadros de la mujer de Jesús e instintivamente lo cogió para enseñárselo.
-Mira Jesús - le dijo -. He encontrado en la basura, un cuadro muy parecido a los que hacía tu mujer que en paz descanse.
¡Que sorpresa se llevó Jesús! Así que una vez recuperado, mando a la mierda el cuadro del buda y volvió a colocar el cuadro de su mujer en el lugar donde le correspondía estar.


Pero aparte Jesús tenía otro motivo por el que visitar más a menudo su piso. Tenía un inquilino muy especial al que cuidar y al que tenía que visitar todos los días. Aquel nuevo visitante no se valía por si mismo y Jesús tenía que lavarlo, alimentarlo, acostarlo. Aquel nuevo inquilino era una persona que había aprendido a disfrutar del arte en todo su esplendor. Sin ningún tipo de complejos.
Aquel nuevo inquilino era Luis. Y aquellos terribles golpes que le dio Jesús le causaron unos daños irreparables tanto física como intelectualmente.
Pero Jesús se prometió que cuidaría de él pasara lo que pasara. Incluso le tenía guardado un lugar muy especial en el piso. Un lugar frente al cuadro de su mujer.Frente al cuadro sin perspectiva.

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